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Estructura de la planta de basura bruta, en construcción, con Gijón al fondo. josé simal

Cogersa pagará de 8 a 16 millones al año a la industria para que use un nuevo combustible a base de basura

La planta que se estrenará en 2023 producirá al año 160.000 toneladas del producto. El consorcio le busca instalaciones fuera de Asturias como destino

Ramón Muñiz

Gijón

Lunes, 14 de noviembre 2022, 10:41

A partir del año que viene los asturianos pagarán más por su basura. Desde 1985 toda bolsa que se arroja a los contenedores que no ... son para reciclar acaba enterrada en el vertedero central, la solución más barata, pero también un desperdicio de materias primas al que la UE lleva tiempo exigiendo poner fin. Para cambiar de modelo el Consorcio de gestión de residuos sólidos urbanos (Cogersa) levanta la denominada como planta de basura bruta. Supone 58 millones de inversión y en la instalación se abrirán las bolsas, extraerán los materiales aprovechables, triturarán lo que quede y producirán con ello dos subproductos: combustible sólido recuperado (CSR) y bioestabilizado.

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Esta es la hoja de ruta que marcaba el Plan de Residuos 2017-2024, diseñada para articular un sistema que evitara la incineradora que proponía la FSA pero rechazaba IU. La solución de consenso, en realidad, solo era parcial y deja una incógnita pendiente de despejar. ¿Qué se hará con las 160.000 toneladas anuales de CSR y las 30.000 de bioestabilizado que producirá la planta a partir del próximo verano?

«Cuando se hizo el plan había una cierta opción de valorización química que luego no cuajó», recuerda Paz Orviz, gerente de Cogersa. Alude a los contactos que desde el Principado se tuvo con Enerken, filial del grupo Suez, que planteaba levantar una instalación como la que tiene en Canadá, en la que fabrica etanol y metanol a base de CSR. «Ese proyecto se ha reavivado ahora y parece que lo plantean en Tarragona, pero no sería en todo caso algo inmediato», detalla Orviz.

Asturias, hoy por hoy, carece de instalaciones capaces de absorber el nuevo combustible en las cantidades que va a ser producido. La autorización ambiental integrada de la planta que Tudela Veguín explota en Aboño le permitiría utilizar un máximo de 20.000 toneladas al año. La subasta que ganó Hunosa para la planta de La Pereda le habilita a incorporar hasta un máximo del 10% de la energía primaria consumida. «No conocemos la cifra concreta pero estimamos que como mucho serían entre 30.000 y 40.000 toneladas. En todo caso tampoco podría ser una solución inmediata porque tendría que hacer sus transformaciones», considera Orviz.

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Licitación en ciernes

Son las únicas instalaciones capaces de consumir el nuevo producto y, queda visto, como máximo podrían agotar 60.000 toneladas al año, restaría buscar destino a las otras 100.000. «Todo este tiempo hemos mantenido conversaciones para sondear, dentro y fuera de España, pero tenemos que preparar una licitación trasparente», anota.

Para ir afianzando los pasos el consorcio lanzó hace un mes una consulta preliminar al mercado. Especifica que el material se producirá en balas prensadas, que lo ofrece repartido en lotes y solicita le aclaren cuál sería el precio que pedirían por cada tonelada retirada.

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«En el plan de residuos se contemplaban tres escenarios. Uno era que Cogersa pudiera entregar el CSR a coste cero, pagar 50 euros por tonelada o 100», recuerda la gerente. «Ojalá me confunda y no tengamos que pagar nada, pero creo que ahora eso está totalmente descartado. Barajamos tener que pagar entre 50 y 100 euros la tonelada, lo que quiere decir entre 8 y 16 millones al año», expone. «A todo eso hay que sumar el coste de explotación de la propia planta, tanto en personal como en energía», recuerda, para justificar la subida de precios que se vienen sobre la gestión.

El modelo de Cogersa está cambiando, pasando de un sistema en el que todo el problema de la basura se resolvía en Serín a otro en el que unos camiones seguirán entrando con desperdicios pero otros deberán salir llevando los nuevos productos a otras instalaciones.

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El calendario que sigue la entidad pasa por poner en funcionamiento la planta a mitad de 2023, utilizar el próximo año para licitar el destino y precio del CSR «y que nos lo puedan empezar a recoger a partir de enero de 2024».

Hay margen para almacenar las balas con el nuevo combustible, pero no mucho: «Legalmente tiene la categoría de residuo no peligroso, por lo que podemos almacenarlo un máximo de dos años, ese es nuestro margen», reconoce Orviz. No localizar clientes que usen el combustible «sería un desastre, primero porque no tenemos espacio físico y luego porque sería un desperdicio de recursos absoluto», asume.

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