La incidencia del virus en la tercera ola se ensaña con los jóvenes y baja en mayores

Una de las principales diferencias entre la segunda ola y la tercera que aún padecemos es el segmento de población más golpeado por el virus. De modo resumido: la covid-19 atacó mucho más a los mayores durante la segunda oleada y ha estado más protegida en esta nueva tanda. Y con los jóvenes ha sucedido exactamente lo contrario: su incidencia en noviembre y diciembre fue menor a la de la media, pero en las últimas semanas ha sido un tramo especialmente afectado.

Así lo indican los datos del Observatorio de Salud, que permiten analizar el impacto de la pandemia según grupos de edad. Si se coge como referencia la incidencia acumulada a 14 días, el 18 de noviembre (el pico de la segunda ola) esta ascendía, en la población general, a 650 casos por 100.000 habitantes. En el segmento de entre 0 y 30 años, la incidencia era de 618; y para los mayores de 65 años, de 725. Este desacoplamiento se mantuvo así desde el 25 de octubre, cuando la segunda ola inició su fase más aguda, hasta mediados de diciembre, cuando las tres curvas volvieron a mantenerse aproximadamente en un nivel parejo.

Pero en el arranque de 2021, que fue también el arranque de la tercera ola, las tendencias se invirtieron. El día 2 de febrero, clímax de esta nueva embestida del virus, la incidencia general en Asturias escalaba hasta los 655 contagios por 100.000 habitantes. En la franja hasta los 30 años de edad, dicha incidencia se situaba en 715, mientras que entre los 65 y los 100 años era de 573 casos. Esta tendencia se ha mantenido en las últimas jornadas, en los que se demuestra una clara bajada desde el pico de entonces.

Si se analizan ambas olas más en detalle, se advierte que en el mes de noviembre la incidencia acumulada de 14 días golpeó de forma bastante homogénea a todos los segmentos: niños, adolescentes, de mediana edad y mayores de 65 años. En concreto, la propagación se mostró especialmente agresiva en la población mayor de 75 años, con tasas de incidencia que llegan a superar los 1.000 casos por 100.000 habitantes en las peores jornadas de entonces.

En el mes de enero la incidencia también fue elevada en todos los segmentos, aunque en este caso se percibió un menor impacto en la población entre 65 y 85 años, es decir, la más vulnerable. Por ejemplo, en la última semana del mes la incidencia entre los 15 y los 65 años bordeó o superó ampliamente los 600 casos por 100.000 habitantes. Sin embargo, entre los 65 y los 80 no llegó a 500.

Este fenómeno puede deberse a causas diversas. La tesis que mantiene la Consejería de Salud es que, cuando la covid comienza a extenderse en una determinada población, los primeros contagios se producen entre los más jóvenes. Estos, al ser generalmente más resistentes a los síntomas del virus y ser más proclives a la interacción social, funcionarían como «vehículos de transmisión» hacia los más mayores.

En lo que llevamos de año, cunde la preocupación entre los sanitarios asturianos por el incremento de contagios entre personas más jóvenes de lo habitual. Todo apunta a que se debe al creciente alcance de la cepa británica. Según el laboratorio de Virología del HUCA, encargado de monitorizar el comportamiento de nuevas variantes del virus, la mutación procedente de Reino Unido ya supone seis de cada diez casos en Asturias. Y a los científicos les llama la atención la media de edad de los infectados, unos diez o quince años más jóvenes que la población más afectada por el virus original. Una de las tesis que manejan los virólogos es que, dado que la población más vulnerable está cada vez más protegida por la vacunación y las medidas de restricción social, el SARS-Cov-2 trata de «buscarse la vida» e infectar a huéspedes más jóvenes.

Lo que ahora tratan de averiguar las autoridades sanitarias del Principado es si este fenómeno explica el aumento de ingresos hospitalarios de pacientes también más jóvenes de lo habitual.

De momento no hay consenso en la comunidad médica si la cepa británica, además de más transmisible, es más letal.