Manifestación el 9 de mayo en Francia para exigir una mayor ambición contra el cambio climático. E. C.

Francia, diferente y sin complejos

La Asamblea Nacional aprueba el proyecto de ley del clima 16 días antes del 'España 2050' y con propuestas similares

Domingo, 30 de mayo 2021, 09:35

Prospección es la palabra. No hay gobierno, multinacional, universidad o centros de interés de todo tipo que no hayan bendecido la palabra prospección, entendida como la exploración de posibilidades futuras basadas en los indicios -pocos o muchos- de los que disponemos en este momento. Y si eso siempre ha sido así, ahora, metidos ya de lleno en la cuarta revolución industrial, es obligatorio un análisis permanente de hacia dónde va la humanidad, ante el peligro cierto de que media docena de personas -los dueños de los GAFA sin ir más lejos- decidan nuestro destino antes que los gobiernos.

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Pedro Sánchez presentó el pasado 20 de este mes el plan 'España 2050', el primer ejercicio colectivo de prospectiva estratégica que se realiza aquí, con el objetivo de decidir entre todos «qué país queremos ser dentro de 30 años». Cien investigadores de reconocido prestigio colaboraron en el documento.

La reacción del líder de la oposición y presidente del Partido Popular, Pablo Casado, fue conocida: «Un insulto a los españoles». Profunda reflexión, sin duda.

En 1963 se creó en nuestro país un eslogan de éxito para promocionar el sector turístico: 'Spain is different'. Hoy cabría preguntarse si seguimos siendo diferentes por nuestra excelencia o por nuestros complejos.

La lucha contra el cambio climático, la inteligencia artificial, la robotización, la impresión 3D, la nanotecnología, la computación cuántica o el internet de las cosas han cambiado ya tanto nuestras vidas, casi sin darnos cuenta, que nuestra preocupación empieza a ser el riesgo ético de alguno de estos avances que van a llegar más pronto que tarde. Por eso es importante, vital, un ejercicio de prospección permanente sobre lo que nos va a pasar a corto, medio y largo plazo.

Mientras en España el líder de la oposición dice que un plan ambicioso de estudio como el 'España 2050' es un insulto, en Francia se lo han tomado tan en serio que el pasado 4 de este mes de mayo -es decir, 16 días antes de que Pedro Sánchez presentara su documento-, la Asamblea Nacional francesa aprobaba en primera lectura el Proyecto de Ley de Clima y Resiliencia tras uno de los debates parlamentarios más largos de la Quinta República: 110 horas. Un texto el aprobado que traduce buena parte de las propuestas de los 150 ciudadanos que por sorteo formaron parte de la Convención Ciudadana por el Clima, por iniciativa directa de Macron. Las propuestas que redactaron durante nueve meses se las presentaron al presidente de la República en junio de 2020 y al mes siguiente se tomaron ya las dos primeras medidas: prohibición de terrazas climatizadas; y moratoria sobre nuevos centros comerciales en las afueras de las ciudades. ¿Cuáles fueron las primeras reacciones? Las de las organizaciones medioambientales, que consideran insuficiente y poco ambicioso el combate contra el cambio climático, y que a las veinticuatro horas ya salieron a la calle a manifestarse y avisar a la derecha de que no bloquee esa ley en el Senado.

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Algunas medidas

Alguna de las medidas, que también figurarían en el documento español 16 días después, son, por ejemplo: prohibición de centros comerciales en áreas rurales; prohibir todos los vuelos domésticos para los que exista una alternativa que emita menos CO2 en menos de 2,5 horas; en todos los comedores públicos será obligatoria una opción vegetariana diaria; limitación de tráfico rodado en las ciudades en 2024; a partir de 2025, ya no será posible alquilar viviendas de alto consumo energético; en 2040, ya no será posible comercializar vehículos pesados que utilicen combustibles fósiles, diésel o gasolina. Y esto solo respecto al cambio climático.

En muchas ocasiones nos referimos a Francia para poner de relieve sus ventajas en tantas cosas. Por ejemplo, desde Asturias hablamos de su tarifa eléctrica ventajosa respecto a la de nuestras industrias. Es fácil: sus 58 reactores nucleares explican su ventaja competitiva. Francia: diferente y sin complejos.

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