La cerveza de Colloto que unió a los asturianos durante 90 años
«Una institución». Francisco Bustamante recopila la historia y anécdotas de la emblemática fábrica de El Águila Negra
MÓNICA RIVERO
Jueves, 13 de octubre 2022, 01:01
Hablar de la cervecera El Águila Negra es hablar de «una institución». No solo en Colloto o Siero, sino en toda Asturias. La marca «sirvió de unión entre los asturianos de dentro y fuera de la región, porque cuando veían una botella les recordaba a la tierra», les identificaba. Ese «bonito» sentimiento fue el que animó al investigador Francisco Bustamante a ahondar en la historia de la empresa, que estuvo activa desde 1902 hasta 1992, y que ahora ha recogido en su libro 'Los años dorados de El Águila Negra'.
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El objetivo, asegura, es poner en el edificio en valor. Se trata de un inmueble «único» gracias a sus bodegas. Está además catalogado y protegido por el Principado. Sin embargo, desde su reforma en 2018, presupuestada en 1,8 millones de euros, el complejo continúa deshabitado.
No siempre fue estuvo vacío a la espera de un negocio -o varios- que lo devuelva a la vida. En sus 90 años de recorrido, la factoría de El Águila Negra llegó a vender 35 millones de botellas anuales y a emplear, en sus momentos más boyantes, a más de 300 trabajadores. «Cuatro y cinco generaciones pasaron por ella», cuenta entusiasmado Bustamante.
La factoría llegó a producir 35 millones de botellas anuales y empleó en sus mejores épocas a más de 300 personas
Lo suyo son las anécdotas, a través de ellas entiende que resulta más fácil acercar la cultura al «ciudadano de a pie». Por eso le divierte explicar cómo la empresa fue pionera en la invención de las chapas y cómo desarrolló la patente de este cierre que ahora «vemos todos los días en los refrescos» en exclusiva durante varias décadas. Su libro también recoge la visita de personalidades como Carmen Sevilla, quien llegó a pasearse por las instalaciones y probó el oro líquido que corría por su interior. Y, por supuesto, el origen del nombre de la marca a raíz de la pasión por la caza de su primer presidente y principal accionista, Manuel de Vereterra.
«Los que tenemos más de 40 años en Asturias recordamos el Águila Negra, un ave protegida que tenía el marqués de Canillejas, dueño de la fábrica y por la que fue así llamada», explica el presidente de la asociación cultural El Observador, Ignacio Alonso de la Torre, junto al que el escritor y «prolífico investigador» ya ha presentado otras obras sobre el concejo como 'El olvido del retratista. Biografía de un pintor asturiano, Prado Norniella'.
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Fueron dos largos años de trabajo de investigación entre bibliotecas, archivos varios, recopilación de datos y su posterior contraste, pero mereció la pena. Bustamante ya presume de contar con «una parte fundamental de la historia del siglo XX» recogida en 200 páginas y unas 80 fotografías recopiladas de su archivo particular.
Los libros tienen regalo. Cuentan con un palillo que lleva en uno de sus extremos una miniatura de una botella. Estos, narra el autor, son productos originales de las campañas de publicidad que en los años 60 y 70 desplegó la cervecera y que consistían «en tirar los mondadientes sobre las playas gracias a pequeños aviones». Eran otros tiempos,
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