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Los servicios de emergencias, trabajando en la zona. D. S. F.

«Eran como de la familia», dice la jefa de los jóvenes fallecidos en San Tirso de Abres

Las banderas del Consistorio lucen a media asta y su alcaldesa, Goretti Quintana, destaca de estos trabajadores «su actitud ejemplar y un comportamiento educado, silencioso y bien hecho»

BELÉN G. HIDALGO / dAVID s. fUENTE

Sábado, 16 de junio 2018, 18:31

Conmoción en San Tirso de Abres por la muerte de los tres mecánicos del taller que perdieron la vida ayer en la carretera. En el taller, Toñi, la jefa, sigue sin dar crédito a lo sucedido. «Eran como de la familia», acierta a decir sin poder reprimir las lágrimas. Con la voz entrecortada, reconocía la buena relación que mantenían entre ellos. «Nos llevabamos muy bien», dijo.

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Luto y dolor que se siente también en el concejo de San Tirso de Abres. Las banderas del Consistorio lucen a media asta y su alcaldesa, Goretti Quintana, destaca de estos trabajadores «su actitud ejemplar y un comportamiento educado, silencioso y bien hecho. Es un día muy triste y lo será hasta que nos repongamos de esta pérdida de unos jóvenes que pasaban sus días entre nosotros por motivos de trabajo».

En Vegadeo, donde vivían dos de los fallecidos, también se ha instalado el luto. Carlos Murias fue descrito como una persona «trabajadora, callada y muy humilde» por el alcalde de Vegadeo, César Álvarez, que dijo conocer al joven fallecido, que jugaba muy bien al bádmintón. El menos popular entre los tres compañeros de trabajo era el joven de nacionalidad uruguaya, Nico A. C. V. que apenas había comenzado su vida en la localidad de Piantón, pero que se había ganado el cariño de sus compañeros.

El trágico suceso se produjo este viernes pasadas las 16 horas en la carretera nacional 640. Por esta vía circulaba un Peugeot 106. Dentro se encontraban los tres mecánicos de Talleres Julio, empresa ubicada en Las Vegas. Tenían entre 23 y 35 años y cada uno su historia. Carlos Murias G., el más joven, residía en el centro de Vegadeo, en un barrio de viviendas próximas al río Suarón. Sus orígenes se remontan a la localidad de Añides (Castropol), de donde eran sus padres. Un infarto le había dejado sin su progenitor hacía unos años.

Andrés Pardo B. era gallego. Vecino de A Pontenova (Lugo) de 30 años, acababa de ser padre hacía unos meses. El grupo lo cerraba Nico A. C. V., un uruguayo de 35 años que hacía unos días que había dejado atrás la provincia lucense para establecerse en Piantón (Vegadeo) junto a su pareja.

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Los tres compañeros solían comer en el propio taller, pero habían tomado por costumbre hacer una excepción los viernes, alargar el final de semana laboral en Pontenova o Vegadeo. Ayer tocaba la villa asturiana. Salieron alrededor de las 13.30 horas de la empresa, cumplieron con la tradición gastronómica, y juntos estaban regresando a su puesto de trabajo. +

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Conducían por la N-640, vía que serpentea siguiendo el curso del Eo, con tramos que alternan suelo gallego y asturiano. El día había sido cubierto, con un orbayu constante que había dejado mojada la calzada, lo que exigía prudencia en un itinerario de constantes curvas y contracurvas. A unos 23 kilómetros de su destino, pasado ya Vilarbetote, en la zona conocida como Sesteira y donde se precintan los salmones, encontraron la desgracia. Al salir de una curva su viaje quedó interrumpido por un camión de transporte de mercancías de la empresa Transferga que circulaba en dirección contraria. A bordo iban el conductor y su esposa.

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El impacto destrozó el turismo, fracturándolo en varios trozos, mientras el camión perdía todo su frontal pero salvaguardando a los ocupantes de la cabina, que resultaron ilesos. De inmediato acudieron al lugar el jefe de zona noroccidental del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) y bomberos de los parques de Barres y Grandas de Salime, además de patrullas de la guardia civil y ambulancias.

Al llegar encontraron los cuerpos ya sin vida de Carlos Murias y Nico, mientras que Andrés Pardo se encontraba muy grave. Los sanitarios lo trasladaron a la ambulancia donde aprovecharon el instrumental para tratar de estabilizarlo, pero no resultó posible. Falleció en el lugar, a pocos metros de sus compañeros.

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La noticia del accidente corrió entre los móviles de la zona, sobresaltando a familiares, compañeros de empresa y la propia alcaldesa de San Tirso de Abres, Goreti Quintana; todos se desplazaron al lugar y pudieron calibrar una catástrofe que dejó la calzada sembrada de cristales y piezas del Peugeot. Los bomberos quedaron a la espera para excarcelar los cuerpos pero finalmente el levantamiento de los cadáveres se pudo realizar sin su intervención.

La investigación del suceso fue asumida por el Juzgado de Castropol. Los agentes de la Guardia Civil mantuvieron el tráfico cortado a camiones hasta las 18 horas, permitiendo el paso de turismo por turnos cuando lo permitían las maniobras del resto de los operarios. El lugar fue fotografiado por los especialistas de la Benemérita, que tomaron medidas también de la calzada y la posición de los vehículos para determinar el motivo del impacto.

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