Luis Benito García
«El escanciado es una 'novedad centenaria' dentro de una cultura milenaria, un perfilado ritual de servicio y la imagen icónica de la cultura sidrera»
Lleva más de 20 de sus 50 años promoviendo que la cultura de la sidra de Asturias tenga el reconocimiento que, si todo va ... como se espera, recibirá hoy. Luis Benito García, director de la Cátedra de la Sidra de la Universidad de Oviedo, es hoy optimista, pero también lanza una advertencia para que todos los implicados en el desarrollo de la sidra remen en el mismo sentido: «Sería deseable que nadie intente capitalizar la declaración de patrimonio de la humanidad en beneficio propio. Este será un logro de toda la comunidad, en el que algunos nos hemos implicado desinteresadamente dedicando miles de horas de trabajo».
Publicidad
–¿Qué supondrá el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO, desde su punto de vista?
–Sin duda, el reconocimiento por parte de la UNESCO significará un poderoso incentivo para el sector, tanto para lagareros como para cosecheros y hosteleros, sin perder de vista lo que puede significar para el sector turístico. En general, será beneficioso para la región, puesto que Asturias quedará bien ubicada en el mapa gastronómico mundial. Por otro lado, la necesidad de desarrollar unos planes de salvaguarda implicará que la historia y la cultura sidrera puedan continuar siendo estudiados, e incluso que los recursos dedicados al conocimiento del elemento reconocido se intensifiquen. Pero lo realmente sustantivo es que se trata del reconocimiento a una cultura privativa de Asturias, milenaria, viva y coherente que, gracias a la íntima identificación de la comunidad portadora con el producto, ha logrado superar las más adversas coyunturas sin la necesidad de recurrir a ningún mecanismo de 'autentificación cultural'.
–¿Y, como comunidad, a qué nos obliga a los asturianos?
–Debemos preservar esta cultura e iniciar planes de educación patrimonial que pasen por una secuencia de conocer, difundir, valorar y respetar.
–Cuando se habla de cultura inmaterial de la sidra en Asturias, lo primero que nos viene a la mente es el escanciado, algo que los turistas identifican como un icono de Asturias. Pero es mucho más. ¿Lo tenemos suficientemente estudiado?
–El escanciado es una 'novedad centenaria' dentro de una cultura milenaria, un perfilado ritual de servicio con el que se despliegan todas las cualidades de la sidra que se ha convertido en la imagen icónica de la cultura sidrera. Yo lo he estudiado y publicado sobre él, pero hay algunos aspectos en los que me gustaría profundizar más.
Publicidad
–¿Tenemos interiorizado que no escanciar la sidra puede ser un desdoro de nuestra cultura?
«Se debe apoyar a los cosecheros con ayudas al plantío para que vean el cultivo de manzana como un modo de vida, fijar población y densificar el paisaje sidrero»
–Es evidente que el escanciador debe ser un profesional con una categoría profesional propia al que se le ha proporcionado una formación específica. Considero que, frente a esas máquinas que pueden ofrecer soluciones en contextos muy puntuales, el escanciado debiese ser, invariablemente, la forma de servicio en hostelería.
–El turista llega a Asturias con la idea de que todo son llagares y pomaradas, como todo son viñedos y bodegas en La Rioja. Y se va con otra imagen…
–Dependerá mucho del tipo de turista que sea. En cualquier caso, el paisaje de pomarada es de una indiscutible belleza.
Publicidad
–La Universidad tiene una Cátedra de la Sidra. ¿Cuáles son los caminos de investigación en que se está trabajando ahora?
–De los proyectos que tienen continuidad, seguimos con nuestra colección de publicaciones 'Cuadernos de la Cátedra de la Sidra de Asturias' que se nutre principalmente de los resultados de las investigaciones de los ganadores de nuestros premios-beca de Trabajo de Fin de Máster. También continuamos ampliando nuestro fondo 'La memoria de la sidra' en el Archivo de Fuentes Orales para la Historia Social de Asturias (AFOHSA). A la par, acogemos estudiantes que realizan sus prácticas de fin de estudios, tanto de grado como de máster.
–Hubo una gran exposición en el Museo de Bellas Artes, el año pasado.
–Sí, supuso tres años de trabajo y de ella se editó un catálogo. Ahora estamos intentando sacar adelante un atlas sonoro de la cultura sidrera. También hemos diseñado unos documentales sobre escanciadores. Nos encontramos también trabajando en el proyecto Prevención de Lesiones en los Trabajos relacionados con el Sector Sidrero, en colaboración con las profesoras Marta Valencia (del Departamento de Fisioterapia de la Universidad de León) y Mar Fernández (del Departamento de Fisioterapia de la Universidad de Oviedo).Como director, de otro lado, he publicado artículos y capítulos de libro en algunas de las revistas y editoriales más prestigiosas del mundo, entre ellas Springer, la cuarta a nivel mundial en prestigio científico.
Publicidad
–Diversificamos suficientemente el producto de la manzana de sidra?
–Más allá de la altísima calidad de la sidra natural en general, destacan productos como las sidras espumosas brut, la de mesa o las de hielo. Creo que cada una puede tener su nicho de mercado, especialmente en el caso de la brut nature.
–Cuidamos la productividad (y la rentabilidad) de nuestras pomaradas?
–En mi opinión, desde las administraciones se debe apoyar a los cosecheros, otorgarles ayudas al fomento del plantío, dotarles de seguridad ante los imprevistos y desarrollar políticas que animen a considerar el cultivo de la manzana asturiana como un medio de vida. Ello, por otra parte, ayudaría a fijar población en el medio rural y a densificar el paisaje sidrero.
Publicidad
–¿Qué opina de los llagares que se abren a las visitas, están bien diseñadas o son mejorables?
–Todo es susceptible de perfeccionar, pero me parece que es una experiencia sumamente interesante.
–Parece que el Museo de la Sidra va renaciendo tras una etapa complicada...
–Para poder considerar un equipamiento como museo este debe funcionar como tal. Es decir, debe tener una dimensión científica que pase por la investigación, la divulgación, la ampliación de la colección y su catalogación correcta; sin olvidar todo lo relacionado con la educación patrimonial. Ser un atractivo local en el que se oferta alguna actividad dista mucho de lo que puede llegar a representar un escaparate para la cultura sidrera.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión