Los argayos causaron 28 muertes en cuatro décadas en Asturias
Los investigadores piden «prevención frente a reparación» para señalar las zonas más propensas y desarrollar un sistema de alerta temprana
El argayo que el domingo día 10 puso en alerta a Asturias y que corta la autopista del Huerna desde ese día ... ha vuelto a poner en el foco un problema que ni mucho menos es nuevo en la región. Porque, de hecho, el Principado sufre 75 deslizamientos al año, muchos de los cuales tiene recogidos la Base de Datos de Argayos del Principado de Asturias, BAPA, un trabajo de un grupo de investigación de la Universidad de Oviedo, tal y como publicó el domingo EL COMERCIO. La base tiene información sobre 3.000 argayos que han tenido lugar entre 1980 y 2019 en la región, una información que comenzó a recogerse de la mano de María José Domínguez Cuesta y Pablo Valenzuela Mendizábal y que está pendiente de actualizar desde finales de 2019 por falta de financiación. En el periodo que sí está estudiado, los argayos causaron 28 accidentes mortales y al menos 70 heridos.
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Se da la circunstancia de que hace solo un mes, la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo acogió las Jornadas Técnicas 'Inestabilidades de ladera. Retos y nuevas perspectivas', en las que una veintena de expertos de todo el país analizaron la predicción espacial y temporal, los sistemas de alerta temprana y las nuevas técnicas de monitorización de laderas, así como la afección a infraestructuras del transporte. Los investigadores asturianos, que forman parte del grupo Geocantábrica, coordinado por Montserrat Jiménez Sánchez, explicaron su experiencia y lanzaron al voz de alarma: hacía falta prevenir para no pagar una factura tan alta. En vidas humanas y en coste económico. Domínguez calculaba en ese momento que Asturias gasta unos 8 millones de euros al año en el arreglo de carreteras, infraestructuras ferroviarias... Solo entre 2015 y 2020e, en el arreglo de carreteras, se gastaron 22,7 millones. Pero los costes van más allá.
Las cifras
3.000 argayos
localizados por la base de datos elaborada por los investigadores de la Universidad de Oviedo.
28 víctimas mortales
en los argayos registrados entre 1980 y 2019. Hubo al menos 70 heridos.
75 deslizamientos
al año sufre el Principado de media. En 2013 se registraron 262.
La realidad es que Asturias no tiene un plan de prevención, como sí tiene Cataluña, que en esas mismas jornadas de octubre presentó su experiencia en sistemas de alerta temprana ante movimientos de ladera y subsidencia del terreno, a cargo del Instituto Cartográfico y Geológico de la comunidad.
Y es en esa línea en la que piden trabajar los investigadores de la Universidad de Oviedo, en una «gestión proactiva en lugar de reactiva. Prevención frente a reparación». Ya lo han dicho en otras ocasiones e insisten ahora que un argayo condiciona las comunicaciones de Asturias con la meseta y que supondrá un importante coste económico: sería deseable rentabilizar los mapas de susceptibilidad que ya que existen frente a estas inestabilidades, actualizándolos con cartografías geomorfológicas, modelos digitales del terreno y estudios del macizo rocoso. Eso contribuiría a «reflejar las zonas más propensas al desencadenamiento de argayos».
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Esa información, explican los científicos, se podría combinar con datos temporales como precipitaciones y humedad del suelo, «y así podríamos aproximarnos a la predicción temporal y establecer un sistema de alerta temprana, como los que se emiten en relación con los incendios forestales». De hecho, todo esto debería haber sido la segunda fase de la investigación que dio lugar a la creación de la base de datos pero que no fue posible continuar por falta de fondos. De conseguir obtener estos datos «sabríamos que, cuando se alcancen determinados valores de humedad del suelo y lluvia, sería posible emitir una alerta sobre probabilidad de inestabilidad. Así fomentaríamos la filosofía de la prevención frente a la de la reparación», explica Montserrat Jiménez, catedrática del Departamento de Geología. Jiménez añade que la investigación realizada hasta la fecha ha permitido obtener un conocimiento que es preciso ahora rentabilizar: «Tenemos que conseguir involucrar a la comunidad científica, las autoridades y la ciudadanía».
Estudios de las inestabilidades centrados en geodinámica y geomencánica, desde los noventa
Algunos investigadores de la Universidad de Oviedo llevan desde los años 90 estudiando los procesos de inestabilidad de ladera. Y continúan con sus estudios hoy en día. Sus principales líneas de trabajo son geomorfología y geodinámica externa, por un lado, y geotecnia y geomecánica, por otro.
En la línea de geomorfología y geodinámica externa trabajan Montserrat Jiménez Sánchez, María José Domínguez Cuesta y Laura Rodríguez Rodríguez, del Departamento de Geología. Además, colaboran muy estrechamente Jerymy Carrillo Bravo, doctorando actual, y Pablo Valenzuela Mendizábal y José Cuervas-Mons, que realizaron sus tesis doctorales en el marco del grupo sobre la temática de argayos.
El grupo de investigación ha participado en medio centenar de proyectos y contratos de investigación y ha realizado más de 200 contribuciones, incluyendo publicaciones en revistas científicas y ponencias en congresos especializados. Además, han llevado a cabo labores de asesoría técnica en numerosos problemas de inestabilidad.
La experiencia les hace hablar de zonas peligrosas o susceptibles, en lugar de zonas de riesgo. Primero hay que distinguir los distintos tipos de inestabilidades para aplicar luego el tratamiento adecuado, como si de un buen diagnóstico médico se tratara.
En Asturias existen ya varios mapas que recogen los diferentes niveles de susceptibilidad del terreno ante distintos tipos de inestabilidades publicados en 2003 en el libro 'Riesgos naturales en Asturias'.
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