IU pide la intervención de Llamedo para poner «fin a las tensiones» con Roqueñí

La política mediambiental que se plantea desde la Consejería de Transición Ecológica es, desde el primer día del Gobierno –29 de julio– de coalición, en el ojo del huracán. Desde entonces, y tal y como adelantó EL COMERCIO el pasado mes de septiembre, han sido varios los episodios en los que Izquierda Unida ha manifestado su malestar con los planes anunciados por Nieves Roqueñí. El primero fue solo 55 días después de que el Gobierno iniciara su andadura, cuando la consejera afirmó, también en la Junta General, que la Ley de Calidad Ambiental, aprobada la pasada legislatura con el rechazo de IU, no se iba a reformar. En aquel momento, desde la coalición de izquierdas –IU se presentó a las elecciones del 28 de mayo con Más Asturies e Izquierda Asturiana bajo la marca Convocatoria por Asturias– ya dejó ver las tensiones en el seno de Gobierno a cuenta de la gestión del paquete medioambiental.

Precisamente la gestión coordinada de estas políticas es la columna vertebral del acuerdo de gobierno suscrito entre PSOE e IU-Convocatoria por Asturias. Y desde esta última formación se aprecia que desde Transición Ecológica no se está cumpliendo esa parte de coordinación acordada.

Desde que comenzó la andadura del Ejecutivo de coalición ha habido varios contactos para coordinar las medidas que forman parte de ese paquete medioambiental.

Son conversaciones periódicas tanto a nivel de Gobierno como de partidos y grupos parlamentarios de PSOE e IU. Sin embargo, y pese a la «cordialidad» que ha habido en todas ellas, Transición Ecológica «parece ir por libre».

La confianza de IU en Nieves Roqueñí es «cero». Entienden desde esta formación no sólo que está haciendo caso omiso a esa coordinación de políticas entre los socios del Ejecutivo, sino que además, en este caso, está «usurpando» las competencias de Ordenación del Territorio –consejería que dirige Ovidio Zapico, coordinador general de Izquierda Unida–, ya que las autorización de los parques eólicos está sujeta a la planificación urbanística, área que es competencia de esta consejería.

Desde IU se insiste en que la planificación de las políticas ambientales es un pilar irrenunciable para esta formación y se mantendrán firmes en sus exigencias: desarrollar el reglamento de la Ley de Calidad ambiental con los cambios a la misma que plantean; revisar el uso de los residuos combustibles sólidos recuperables generados por Cogersa y la planificación de parques eólicos en Asturias. Son tres puntos irrenunciables para la coalición y cuya negociación forma parte de los acuerdos de gobierno suscritos.

Entienden desde Izquierda Unida que la posición de Nieves Roqueñí respecto a las políticas medioambientales suponen elevar las tensiones internas en el Gobierno y por ello quieren que sea la vicepresidenta, Gimena Llamedo, la que ponga orden. Como responsable de la coordinación de la acción de gobierno pedirán que desde este mismo lunes tome el mando de la gestión del paquete medioambiental del acuerdo.

La petición de que sea Llamedo la que se ponga al frente de esta coordinación no es casual. Desde IU siempre se ha puesto en valor la buena sintonía, con la actual vicepresidenta, fraguada en la relación estrecha mantenida la pasada legislatura en las negociaciones presupuestarias. Destacan su capacidad de negociación y mediación y quieren que ahora, como responsable de la coordinación política del Ejecutivo, asuma esta gestión para poner fin a las «tensiones» surgidas con Nieves Roqueñí.

No quieren en IU hablar de crisis del Gobierno de coalición, ya que entienden que la situación puede ser reconducida. Dejan claro, además, que la coalición de Gobierno no está en riesgo a día de hoy, pero advierten de que la «desconfianza» con Transición Ecológica no está ayudando en nada.

Sí lamentan que las tensiones surgidas en estos 134 días de coalición hayan tenido su origen desde el lado socialista y todas ellas debidas, según Izquierda Unida, a la falta de comunicación y coordinación entre los socios de Gobierno. Hasta ahora, los anteriores roces fueron a raíz de la la concesión de la Medalla de Asturias a la Princesa Leonor, el modelo de ecotasa planteado por el presidente Adrián Barbón o las reticencias de Roqueñí a cambiar la Ley de Calidad ambiental.