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Estela Pereira atiende a Juan Garavito y Menchu Torre. XUAN CUETO
Coronavirus en Asturias

«Con este nuevo cierre nos entierran vivos», lamentan en Llanes

Los hosteleros insisten en que «según los datos del Observatorio de la Salud no deberíamos estar en nivel 4+» y piden «más claridad»

L. RAMOS

LLANES.

Sábado, 24 de abril 2021, 01:27

«Con este nuevo cierre nos entierran vivos, ya no podemos más». Es lo que ayer aseveraba Estela Pereira, la gerente de la sidrería Las Torres de Llanes. Como ella, vecinos y hosteleros se resignaban de mala gana a volver a las restricciones que lleva aparejadas el nivel de riesgo extremo, con el cierre perimetral del concejo y la prohibición de consumir en el interior de los locales. «Solamente tenemos cuatro mesas pequeñas porque esta acera es estrecha, así que pensábamos cerrar, pero estamos comprometidos con unos albañiles que vienen a comer a diario y no les queríamos fallar», explicó la hostelera. Eso sí, reconoció, «rezo para que no llueva, porque entonces no sé qué haremos».

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En una de las mesas estaban sentados Juan Garavito y Menchu Torre, quienes también se mostraron críticos con un nuevo cierre que «viene a perjudicar una vez más a un sector que ya está muy machacado». Las administraciones, agregaron, «tampoco apoyan, porque de momento en Llanes no se dieron ayudas directas, como sí hicieron otros concejos».

Efectivamente, a la falta de ayudas hicieron alusión tanto Pereira como su colega Javier Garaña, copresidente de Otea-Allares. «Las del año pasado hubo mucha gente que aún no las recibió y de las de este no sabemos nada, pero eso sí, el día 20 los impuestos los cobraron con puntualidad», afeó.

Desde el sector volvieron a criticar ayer que «según los datos que ofrece el Observatorio de la Salud no cumplimos los requisitos para entrar en el 4+, porque la trazabilidad no bajó del 75% en los últimos días». «Ya que a nosotros no nos dejan llevar a cabo nuestro trabajo, que al menos ellos hagan bien el suyo, porque estas cosas solo consiguen aumentar la confusión y la desconfianza y no nos merecemos eso después de todo lo que llevamos pasado», criticaba Garaña.

A pocos metros, en la estrecha calle Manuel Cué, Guillermo Sordo se afanaba en colocar sus mesas en el exterior. «Las otras veces optamos por cerrar porque apenas tenemos terraza, pero no podemos aguantarlo más y en esta ocasión nuestros vecinos de Casa Canene, que están cerrados, nos prestaron su espacio para ampliar un poco el número de mesas», explicó. Eso sí, lamentó, «con el cierre perimetral que impide venir a la gente de las ciudades y con segunda residencia nos tememos que no habrá demasiado movimiento». Y es que, apostilló, este nuevo cierre llega «en el peor momento, cuando comenzábamos a recuperarnos un poco gracias la llegada del buen tiempo».

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