Miguel García: «Soy de agua dulce, pero siempre le pido al Cristo del Socorro salir airoso de las regatas»
El seleccionador nacional de piragüismo repasa su infancia y su trayectoria deportiva en el pregón de apertura de las fiestas en Luanco
«Este pregón es de agua dulce, más de pantanos y ríos que de agua salada, pero siempre le pido al Cristo del Socorro salir ... airoso de las regatas». El discurso de apertura de este año de las fiestas del Socorro de Luanco, en Gozón, estuvo lleno de deporte y anécdotas de infancia. El seleccionador nacional de piragüismo, Miguel García, cumplió su papel a la perfección, a pesar de «los nervios de la primera vez», según bromeó minutos antes. Mientras que la tradición marinera, como luanquín, la tuvo muy presente, no dejó de lado el «hacer un llamamiento» a las autoridades presentes, pidiendo «más recursos» para la promoción del deporte como ejemplo de vida saludable.
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Antes de que el seleccionador hablara, abrió la presentación el alcalde de Gozón, Jorge Suárez, quien destacó las fiestas del Socorro como algo que «va más allá de lo lúdico y forma ya parte del arraigo cultural de la villa de Luanco». Su opinión la compartió el público luanquín, casi doscientos ciudadanos que acudieron, como cada año, al IES Cristo del Socorro para escuchar el pregón. «Para algunos de nosotros ya es una tradición el venir, aunque sólo sea para ver al pregonero, porque siempre es alguien conocido», explicó a las puertas del instituto José Miguel Gutiérrez, vecino de la villa. Poco antes de empezar, el alcalde hizo entrega a García de la insignia como pregonero, un acto que se llevó los aplausos de todos los allí reunidos, especialmente el de la familia del piragüista. Precisamente, como dijo en su entrevista a EL COMERCIO, García tuvo muy presente sus raíces, «la tradición del Cristo del Socorro y la ascendencia marinera» de la familia que se manifestaría más tarde en su profesión.
Los juegos en la playa de la Ribera, las marañuelas de Luanco y la apertura de la Sociedad Deportiva Gauzón, con sus inicios en el piragüismo, colmaron un pregón lleno de recuerdos. «Aún no sabía coger una pala, pero ya tenía el veneno dentro, yo quería ser piragüista», subrayó en voz alta.
Finalmente, aprovechó la atención del público y de las autoridades presentes –con la corporación municipal en primera fila– para «levantar la voz en demanda de una política deportiva más seria y con más recursos, principalmente en la promoción», pues los valores de cercanía y compañerismo que da el deporte, «hoy en día están en decadencia». Además de la salud física, subrayó, «genera un bienestar mental, algo muy difícil de lograr en esta sociedad en la que sobrevivimos, llena de estrés, ansiedad y depresión».
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Para terminar su pregón, además de dedicarlo a los luanquinos y a su familia, dio las gracias a «los que mantienen vivo el espíritu del Socorro», como los hosteleros, las Amas de Casa y la Asociación Luanco Recuperación de Tradiciones.
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