El presidente del Principado, Adrián Barbón, conversa con su homólogo cántabro, Miguel Ángel Revilla.

Revilla y Barbón 'batallan' en Picos de Europa para apropiarse del Rey Pelayo

El presidente cántabro reivindica que el caudillo era de su comunidad y el asturiano asume un debate «comprometedor»

Ramón Muñiz

Gijón

Viernes, 25 de junio 2021, 15:32

¿Existió el Rey Pelayo? ¿Era asturiano o cántabro? La pregunta admite debate y batalla, como quedó patente esta mañana en el encuentro entre los tres presidentes del noroeste, donde el cántabro Miguel Ángel Revilla trató de acercar la figura histórica a su orilla ante la resistencia que opuso el asturiano Adrián Barbón.

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Oficialmente los presidentes de Galicia, Cantabria y Asturias se reunieron en el monasterio de Santo Toribio de Liébana para inaugurar el primer mojón del Camino de Santiago que se coloca fuera de Galicia y dentro de España. Ese era el objetivo pero Revilla se encargó de introducir en la agenda una visita a Cosgaya, pueblo donde dice la leyenda que vivía Pelayo. Sabedor de la maniobra, Barbón trató de evitar el conflicto. Dijo que era un «precioso lugar que algunos historiadores reivindican como su lugar de nacimiento. Para un presidente de Asturias este debate entre historiadores resulta un tanto comprometedor; no obstante, les aseguro que hoy no habrá batalla por Covadonga».

La referencia no amilanó a Revilla, para quien la cuestión no admite discusión. «Hoy hay muchos historiadores que se inventan la historia, pero esta es la realidad. En esta zona entre Asturias y Cantabria se fraguó el comienzo de lo que hoy nos llena de orgullo que es España». Para reafirmar su posición llevó a Barbón y Alberto Nuñez Feijoó primero al monte subiedes, donde «culminó la batalla iniciada en Covandoga», según relata la crónica albeldense, del año 883, y que se reproduce en parte. «Las huestes persiguen a Pelayo hasta aquí, a cinco kilómetros de su casa, pero la providencia hizo que cayera una tormenta de piedras, un argayo, vamos», proclamó convencido el presidente cántabro. Barbón, dando la batalla, replicó: «Ahora es cuando le doy la vuelta a la cosa y digo que esto era entonces Asturias». El presidente gallego trató de mantenerse al margen y solo reconoció la pericia de Revilla al colocar el monolito con una placa envejecida: «Parece que lleve aquí desde el año 883, muy listo».

Ante la mirada de unos turistas madrileños a los que la comitiva sorprendió comiendo, siguieron las pullas y confidencias. Así Barbón reveló a Feijóo que no era la primera vez que las tenía con Revilla por el mismo motivo: «Ya me dijo una vez que este es ante el único rey que inclina la cabeza». El cántabro lo confirmó y dijo que cuando llega a la estatua de Pelayo le pone «una pulsera, pero le dura poco, enseguida se la quitan».

Siguiendo con su reivindicación Revilla llevó a sus homólogos hasta Cosgaya, pueblo donde convenientemente el gobierno autonómico colocó una estatua de Pelayo en 2011 para hacer cántabro al rey astur.

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