«Todo empieza con un sangrado inesperado que te cambia la vida»

«No hay nada más valioso que la vida y a veces parece que no nos importa ponerla en juego». Esta reflexión ronda diariamente por la cabeza de Yolanda Calero, presidenta de la Asociación Contra el Cáncer de Gijón, que, tras enfrentarse cada día a «cientos de historias» de pacientes, insiste en que es fundamental acudir de manera frecuente al médico, ya que «siempre es mejor una prevención que una curación». A su vez, como objetivo para el próximo 4 de febrero, Día Mundial contra el cáncer, trata de dar visibilidad al cáncer de colon rectal, pues, a pesar de ser «el cáncer que cuenta con mayor incidencia en nuestra población, es el que menos notoriedad tiene». Según informa Calero, la Sociedad Española de Oncología Médica, durante 2021, tuvo una tasa de 600 nuevos diagnósticos por esta enfermedad por cada 100.000 habitantes. Pese a ello, asegura que «tiene menos mortalidad que otros cánceres, puesto que tiene herramientas acreditadas para el diagnóstico precoz y responde muy bien al tratamiento». Tanto es así, que la curación de personas a las que se les diagnostica el tumor en una fase temprana es de más del 90%. El porcentaje disminuye notablemente según la expansión del cáncer, pero, aun así, la supervivencia estimada suele ser del 70%. Calero se basa en estas cifras para reiterarse en que «los diagnósticos precoces salvan vidas», e insiste en que «no se pueden obviar las llamadas que los ciudadanos asturianos mayores de 50 años reciben para hacer un cribado, que es una prueba muy sencilla».

El sangrado, los cambios en el tránsito intestinal, el dolor abdominal o el adelgazamiento son algunos de los síntomas más habituales que alarman de un cáncer de colon. La gijonesa Aida Rodríguez, de 56 años, se enfrentó a cada uno de estos síntomas hace algo más de un año. «Todo empieza con un sangrado inesperado que te cambia la vida», asegura. Su situación fue «atípica». Todo el país estaba encerrado en sus casas por la situación epidemiológica, mientras que ella «llamaba día sí y día también al médico porque no me prestaban la atención que necesitaba cuando les conté mi problema». Señala que, en un principio, «no le di más importancia de la necesaria ya que estaba con la menopausia y asocié los cambios de mi cuerpo a eso». En referencia a dicha declaración, la presidenta de la asociación hace hincapié en que «las cosas malas no solo les pasan a los demás», por lo que es primordial no aventurarse a hacernos diagnósticos a nosotros mismos.

Rodríguez, que a día de hoy sigue luchando contra esta enfermedad, lo deja claro: «La vida me cambió de un segundo para otro». «Envejeces de repente», recalca, ya que a pesar de que la enfermedad generalmente no incapacita a las personas, «tienes que aprender a realizar las tareas cotidianas de forma pausada, porque si sales de esa dinámica te agotas». Actualmente, la gijonesa se encuentra bien y la operación, «en la que me cortaron un trozo de intestino», fue todo un éxito. Sin embargo, «ya no soy la misma ni creo que pueda volver a serlo algún día», apostilla.

El cáncer supone un proceso duro con tratamientos que te «cansan» tanto física como psicológicamente. Es por ese desgaste emocional que, al igual que muchos otros pacientes, Rodríguez acudió a la Asociación Española Contra el Cáncer de Gijón, donde subraya que «me ayudaron a salir del pozo sanitario, económico y laboral en el que me encontraba». Marina Fernández, psicóloga de la asociación, pone énfasis en que «hay que trabajar mucho con los pacientes porque tienen miedos y ansiedades». Al igual que la voluntaria Sara Melero, que destaca que necesitan «comprensión y compañía»

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