Los afectados por el argayo de Tazones ya pueden entrar en casa

Los siete vecinos de Tazones afectados por el argayo producido el 7 de noviembre recibieron ayer el permiso del Ayuntamiento de Villaviciosa para acceder a sus casas y establecimientos. El ingeniero municipal suscribió el preceptivo informe en el que indicaba que la puesta en servicio de la barrera protectora, de cuatro metros de altura y veinticuatro de longitud, así como el estado de las obras para estabilizar la ladera «permiten retirar la zona acordonada que había en la vía pública, así como que los vecinos puedan acceder a sus viviendas y negocios».

Han sido más de dos meses y medio fuera de casa en los que han estado alojados por vecinos y familiares, se han trasladado a otra ciudad o sus allegados les han cedido un piso temporalmente. La noticia de que van a poder recuperar su rutina fue recibida, sobre todo, «con alivio» pese a la mucha tarea de limpieza que queda por delante.

Este va a ser el caso, especialmente, de Pilar Fernández, cuya vivienda comparte con su madre y que resultó ser la más afectada el día del suceso. Además de quitar todo el lodo que invade la escalera de acceso, ahora tendrá que retirar la gran montaña de barro que tiene junto a una ventana y que le impide abrirla. «Aún quedan toneladas de barro. Tendré que contratar la ayuda de una empresa y ése es un desembolso que, de momento, asumo yo. Por eso, poder regresar supone un alivio, pero, al mismo tiempo, un peso muy grande por todo lo que queda por hacer».

Más rápido parecen ir recuperándose los negocios afectados. En el caso de Las Terrazas, propiedad de la familia de Pilar, están examinando la maquinaria y acondicionándolo para abrir lo antes posible. Y quien ya tiene fecha y reabre hoy mismo, a partir del mediodía, es el dueño del restaurante El Portal. «Por fin, ya era hora», decía ayer Efrén González, tras lograr arreglar algún electrodoméstico y limpiar a fondo para tenerlo todo a punto hoy y poder recibir a los primeros clientes tras casi tres meses de cierre. «Mi pareja y yo vivimos de ello y tenemos muchas ganas de empezar a trabajar», subrayó.

La instalación de la barrera protectora, que tuvo un coste de 21.000 euros, ha corrido a cargo del Ayuntamiento. Las obras comenzaron en la primera semana de diciembre y culminaron esta misma semana. Ahora bien, quedan más actuaciones por delante. En la parte alta del argayo está previsto reacondicionar la cabecera del talud mediante la colocación de escolleras y pedraplén, así como ejecutar una cuneta hormigonada para reconducir la escorrentía. El total de los trabajos está valorado en 168.000 euros.