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José Manuel García, productor de faba en la localidad de Arbón (Villayón). E. C.

La falta de lluvias amenaza a la cosecha de fabes

Los agricultores advierten del riesgo de perder al menos el 30% de la producción, que en el caso de la verdina puede afectar al 50%

María Agra

Gijón

Lunes, 14 de agosto 2023, 22:02

La sequía amenaza a los productores de faba en Asturias, que temen que la falta de lluvias y las altas temperaturas provoquen que la cosecha ... de este año sea la peor en mucho tiempo, con una producción considerablemente inferior a la que sería de esperar. Muchos de ellos, de hecho, ya lo están notando. «Nosotros estamos ahora en la recogida de la verdina y se está viendo mucha menos producción, además de que el grano se está quedando bastante más pequeño», señala Sergio Suárez, presidente de IGP Faba Asturiana y uno de los mayores productores de la región.

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Aunque él es natural de Coaña, donde tiene su explotación, desarrolla su actividad por toda la costa del occidente asturiano, «desde Navia hasta Castropol». Es precisamente en esta parte del territorio, desde el concejo de Valdés hasta la frontera con Galicia, donde se concentra alrededor del 80% de la producción de faba de Asturias. A falta de un mes para iniciar la recogida, los agricultores ya auguran que cerrarán la temporada con unas pérdidas que ponen en jaque, todavía más, la rentabilidad de la actividad.

A las altas temperaturas que está alcanzando la región este verano -casi un grado por encima de la media climatológica en julio-, hay que sumar la falta de precipitaciones, cruciales para la faba en el mes de agosto porque es cuando la planta está empezando a florecer. «Está viniendo un año muy malo. En un cultivo que tiene un ciclo de 90 días, a los 70 días ya se seca y es desastroso. Necesitamos más agua para el cuajado de la flor y el engorde del grano, pero no llega y cuando lo haga ya será tarde», afirma el presidente de la IGP. «Encima, en la zona de la costa se levanta el 'nordés', que acaba de estropearlo y secarlo todo», añade.

En Arbón, una de las localidades con mayor superficie de cultivo de faba, el agricultor José Manuel García advierte que «si no llueve en los próximos días, podemos tener una pérdida de al menos el 30% de la producción de faba asturiana». En el caso de la verdina, «la segunda cosecha ha dado un 50% menos de lo estimado», apunta, después de haber tenido que adelantar diez días la recogida porque «si no se perdía».

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Esto se debe a que «estamos en un valle y el calor quema la flor de la planta cuando va a cuajar», incapaz de aguantar los 35 grados que se han alcanzado la semana pasada en algunos sitios, por lo que la última floración no se ha desarrollado. La esperanza está puesta ahora en que a lo largo de este mes «venga un clima templado que permita que crezca la última flor», aunque son conscientes de que eso tampoco será la panacea.

Vainas más cortas

La faba no necesita mucha agua para crecer, basta con «que llueva un poco cada semana», por lo que, si bien a estas alturas todavía podría salvarse parte de la producción, la cosecha ya está bastante comprometida por la sequía. «Si la última flor crece a cuatro fabas por vaina, este año se quedará, con suerte, en una o dos», indica García.

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La situación es aún peor cuando se trata de las pérdidas de la primera floración. «En una planta que te puede dar quince vainas, a seis fabas por vaina, va a quedar en apenas tres vainas por planta, a cuatro fabas por cada una», explica, consecuencia de que en los cultivos haya faltado agua «desde el principio».

En su caso, tuvo la suerte -o la agudeza- de labrar el terreno con un mes de antelación, nada más terminó la Semana Santa, «porque veíamos que el clima había cambiado, así que la sequía nos pilló con la planta bastante desarrollada y ya había mucha flor cuajada». Lo que más afecta a la producción, anota, «son los cambios de temperatura bruscos, porque queman tanto la hoja como la flor y la planta se seca por la raíz». Una problemática que, además, se ve agudizada por la subida de precio de los productos fitosanitarios.

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