«En Estados Unidos vivimos en burbujas»
El naviego Enrique Álvarez es profesor del Departamento de Lenguas Modernas y Lingüística de la Florida State University
No es la de Enrique Álvarez una peripecia vital común. Comenzó a estudiar Derecho en Asturias y abandonó y en aquellos tiempos de crisis y desencanto de su juventud decidió lanzarse al mundo. Primero se fue a Londres y cuando dominó el inglés pudo acceder a ayudas para ir a la universidad para estudiar Literatura mientras trabajaba. Así empezó un periplo que acabaría por conducirle a Estados Unidos para hacer un máster previo paso por Yucatán, en México. Diferentes universidades americanas mediante llegó a su ubicación actual, en la Florida State University, donde ejerce desde 2004 como profesor asociado del Departamento de Lenguas Modernas y Lingüística.
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Mantiene el acento asturiano este naviego que terminó el doctorado, conoció a su pareja y ya no quiso retornar a Europa. Allí está contento, pero siempre con matices: «La administración política del estado de Florida es muy conservadora y hay muchos problemas dentro del sistema académico que están limitando la libertad de enseñanza», advierte este experto en poesía española que incluso ha enseñado sobre el cine de Almodóvar.
El sistema con el que funciona la universidad americana es diferente al español, si bien reconoce no conocer muy a fondo el nuestro. «En EE UU depende de si estás en una universidad privada o pública, pero el sistema es bastante transparente y está basado en lo que logres hacer como profesional», asegura. Importa no solo la enseñanza, también las publicaciones. «La calidad de la enseñanza depende de dónde estés, pero los programas de estudio son bastante completos», subraya. Y hay una visión cada vez más globalizada de las temáticas a abordar: «Interesa cómo la experiencia social determina la proyección cultural», asegura.
Cierto es que para él el sueño americano ha existido. Llegó, se buscó la vida, tuvo suerte y le ha ido bien. Pero no siempre es así: «El sueño americano es un mito, a mí me fue muy bien, pero hay personas con muchos problemas que están huyendo de la pobreza y las guerras, que llegan, pero eso no significa que vayan a solucionar su vida». Hay, pues, una cierta pesadilla que él ha visto con sus propios ojos.
Sí interesa todo lo español en EE UU. «El acercamiento a los estudios literarios se hace desde una perspectiva más amplia que tiene que ver con los procesos sociales, pero obviamente el español es una lengua muy potente en EE UU, y por lo tanto los programas de español tienen más firmeza burocrática, financiera, dentro de estas universidades que otras lenguas más minoritarias», concluye.
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Regresa a España cada año y prolonga sus estancias todo lo que puede. «Asturias es lo que soy», dice. Se siente absolutamente embelesado por la belleza de la tierra y son múltiples las añoranzas: «Echo de menos la relación entre la gente, todo el mundo se conoce, no tienes que hacer ningún tipo de plan, sales al bar de la esquina y te encuentras con tus amigos, mientras allí vivimos todos en burbujas de progreso y modernidad y sales de ellas y te encuentras con la fatalidad, hay muchísima pobreza y subdesarrollo en EE UU». El coche es necesario para cualquier mínimo desplazamiento y, pese a que Florida se anuncia como un paraíso, él prefiere el suyo propio: «A mí de Asturias me gusta la fuerza del paisaje, que es muy poderoso, el verde, el sentido del humor que tenemos, tanto que a veces siento que no nos entienden cuando pasas el Negrón».
Pero, pese a lo dicho, no sabe si volverá cuando le llegue la jubilación. Su marido es americano y más joven que él y la decisión ha de ser consensuada y retrasada en el tiempo. «Tampoco tengo claro que me pueda jubilar inmediatamente, pero además es que allí no es necesario que te retires a los 65 años», asegura.
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La vida es frágil y los planes los hace a corto plazo, pero sí se ve pasando largas temporadas en Asturias, una tierra que ha visto cambiar sobre todo en lo que a infraestructuras se refiere. Bien sabe él la odisea que era antaño viajar de Oviedo a Navia.
Al país en el que vive lo mira con preocupación en estas vísperas electorales. La razón: «Uno de los candidatos a presidente debería estar en la cárcel ahora mismo y eso es algo que a mí me cuesta muchísimo trabajo entender, cómo alguien que intentó destruir el sistema puede acceder a destruir el sistema otra vez. Pero sí es cierto que hay muchísima oposición a las políticas neoliberales».
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