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José Ramón Obeso estudia un líquen en Piedrafita.

«El cambio climático está modificando la distribución geográfica de varias especies»

En 50 años, la subida de las temperaturas puede hacer desaparecer varias plantas en el Principado y con ellas la fauna a la que alimentan

EVA FANJUL

GIJÓN.

Jueves, 29 de agosto 2019, 02:25

Los efectos del cambio climático ya se notan en el medioambiente asturiano. Las conclusiones de los estudios realizados hasta el momento por los científicos de la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB) confirman que las alteraciones provocadas por el aumento de las temperaturas en la fauna y la flora suponen una seria amenaza para muchas especies de la región y, en mayor medida, para aquellas que se encuentran en peligro de extinción como el oso o el urogallo.

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Entre otras cosas, uno de los estudios publicados por el investigador Vincenzo Penteriani predice que «dentro de 50 años cambiará por este motivo la distribución y disponibilidad de los frutos de los que se alimentan los osos». Esto podría obligar a los plantígrados a «cambiar de ubicación en busca de alimento», explica la directora de la UMIB, Paola Laiolo. Según estos estudios, el cambio del clima con «fenómenos extremos hace sufrir a las plantas y con ellas a los animales a los que alimentan».

También se está constatando que la variación del clima está afectando «a toda la comunidad de abejorros». Un trabajo de José Ramón Obeso, actual vicerrector de Investigación de la Universidad de Oviedo e investigador de la UMIB, constata que «ha cambiado su distribución. Es decir, una especie que se localizaba entre 300 y 1000 metros de altitud se sitúa ahora entre los 600 y los 1.000 metros».

También se están estudiando los efectos sobre aves como el gorrión alpino en la zona de Las Ubiñas u otros tipos de impacto, como las enfermedades emergentes que afectan a algunas especies de anfibios, «que son los vertebrados más sensibles al cambio climático». En concreto, «se ha detectado la expansión de un hongo que está afectando a estas poblaciones y que se debe al incremento de la temperatura».

Los miembros de la UMIB mantienen que son «más biólogos de bota que de bata». Una expresión con la que destacan la gran importancia que para su labor tiene el trabajo de campo. Los miembros del equipo pasan buena parte de su tiempo investigando en los montañas de la cordillera Cantábrica.

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El campo de estudio de esta unidad científica va más allá de los límites del Principado y cuenta con proyectos de investigación en lugares tan lejanos como Chernóbil, «donde un compañero estudia los efectos de la radiación sobre las poblaciones animales», o las Islas Canarias «donde se trabaja sobre las poblaciones aisladas».

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