Sánchez sopesa relevar a Adriana Lastra en el Congreso y reforzarla en el partido

Todos estos cambios forman parte de la estrategia que Pedro Sánchez y el PSOE han perfilado para acometer los dos años que restan hasta las elecciones de 2023.

Los socialistas asumen que esta segunda parte de legislatura será muy complicada. Y en su doble vertiente: la acción de gobierno y la política. Con la pandemia en fase de control y las perspectivas de remisión a medida de que avanza la vacunación, el Ejecutivo de Sánchez se centra ahora en la fase de reconstrucción de un país cuya economía se ha visto duramente golpeada por la covid. Los 69.000 millones de euros que recibirá España de los fondos europeos son el gran salvavidas que tiene el Gobierno para reactivar el país y transformar su modelo productivo.

Sánchez es consciente de que la gestión de los próximos dos años requiere de «buena dosis de moderación y manga ancha», como afirman a EL COMERCIO desde el PSOE. Y es precisamente este perfil, el de la moderación, el que ha buscado con los nombramientos de los nuevos ministros en julio para relevar a pesos pesados del Gobierno y del partido, como fueron los casos de la vicepresidenta Carmen Calvo y del ministro de Transportes, José Luis Ábalos. Este último, además, también dejó su cargo como secretario de Organización del PSOE.

Con estos cambios y giro hacia un perfil más moderado, Sánchez está convencido de que será más fácil el diálogo en los momentos en los que las decisiones que se tengan tomar puedan generar tensiones. Pero, además, también lanza de esta forma a su socio de gobierno -Unidas Podemos- un mensaje claro: la necesidad de abandonar determinadas posiciones que en estos momentos pueden «agitar más» el avispero político y la importancia de «remar todos en el mismo barco».

Eso en el plano de la acción de gobierno. En el político, los movimientos que prepara Sánchez van en una línea similar. Las primeras semanas de la pandemia trajeron consigo una aparente tregua, como se vio en los primeros estados de alarma, con un apoyo casi unánime (solo Vox los rechazó de inicio) a las decisiones del Gobierno. Pero fue eso, una aparente calma. La tensión y crispación con la que arrancó la legislatura volvió al tablero político. Y en esta ocasión para quedarse, como se está viendo en las últimas semanas, en las que la oposición no da señales querer aceptar la invitación a posibles acuerdos nacionales, como la renovación del Poder Judicial.

En el PSOE tienen asumido que el PP «pisará aún más el acelerador de la crispación», afirman. Y quieren alejarse de esa estrategia. El líder de los socialistas considera que es el momento de mover ficha también en el partido y por eso medita un cambio al frente de la portavocía parlamentaria, en busca de un perfil que transmita moderación y que contraponga a la «tensión permanente en la que el PP se ha instalado». Adriana Lastra es desde el inicio de la legislatura el escudo y ariete de Sánchez en el Congreso de los Diputados. «Recibe los palos de la oposición, pero ella es la gran artillera del partido, la que prepara los obuses y los lanza», afirman desde el PSOE.

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE no quiere que su vicesecretaria general se «queme» en el cuerpo a cuerpo parlamentario que se aventura para estos dos años que restan de legislatura. Por eso medita liberarla de estas funciones. En ese caso, Adriana Lastra seguiría siendo una pieza fundamental en el grupo. Especialmente cuando llegue el momento de las negociaciones -tanto sus compañeros de partido como sus contrincantes destacan de ella su faceta como negociadora- entre partidos de los grandes asuntos, como son los presupuestos.

El relevo, si se produce, de la diputada riosellana al frente del grupos socialista en el Congreso no supone una pérdida de confianza de Sánchez en ella. Todo lo contrario. Adriana Lastra saldría, apuntan desde el partido, más reforzada aún como mano derecha del presidente. El líder de los socialistas quiere que su vicesecretaria general se centre en el otro reto que el PSOE tiene por delante, como es ganar de nuevo las elecciones de 2023. Así, Pedro Sánchez plantea reforzar más aún su papel como número dos del partido dándole más poder ejecutivo tras el congreso federal de Partido Socialista que se celebrará en Valencia en octubre.

Con el partido con las heridas de la convulsa ruptura de 2016 ya cosidas -más aún tras la derrota de Susana Díaz en las primarias a la secretaria general del PSOE andaluz-, Sánchez busca ahora un partido fuerte y más cohesionado aún con la vista puesta en la cita electoral de dentro de dos años. El presidente del Gobierno quiere reforzar su ejecutiva con personas que conozcan el partido «como la palma de su mano», como recalcan fuentes socialistas. Y aquí Adriana Lastra jugará un papel fundamental. «Adriana lleva dos años recorriendo España y reuniéndose con todas las federaciones autonómicas y pocas personas hay que conozcan mejor la 'casa' que ella», apuntan las mismas fuentes.

Siga o no al frente de la portavocía del PSOE en el Congreso, lo que ya nadie duda es que Adriana Lastra asumirá mucho más poder en el partido. Como también lo hará Santos Cerdán. El navarro, que ocupa la Secretaría de Organización tras la renuncia de Ábalos el pasado mes de julio, ya está trabajando codo con codo con Adriana Lastra en la organización del congreso federal de octubre en el que se fijarán las bases del PSOE de los próximos cuatro años.