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Nerea Pena marca un penalti durante la final del europeo en Budapest
Amarga plata para las guerreras
europeo femenino 2014

Amarga plata para las guerreras

Un nuevo descenso de nivel a la salida del vestuario condenó a la selección española en la final del Europeo de Balonmano.

Javier Bragado

Domingo, 21 de diciembre 2014, 19:46

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Las guerreras se despidieron del Europeo con mala cara y rabia. Los diez goles en la final de Nerea Pena, las habituales paradas de Silvia Navarro y la inteligencia de Macarena Aguilar no bastaron. Paradójicamente, las jugadoras de Jorge Dueñas lloraron de rabia y de emoción antes de colgarse una plata que antes del torneo se habría deseado. Pero lo cierto es que explotaron porque volvieron a repetir su defecto en el torneo: después de encadenar una gran primera parte contra las dominadoras del balonmano perdieron la ventaja a la salida del descanso y no lograron volver a remontar. En ese tiempo los fallos en 4 de los 10 penaltis y el talento de sus rivales pintaron una sobresaliente segunda parte de las de Thorir Hergeirsson.

No obstante, la imagen de la selección española se reafirmó en el duelo por lo más preciado aunque fuera una derrota. De inicio tutearon a las noruegas en ataque, frenaron a la mejor pivote del mundo (Heidi Loke), impidieron cualquier opción del letal contragolpe escandinavo y se marcharon a los vestuarios con la victoria parcial sobre un equipo que también las había ganado en la segunda fase del campeonato (29-26). En esos minutos del comienzo apareció Nerea Pena, punta de lanza de la apuesta de Jorge Dueñas por el uno contra uno mientras que Silvia Navarro recordó a sus rivales que se agiganta bajo la portería (entonces detuvo un lanzamiento de penalti). A ellas se sumó Macarena Aguilar en la dirección, quien supo distribuir los roles ante el marcaje de las noruegas a Marta Mangué y la capacidad defensiva de unas jugadoras que conservaron la ventaja a pesar de sufrir tres exclusiones.

Sin embargo, la salida del segundo tiempo volvió a derribar el trabajo de las españolas. Como ante Rumanía o Montenegro, las de Jorge Dueñas se desinflaron. Las noruegas encadenaron un pacial 8-4 que ensombreció la mente y encogió a las españolas. Apareció el brazo de Pena para agitar las conciencias de sus compañeras y de la mano de la balonmanista del Bera Bera las esperanzas regresaron cada vez que igualaron el marcador. Sin embargo, las talentosas noruegas no frenaron en esta ocasión su juego alegre y alcanzaron la proeza de anotar 21 goles en 15 minutos para ejecutar a las españolas antes del final (23-20). De nada sirvió el empuje de Pena, quien junto a Carmen Martín alimentó el hambre de las españolas porque hasta entonces la mala fortuna (lesiones) las había apartado del grupo de guerreras. La navarra se despidió del torneo con el nombramiento de mejor jugadora de la final con sus diez goles y la almeriense con el reconocimiento como mejor extremo derecho del campeonato. Sin embargo, a ninguna de las dos guerreras les sirvió de consuelo su novedosa plata porque arañaron el oro y la clasificación directa para los siguientes Juegos Olímpicos y se lo arrancaron las escandinavas, dominadoras de un deporte en el que suman 6 títulos europeos en 11 torneos.

Acabada la final y superado el sofoco, las españolas valoraron su nuevo capítulo. A su juego reconocible han sumado su capacidad para competir y su respeto como adversarias. Durante los últimos seis años las de Jorge Dueñas se han colgado 4 medallas en un deporte en el que antes sólo contemplaban el desierto. Son un icono de rebelión. En el Europeo celebrado en Croacia y Hungría las guerreras demostraron en el evento su coraje y talento en un panorama desalentador con clubs desaparecidos y escasas ayudas. Al final del evento sumaron experiencia y ánimo de revancha para encender de nuevo su ambición. Es otro paso más de un grupo con jóvenes dispersas por toda Europa que se reúnen en cada convocatoria para aportar un granito de arena para el crecimiento presente y futuro del balonmano. De hecho, en la entrega de medallas enseñaron su otra cara, la de su bravura y la alegría por el subcampeonato. Saben que si mantienen el paso el camino también conservarán sus opciones para volver a acercarse al peldaño más alto del podio. Además, sus rivales ya temen que las guerreras nunca se van a conformar con la plata.

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