Motor

Mark Webber, despedida y cierre

La 'pole' del australiano en Japón supone un pequeño premio para un piloto que dejará el 'paddock' cuando finalice 2013 y que nunca aceptó de buen grado ser el escudero de Vettel

D. SÁNCHEZ DE CASTRO

Domingo, 13 de octubre 2013, 03:39

A primera hora de ayer en España, muchos veían con sorpresa cómo un Red Bull tenía problemas. El asombro no era por el fallo del KERS, algo que ha perseguido de manera intermitente al equipo austríaco a lo largo de toda la temporada, sino por el número que lucía el monoplaza afectado. Esta vez no era Mark Webber el que tenía que jurar en arameo por el enésimo fallo de su RB9, sino Sebastian Vettel. El alemán se presentaba en Suzuka como el más firme candidato para salir primero hoy, pero se tuvo que conformar con un 'simple' segundo puesto.

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La mala suerte que ha perseguido a Webber a lo largo de la temporada se ha convertido ya en un chiste recurrente en el 'paddock' y entre los aficionados. Hasta el propio Mark, que es uno de los pilotos más divertidos de la F-1 en el trato personal, se lo toma con cierto humor. No le queda más remedio. Ayer, por Twitter, incluso Jean-Eric Vergne le mandaba un mensaje al respecto: «Colega, podrías haberte quedado con el gato negro en tu coche después de Corea! Felicidades por la 'pole'». El francés acababa de bajarse de su Toro Rosso, cuyos frenos traseros se bloquearon y provocaron un pequeño incendio.

Webber afronta la recta final de su carrera en F-1 con más amargor del que hubiera esperado. Su rol como escudero de Vettel no llegó por gusto, sino prácticamente por imposición. El australiano ha sido el piloto de transición entre la primera época de crecimiento de Red Bull y la era de gloria del equipo. La fulgurante irrupción de Vettel le relegó, de manera obligada, a un papel de segundón, pese a que siempre se rebeló cuando pudo. Aquel «no está mal para el piloto número dos», o la famosa bronca en Malasia por el 'Multi 21' no son más que las demostraciones públicas de una incomodidad que, poco a poco, fue socavando las ganas de Webber de seguir en la F-1.

El australiano no es, posiblemente, un piloto puntero. No al menos en esa imaginaria linea en la que están Fernando Alonso, Lewis Hamilton, Sebastian Vettel o Kimi Räikkönen. Webber no es un superclase. Rozó el éxito en aquel alocado 2010 y poco más. En cuanto Red Bull hizo un 'all in' por Vettel, las opciones de cumplir el sueño de proclamarse campeón se fueron disipando. No obstante, que su marcha de la F-1 no nos haga olvidarnos de sus grandes 'peros'.

Por un lado, nunca ha entendido bien las Pirelli. Eso es un error común a muchos pilotos, pero en el caso de Webber, según ha confesado él mismo en diversas ocasiones, el entendimiento de los neumáticos no ha sido su fuerte. Por otro lado, lo raro es que Webber no pierda posiciones en la salida. El australiano no arranca casi nunca mejor que los rivales que tiene al lado, lo que muchas veces ha echado por tierra buenas clasificaciones.

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El líder de Porsche

Cuando cierre su maleta en Brasil, Webber pondrá fin a una larga trayectoria en Fórmula-1 que empezó, sustituyendo a Alonso en Minardi, en Australia 2002. Su marcha se precipitó cuando recibió una llamada desde Alemania. Concretamente desde Stuttgart. En las oficinas de Porsche le ofrecieron un reto: liderar el regreso de la mítica marca a la máxima categoría del campeonato del mundo de resistencia. Webber no se lo pensó. ¿Qué mejor aliciente para un piloto como Webber que convertirse, por fin, en el líder de una escudería?

Uno de los que más le echará de menos es Alonso, con quien comparte amistad y descubridor, Flavio Briatore. El piloto español ha sido, sobre todo en estos últimos dos años, más compañero de Webber que Vettel.

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