El Principado y los ayuntamientos solo usan el 5% del escombro que reciclan
Cogersa trabaja con los funcionarios para vencer su «desconfianza» sobre un árido al que pone sello de la CE y que le urge buscar aprovechamiento
Los grandes discursos apuestan por la economía circular, el problema está en los detalles. La base de este sistema está en estirar más la ... vida de los materiales, reutilizándolos en nuevas fases del proceso productivo, pero en ocasiones las propias administraciones que abogan por ello imponen luego dificultades para que lleguen a buen puerto.
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Le está pasando por ejemplo al Consorcio de gestión de residuos de Asturias (Cogersa), del que son dueños el Principado y los ayuntamientos. Sobre el papel, es el mayor centro de referencia en la región para recibir los escombros de las obras y demoliciones, limpiarlos, procesarlos y triturarlos, hasta hacer con ellos un árido que se pueda volver a explotar.
En total el pasado año el 21% de las toneladas que gestionó se corresponden a esta línea de trabajo. Entran al complejo de Serín unas 188.300 toneladas de desperdicios, y con ellas se producen 122.875 de áridos reciclados. Su peso y magnitud hacen que a la hora de hacer las estadísticas de reciclaje este sea un segmento importante para un consorcio que, en comparación, capta 16.000 toneladas de papel, cartón, envases ligeros y vidrios.
El árido de Cogersa logra el sello CE, pero tradicionalmente ha tenido poca demanda. «Ahora mismo la salida es de menos de un 5%», detalla la gerente, Paz Orviz. Según la memoria de la entidad, apenas 466 toneladas fueron vendidas. Reciclajes del Cantábrico (Redecan), el único operador privado que produce y vende árido reciclado en Asturias, asegura haber despachado 60.000 toneladas desde su planta de Cenero en lo que va de año.
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El problema por el momento lo es menos. El propio consorcio reutiliza ese árido en el propio vertedero central, pues para un correcto amontonamiento de la basura hay que ir asentándola con capas de material inerte. Así agotó casi 94.000 toneladas. Otras 28.500 las aprovechó para obras dentro de su complejo industrial.
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Cambio de gestión
El año que viene sin embargo Cogersa estrenará la planta de basura bruta, instalación que le obligará a cambiar todo su sistema de gestión. En vez de arrojar directamente en el vertedero las 358.000 toneladas que los asturianos depositan en los contenedores que no son para reciclar, ese flujo se llevará a la nueva fábrica. Allí se abrirán las bolsas, rescatarán los materiales aún aprovechables y al resto se lo someterá a procesos que lo conviertan en 30.000 toneladas de bioestabilizado y 160.000 de combustible sólido recuperado (CSR).
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«A vertedero acabará yendo muy poco, por lo que sería absurdo tener unos áridos excelentes, de marca CE, conseguidos tras un proceso de selección, y que tengamos que tirarlos por falta de uso», previene Paz Orviz.
Para evitar ese cortocircuito la gerente está trabajando con los ayuntamientos «para que no haya desconfianza». Los técnicos de los consistorios parece que «no se fían del material, nosotros sí, y lo estamos usando», recuerda.
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Hace casi dos años el Principado empezó a meterle mano al problema. Creó un grupo de trabajo con funcionarios de las consejerías con competencias en el medio ambiente y las infraestructuras «para contemplar que en los futuros pliegos de licitaciones se obligue a exigir el empleo de materiales reciclados», según explicó la viceconsejera de Medio Ambiente, Nieves Roqueñí en una reunión con ediles. También se maduraba una «guía para la compra pública verde destinada a los Ayuntamientos, creando con ello un catálogo de usos y aplicaciones para obtener un segundo uso de esos materiales», abundó.
«El sector público tiene que ser ejemplar en estas cosas», apela Paz Orviz a todas las partes. Para facilitar la transición la gerente propondrá a los accionistas del consorcio, es decir, los ayuntamientos y el Principado, que el año que viene puedan utilizar gratis el árido reciclado.
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160.000 toneladas al año
Tener que localizar destinos para materiales recuperados es una constante en la historia de la entidad. Ahora es el árido reciclado, pero también le apremia a buscar industrias capaces de aprovechar esas 160.000 toneladas al año de combustible que empezará a producir desde el verano. Dada la situación actual del mercado, la gerente sopesa tener que pagar entre ocho y 16 millones al año a las empresas que se lleven el material para su uso propio, tal sería la escasez de instalaciones capaces.
A esto de dar salida a un nuevo subproducto, afecta la capacidad comercial para dar con clientes, la tecnología para que ese material reciclado tenga buenas cualidades, pero también y sobre todo la normativa. Ahora mismo el consorcio recibe casi 48.000 toneladas anuales de lodos de depuradora, y con ellos hace un compost que se usa como fertilizante en cultivos de Castilla y León.
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A partir de 2025 la normativa le desposeerá de la categoría de fertilizante y, aunque mantenga las mismas propiedades físicas y químicas, volverá a ser considerado un residuo al que habrá que buscar nueva salida.
Los ecologistas ven en el nuevo combustible otra incineración
La planta de basura bruta que estrenará Cogersa el verano que viene es la solución que preveía el plan regional 2017-2024, documento en el que también se contemplaba que, en función de la situación del mercado, la entidad acabaría pagando nada, 50 o 100 euros a la industria por cada tonelada de combustible sólido recuperado que utilice. «Todo muestra que en realidad, Asturias no tenía un plan», señala Paco Ramos, de Ecologistas en Acción y el Conceyu contra la incineración. El activista entiende que aquel plan descartó la incineradora «pero sin hacer variaciones de estrategia», lo que llevará a un desenlace «que, tal y como denunciábamos, incumplirá los criterios de proximidad y autosuficiencia, al tener que buscar fuera tratamientos aquí no disponibles o a soluciones basadas en la incineración, aunque puedan tener otro nombre».En la misma línea, Fructuoso Pontigo, de la Coordinadora Ecoloxista, entiende el debate como «un fracaso del reciclaje». «El combustible recuperado que nos venden como algo inocuo, no es más que los residuos clasificados y secados, pero mezclados, con lo cual su combustión es tan peligrosa como lo era antes todo por separado», valora.
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