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Las grandes marcas europeas y japonesas se rinden ante las chinas

Domingo, 17 de marzo 2024, 01:00

El Plan MIC 2025 (Made in China 2025) busca entre sus objetivos reducir su dependencia de tecnología ajena, imponer la suya y tratar de liderar la cuarta revolución industrial. Lo consiguió canibalizando el mercado de la telefonía móvil, en donde solo Apple y Samsung son excepciones al poderío chino. Y ahora quiere hacerlo con el automóvil. El sector, lejos de buscar la confrontación abierta, ha optado por el acercamiento. Firmas como Mercedes colaboran ya con BYD, principal fabricante de coches chino, con la submarca de lujo DEZA. Su batería Blade equipa ya modelos de Tesla, Toyota, Kia y la propia Mercedes, mientras que Volkswagen, General Motors y otra vez la Mercedes producen y comercializan sus automóviles en el país asiático. En Japón, los dos «enemigos íntimos», Honda y Nissan, se plantean una «asociación estratégica» en software y electricidad para afrontar la emergente competencia china.

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Mientras la UE protesta «dentro de un orden» por una competencia que se nutre de subvenciones públicas a los fabricantes y ayudas a las compras individuales, en Estados Unidos siguen alimentando el 'Made in USA', defendiendo a capa y espada las inversiones extranjeras, cada vez mayores, y preservando la industria por motivos de «seguridad nacional». Ejemplo: Nippon Steel puso encima de la mesa 14.900 millones de dólares para hacerse con la compañía siderúrgica US Steel y en eso apareció Biden y mandó parar. Mientras, en la UE asistimos casi como espectadores a la gran batalla por la innovación.

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