El horno 'B' de Gijón paraliza su actividad con la incertidumbre sobre su reapertura

ArcelorMittal procedió ayer a la parada técnica del horno 'B' de Gijón para reparar la pared refractaria de su interior. Los trabajos tendrán un coste aproximado de 30 millones, darán empleo a más de 500 personas, fundamentalmente de la empresa auxiliar, que trabajarán durante 24 horas y a tres turnos. La reforma no estará finalizada hasta finales de septiembre, pero, a día de hoy, el futuro de esa instalación sigue sin estar despejado. La previsión es que la multinacional no tome una decisión sobre su reapertura hasta el mes de septiembre, pero los resultados económicos que obtuvo el grupo durante el segundo trimestre del año no invitan al optimismo. Su reapertura dependerá, en última instancia, del comportamiento del mercado mundial del acero, especialmente complicado en Europa. A la espera de esa decisión, la empresa todavía no ha acordado con los sindicatos el calendario de parada de instalaciones que se vería obligado a llevar a cabo en el caso de que el horno 'B' no reanude su actividad en septiembre. De momento, la parada ha obligado a suspender la actividad del sínter y también reducirá la actividad de la acería de Gijón .

El portavoz del gobierno asturiano, Guillermo Martínez, reconoció ayer que el Ejecutivo regional sigue con «preocupación» la posibilidad de que se prolongue el cierre del horno 'B'. En este sentido, incidió en que el Gobierno regional está haciendo las gestiones preceptivas para mejorar la tarifa eléctrica de las grandes empresas consumidoras de energía de la región, entre las que se encuentra la multinacional siderúrgica. De hecho, la empresa ha venido manifestando durante sus últimas intervenciones públicas que el coste de la producción del acero va a ser clave a partir de ahora para adoptar decisiones importantes como el mantenimiento de los hornos altos en el sur de Europa. En el caso de Asturias, sus directivos se han marcado como objetivo reducir los costes en 30 euros por tonelada de acero producida.

Las mejoras técnicas que incluye el nuevo refractario que se instalará en el horno, mucho más estrecho que el actual, permitirán al grupo disponer de un volumen extra de arrabio que podría ser necesario en un futuro si la demanda de acero en Europa se recupera, un escenario que, a día de hoy, parece muy lejano. El desgaste del acero del horno 'B' se concentra en la zona curva de la instalación, pero es especialmente agresivo en el área denominada 'pata de elefante' que es desde donde en los últimos meses se ha venido observando la temperatura de la instalación para que, si se sobrepasan los límites de calor permitidos, se pudiera proceder a su refrigeración.

Los bloques de carbono de alta resistencia que serán sustituidos fueron construidos en Japón y China. Permitirán alargar en al menos 15 años la vida útil del horno y, al tener un grosor menor que el actual, aumentarán la capacidad de producción del horno en 160.000 toneladas. La obra también incluye diferentes mejoras en la inyección de carbón que reducirán en 12 millones al año los costes y conseguirán una marcha más regular del horno que le permitirá incrementar la producción en otras 250.000 toneladas al mes.

También se harán mejoras en los PLC (controladores lógicos programables), responsables de buena parte de las tareas automáticas, y se colocarán staves (placas) de cobre en la cuba del horno para mejorar su refrigeración, primordial para garantizar el buen funcionamiento de la instalación. Estas piezas cubren el interior del horno para compensar las elevadas temperaturas de hasta 1.600 grados que se alcanzan durante el proceso productivo.