Los científicos alertan de que Asturias pierde un metro de playa cada tres años
La subida del nivel del mar en ciudades como Gijón «podría acabar teniendo una importante repercusión en las estructuras costeras»
ANA RANERA
GIJÓN.
Miércoles, 11 de agosto 2021, 15:00
El calentamiento global y sus consecuencias hace ya tiempo que son una realidad innegable. El último gran informe del Panel Intergubernamental del Cambio Climático, publicado el lunes, deja claro que el planeta está viviendo una situación crítica, que trae consigo el aumento de la temperatura, la subida del nivel del mar y el incremento de los fenómenos meteorológicos extremos. De este panorama desolador no se libra tampoco Asturias, cuyo clima será «cada vez más mediterráneo», según explica el catedrático de Biología José Ramón Obeso.
No será esta la única consecuencia que afecte al Principado, porque la subida del nivel del mar también se notará. «Afortunadamente, en nuestra región el único problema serio que tendremos es la pérdida de playa. En otros lugares del planeta, sin costa acantilada, se podrá producir una reducción muy significativa de su superficie», señala. «La estimación que se ha hecho es que la subida de un centímetro del nivel del mar supone la pérdida de un metro de playa», indica Ricardo Anadón, catedrático de Ecología. «En este momento, el mar sube unos cuatro milímetros cada año, es decir, esos datos implicarían un centímetro cada tres años. Técnicamente eso quiere decir que perdemos un metro de playa cada tres años», advierte.
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Además, debemos tener en cuenta la orografía de arenales como el de San Lorenzo para imaginar cómo será su futuro. «Tiene un muro detrás, no es como otras playas que tienen dunas y la arena se puede recolocar. En Gijón, si sube el nivel del mar, las olas impactarán contra el muro -como ya ocurre desde hace mucho tiempo- y ese rebote propiciará que la arena vuelva al mar con más facilidad», cuenta Anadón. Y no solo eso, «podría acabar teniendo una importante repercusión en estructuras costeras como los diques».
Los incendios también estarán a la orden del día, de hecho, ya lo están. «El año pasado, por estas fechas, llevábamos 21.132 hectáreas afectadas en España, este año ya hay 37.000», asegura Raquel Montón, de Greenpeace. «Año a año, vemos cómo aumentan los fenómenos meteorológicos extremos y no es porque el cambio climático provoque incendios, sino porque los favorece», explica. «Con un clima cálido y seco se facilita su propagación, pueden hacerse más grandes y más intensos», añade Anadón.
Pese a este presente poco esperanzador, los especialistas confían en que seamos capaces de revertir esta situación. «No queda más remedio que ser optimistas porque, o cambiamos, o iremos cada vez más a peor», indica Montón. «El cambio climático ya lleva tiempo combatiéndose y la transformación de los sistemas energéticos ya está ocurriendo. Las movilizaciones juveniles son otro de los hitos que hemos visto en los últimos tiempos, así que las cosas están cambiando, pero tenemos y podemos hacerlo más rápido», considera.
Para José Manuel Gutiérrez, investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA) y uno de los investigadores que participó en la elaboración del informe, con estas conclusiones «nos han diagnosticado una enfermedad y eso supone que hay que hacer un cambio de hábitos de vida hacia otros más saludables». Está convencido de ello: «En el informe, dibujamos mundos futuros a un grado y medio, a dos, a tres y a cuatro y damos una imagen clara de a qué nos vamos a enfrentar», explica. Y eso incluye la subida del nivel del mar y la pérdida de espacio en la playa. «Los posibles futuros ya están claros, ya tenemos el diagnóstico, ahora tenemos que elegir una solución. No reducir emisiones no es una opción, porque nos llevaría a un mundo que pinta muy muy mal». Por eso, él ve en estas circunstancias la oportunidad de mejorar como sociedad. «El modelo que tenemos ahora de consumo no tiene futuro, tenemos la ocasión de repensar y hacer unos sacrificios que van a traernos beneficios», concluye. Aún hay esperanza.