La Guardia Civil investiga un ajuste de cuentas como posible móvil del crimen de Trevías

Continúa la investigación por la muerte de un hombre en Trevías en la mañana del sábado. Andrés, un madrileño que llevaba un año viviendo en la localidad valdesana, fue detenido acusado de un delito de homicidio. Permanece en Oviedo, en el cuartel de la Guardia Civil de Rubín, a la espera de pasar, el lunes, a disposición judicial. La Guardia Civil investiga un ajuste de cuentas como posible móvil del crimen.

Los hechos ocurrieron en la vivienda del supuesto agresor. El cadáver se encontró a primera hora de la mañana del sábado en el domicilio, ubicado en el número 33 de la calle de Eladio Rico García, en plena travesía de la N-634. Tras ser avisados por el presunto homicida en torno a las 8.15 horas, agentes de la Guardia Civil y de la Científica se desplazaron hasta ese domicilio y hallaron el cuerpo. Los vecinos cuentan que oyeron muchos ruidos procedentes del piso en torno a las siete de la mañana. Señalan que escucharon golpes y movimiento de muebles.

La inspección ocular previa indica que el fallecido, que responde a las siglas de R. C. M. y vivía en la cercana aldena de Balsera, murió estrangulado. Las primeras hipótesis lo contemplan porque el cuerpo de la víctima no tenía sangre a primera vista. En la escena del crimen apareció, entre otras cosas, una daga.

Sí presentaba numerosos golpes y restos de sangre el supuesto asesino. El sábado, en el Hospital de Jarrio, le dieron más de 50 puntos en la cabeza y lo trasladaron después al Hospital Universitario Central de Asturias por el traumatismo que, confirman fuentes a este periódico, «era importante». Tanto en Jarrio como hasta Oviedo estuvo custodiado por agentes de la Guardia Civil de Occidente. En concreto, hasta el HUCA fueron guardias de Tapia y Vegadeo.

El fallecido contaba con un amplio historial delictivo, pesaba sobre él una orden de detención de la Policía Nacional y estaba siendo buscado por la Benemérita desde la noche del jueves, tras haberse dado a la fuga después de ser identificado en un control rutinario del que huyó cruzando el río Esva y adentrándose en el monte. En aquel momento circulaba en un vehículo (un Seat Ibiza negro) propiedad del presunto homicida, de Andrés, quien no viajaba en el mismo.

R. C. M. vivía alquilado en una casa de Balsera. Sus vecinos de esta pequeña aldea valdesana apuntan que había mucho movimiento en esa casa, sobre todo por la noche. También señalaron el trapicheo de drogas como la causa.

Temas

• Principado de Asturias
• Valdés