Ver 37 fotos
A la caza de los últimos trenes de la rampa de Pajares
Ferrocarril histórico. Decenas de aficionados de todo el país persiguen al servicio especial operado por ALSA en su recorrido
A las once menos cuarto de la mañana de ayer partía de la gijonesa estación de Sanz-Crespo el tren histórico operado por ALSA y ... daba, entonces, comienzo la carrera. Eran decenas de aficionados a los ferrocarriles quienes, cámara fotográfica en mano, perseguían al convoy formado por una locomotora Mitsubishi y coches de la serie 3000/5000, construidos entre 1920 y 1950. Estas personas -procedentes de diversos puntos de todo el país- hacían paradas en estaciones del recorrido, como Villabona en Llanera, Baíña en Mieres o Puente de los Fierros en Lena. En este último apeadero, otrora vacío, se contabilizaban decenas de personas esperando el paso del convoy. Querían inmortalizar el momento de uno de los últimos servicios ferroviarios de la rampa de Pajares antes de la inauguración comercial de la moderna variante de alta velocidad el próximo día 30.
Publicidad
No paraban de llegar coches a la carrera. Rápidamente, estos aficionados se acercaban hasta los andenes a la espera del tren de ALSA ocupado por más de 200 viajeros. Entre ellos se encontraban José Ignacio Esnarriaga, de San Sebastián; Marcos Maté, de Bilbao; Josep Miquel, de Barcelona, y Carlos Sánchez, de Alicante. Acudían atraídos por este viaje. «De aquí vamos hasta Villamanín por el puerto de Pajares (N-630)». Son asiduos a realizar trayectos de este tipo por otros puntos de España y de Europa, relataban. «Fuera hay una concepción de la protección patrimonial diferente a la española. En Reino Unido se cuentan unos 250 trazados ferroviarios históricos y más de un millar de locomotoras a vapor en funcionamiento, y aquí se quieren cargar esta rampa, hito de la ingeniería española», destacaban.
Poco antes de las doce y media del mediodía llagaba el tren y pasó a toda velocidad por la estación lenense. Los aficionados esperaron a verlo subir por la rampa -al otro lado de la carretera N-630 y tras dar uno de sus giros imposibles para salvar la pendiente- y, otra vez a la carrera, se volvían a sus coches para iniciar la subida al puerto y encontrarse de nuevo con el convoy en otro punto de su viaje.
Numerosos usos
Poco después de la una y cuarto el tren llegaba a su destino, a la estación de Villamanín. Los viajeros comenzaban a bajarse de los vagones y observaban la maniobra para colocar la locomotora dispuesta para su regreso a Gijón. La sensación era unánime entre los viajeros. «Está siendo fantástico. Esto es para que se mantenga y se haga mucho más. La vía merece la pena y los paisajes son increíbles. El viaje ha sido muy cómodo», relataban Pelayo Rodríguez, de Oviedo, y Olga Pereira y Jorge Candaneda, ambos de León. Javier Rebollar e Irene González, de Lugones, repetían el mensaje que se escuchaba a cada poco por el andén de la estación del pueblo leonés: «La experiencia y el ambiente ferroviario es indescriptible. La rampa no puede desaparecer, se tiene que mantener como un elemento patrimonial».
Publicidad
Y no solo debe mantenerse para trenes históricos. Javier Fernández, director del Museo del Ferrocarril de Asturias -que también viajaba en el convoy-, recordaba que hay propuestas sobre la mesa para que se use el recorrido para la realización de pruebas por parte de empresas ferroviarias para entrenamientos de seguridad, formación «y como alternativa a la propia variante. Cualquier incidencia en los túneles podría dejar incomunicada la región durante muchos meses, por eso es fundamental su mantenimiento». A su lado se encontraba el doctor en Historia del Arte y experto ferroviario Guillermo Bas. «El viaje es muy emocionante. Ya solo la posibilidad de ir con la ventanilla bajada es una experiencia que se perdió con los trenes modernos. Pasando por la estación de Pajares había carteles reivindicativos reclamando que no se cierre el trayecto. Hay un clima social contrario a que se deje sin servicio y no solo es un mensaje de colectivos especializados».
Fernández señalaba que el tren «va lleno y durante todo el recorrido hay gente haciendo fotos. Eso demuestra que hay interés en este tipo de viajes». Loli Martínez es la presidenta de la asociación vecinal de Campomanes y edil del PSOE en Lena, pero a este viaje acudía «como hija, nieta y biznieta de ferroviarios. Conocí a mi marido en el tren y estamos realmente emocionados por el viaje, se me puso un nudo en la garganta. Esto no se puede perder, tiene que quedar para las generaciones venideras».
Publicidad
La rampa se inauguró en agosto de 1884, diez años después del inicio de las obras. Es un recorrido entre las estaciones de Puente de los Fierros y Busdongo (León) de casi 43 kilómetros para sortear el importante desnivel de más de mil metros.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión