Urgente Prisión para el acusado de robar en gasolineras de Asturias
Un cazador, vestido de camuflaje, se prepara para disparar su flecha. R. C.

Flechas contra jabalíes

Sobrepoblación. En Asturias se empezó a recurrir en 2019 al arco para mantener a raya a una especie con 48.000 ejemplares y en expansión. La solución está cada vez más extendida por el país

Domingo, 22 de diciembre 2024, 01:00

Con un traje de camuflaje y un arco a la espalda, Álberto López comienza su jornada. Parece una grabación de Robin Hood, pero no es ... ficción. Es el día a día del Servicio de Control con Arco de Especies Silvestres (SCAES). De norte a sur y de este a oeste, estos grupos se reparten por toda la península ibérica con varios encargos, uno de ellos es perseguir a los jabalíes.

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Cuando los teléfonos móviles comenzaron a captar con más frecuencia la presencia de estos animales en zonas urbanas la recuperación de esta actividad ancestral se hizo más necesaria. En 2019 el Principado y el Ayuntamiento de Oviedo recurrieron a ella para preservar la capital. El consistorio gijonés firma desde 2021 convenios con el Club de Arqueros de Villaviciosa. Los últimos estudios conocidos de la Universidad de Oviedo apuntan a una población en los 48.000 suidos en Asturias, que crece a tasas del 5,7%, lo que hace necesario pasar de los 13.000 ejemplares cazados cada año. Donde no llega la escopeta lo intenta la flecha, aquí y ya en otras ciudades del país, como Vigo, Alicante, Denia, la zona norte de Madrid, Málaga o Mijas.

Apostados en los árboles y en la oscuridad de la noche, estos arqueros cargan las flechas para acabar con las piaras. «El contexto es complejo y cada vez bajan más a las ciudades por el abandono del campo», explica Juan Herrera, experto cazador de jabalíes.

Ese abandono ha puesto a disposición de la especie una superficie forestal que les da alimento y refugio. España es el segundo país de Europa con mayor número de hectáreas de bosques: 28 millones. Una cifra solo superada por Suecia.

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En los últimos cien años el paisaje español ha reverdecido. Los ecosistemas forestales españoles ocupan el 56 % del territorio «debido al éxodo rural hacia las ciudades», añade Herrera. La ausencia de gestión de estos entornos devuelve la vida a la naturaleza y suelen crecer, dependiendo de la zona, robles y encinas que producen bellotas, por lo que los jabalíes pueden alimentarse gran parte del año.

La especie come prácticamente de todo. Sin una dieta especializada, cualquier basurero es un buen menú. «Las ciudades están cada vez más pobladas y generan más residuos. Además, hay espacios verdes donde encuentran tranquilidad», relata. Así se ha proporcionado el entorno idóneo para que estos suidos se conviertan en merodeadores habituales de calles y hasta playas.

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Las visitas a urbanizaciones y barrios son frecuentes y en estas zonas, la caza se produce sin armas de fuego. «Está prohibido por ley», recuerda Herrero.

Crecimiento sin control

La presencia se ha disparado. «Están en casi todas las partes, por no decir todas», advierte Josep Escandell, presidente de la Real Federación Española de Caza. Fuentes del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC), estiman que están en el 90% del país, pero «es un animal nocturno y muy difícil de contabilizar», aclara Joaquín Vicente, profesor titular de la Universidad de Castilla-La Mancha.

A nivel nacional se trabaja con una estimación de un millón de ejemplares en 2022 que se teme duplicar en 2025. Las administraciones se enfrentan a un doble reto: por un lado, el conteo de esta especie y, por otro, su control. Para el primero, el Ejecutivo central trabaja en la creación de un censo a nivel nacional que indique la densidad de jabalíes por kilómetro cuadrado, algo que ayudará a comparar territorios y a saber si las medidas puestas en marcha están sirviendo de algo o hay que reforzarlas. Para el segundo, «se han usado trampas, terapias de infertilización con las hembras...», enumera Escandell. «Y todas han resultado fallidas», aclara.

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«Lo más efectivo está siendo la caza», destaca Joaquín Vicente, profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha en el IREC. «Necesitamos la ayuda del sector», comenta. Andalucía, Murcia, Cataluña, Castilla y León, Comunidad Valenciana o Galicia están dando facilidades para que los cazadores puedan abatir a los jabalíes. En Asturias la mano se va abriendo y la Consejería de Medio Rural analiza el encaje jurídico de declarar la «emergencia cinegética», una figura que intensificaría la caza en las afueras de Gijón, Oviedo, Avilés y la franja entre el Eo y el Navia.

Sin embargo, «sigue habiendo un problema: los jabalíes son muy inteligentes». Primero se adaptaron a las trampas de los cazadores hasta llegar a ignorarlas. Ahora, han aprendido que la presencia de cazadores ponen en peligro su vida, lo que ha provocado que la distancia de tiro pase de los 15 metros a los 20.

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Un reto más.

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