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La investigadora gijonesa frente al puente de Londres, donde realiza su doctorado sobre los babuinos. E. C.
Asturianos en la diáspora

«El Brexit afectó a la investigación»

La bióloga gijonesa Elisa Fernández Fueyo cursa su doctorado en Londres sobre la comunicación de los primates en libertad

Domingo, 3 de agosto 2025, 02:00

Como cada verano, Elisa Fernández Fueyo (Gijón, 1997) vuelve a su ciudad natal para pasar unas semanas con la familia y sus amigos. Lleva en Londres desde 2019, a donde se fue tras finalizar Biología en la Universidad de Oviedo para realizar un máster en Evolución Humana y Comportamiento y Antropología, y donde ahora completa su doctorado sobre primatología en el Royal Holloway de la University of London. Conversamos con ella a punto de viajar a Gijón y se le nota en la voz la emoción por sentir la brisa del Cantábrico mientras allí, en la capital británica, andan por los 30 grados. Hablando sobre su especialidad académica, el estudio de la evolución y el comportamiento de los primates, transmite el mismo entusiasmo sin desdeñar el rigor que aplica a sus propios trabajos de investigación, algunos publicados en revistas del prestigio de 'The Royal Society B: Biological Sciencies'.

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Fernández Fueyo cursó sus primeros estudios en el colegio público de Vega-La Camocha y el bachillerato en la Universidad Laboral. Su elección de la carrera de Biología tuvo mucho de vocacional en alguien que confiesa «siempre me sentí muy interesada por la evolución humana y los animales, lo que tenemos de similar y de distinto a ellos». Realizó su trabajo fin de grado sobre chimpancés recuperados en la Fundación Mona (Girona), donde tuvo su primer contacto con estos primates y, posteriormente, durante su doctorado pasó un año estudiando a un grupo de babuinos en libertad en Namibia. De ese trabajo de campo y de la puesta en común de datos obtenidos en diversas investigaciones, publicó en colaboración con otros primatólogos un trabajo sobre el comportamiento de las madres gorilas que llevan consigo a sus bebés muertos. «Me atraía porque ahí tocaba el tema de la cognición, cómo entienden la muerte y reaccionan ante ella y qué tipo de reacciones emocionales, similares al duelo, podrían estar experimentando», explica, tras evocar cómo la marcó la propia vivencia de compartir el mismo espacio en libertad de los babuinos en Namibia. Precisamente el estudio de la comunicación de estos pequeños primates en estado salvaje centra el doctorado en el que sigue trabajando ahora en Londres.

Sobre las condiciones de investigación en el Reino Unido afirma que «en general cuentan con una buena financiación, aunque en los últimos tiempos le afecta una crisis provocada por el Brexit y con él el acceso a fondos europeos». En su caso, el motivo de peso para desarrollar allí su carrera es el de estar en un centro de referencia global en su especialidad bajo la tutela de la primatóloga que dirige su tesis. Vive con otra compañera en una habitación alquilada y, de Londres, la atrapa «la vida cultural tan intensa y variada que hay, de los museos, al teatro, la música, la divulgación científica».

Sus planes pasan por completar allí el doctorado y seguir investigando. Y los de verano en volver a sentir la brisa de Gijón.

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