El plan de la Isla de la Innovación de Avilés deja 175.000 metros cuadrados para un parque científico «de última generación»

Estos terrenos, que suponen alrededor de 175.000 metros cuadrados de superficie, tendrían una calificación de suelo terciario, funcionando como un nexo entre la trama urbana y la zona industrial del actual PEPA y el parque de baterías, reservado en buena parte para la gran industria. El documento plantea «redistribuir y diversificar los usos asignados a las diferentes piezas de la Nueva Centralidad». En concreto, se trataría de acomodar esta parcela «a los criterios y demandas de un parque científico-tecnológico de última generación», y de crear un espacio que integre de manera «flexible» los diferentes espacios de la ciudad, desde el centro Niemeyer a los recintos más lúdicos del puerto, las futuras infraestructuras ferroviarias y la zona industrial, potenciando las márgenes de la ría como lugares de esparcimiento sin olvidar la necesidad de dotar al nuevo área urbana de equipamientos.

El parque científico tecnológico aspira a «consolidarse como foco de atracción de empresas especializadas y centros de I+D del ámbito del acero, el metal y las tecnologías de la comunicación». No hay que olvidar que en Avilés se concentran buena parte de los centros de investigación que hay actualmente en Asturias, con Idonial y los de Arcelor a la cabeza. «Debe posicionarse como un auténtico ecosistema innovador, enclave productivo y de generación de conocimiento, albergando centros de investigación y acogiendo programas de innovación y mejora productiva», se señala.

Para ello se plantea no un parque cerrado, como los que existen en otros puntos de Asturias como Gijón o Llanera, sino «un espacio abierto al resto de la ciudad, al entorno natural y a la mezcla de usos, en contraste con los habituales polígonos monofuncionales clásicos», que considera «obsoletos». En este sentido, la filosofía es la de conjugar la innovación empresarial «con otras de carácter urbano o cultural, que admiten la localización en el ámbito de actividades lúdicas o un tratamiento del espacio público con vocación integradora».

Aquí encaja no solo el Centro Niemeyer, sino también el propio paseo de la ría y otros nuevos espacios que se pretenden crear, como un nuevo parque urbano, que puedan «fomentar espacios de actividad y encuentro tanto de personas que trabajen en el parque tecnológico como para los vecinos de los tejidos próximos». Se busca, por tanto, generar un espacio diverso que aglutine diferentes actividades y que se pueda distinguir de las áreas industriales y empresariales al uso, además de aprovechar la oportunidad de potenciar una zona de cara a la ría, configurando un nuevo «frente urbano».

Una de las cuestiones principales, tras la generación de un espacio empresarial de alto valor, es la de «formalizar un parque urbano entre el nuevo ámbito tecnológico y el Niemeyer, propiciando su integración en el espacio público». Se pretende además dar continuidad los recorridos peatonales de ambas márgenes de la ría, que serían de uso compartido con los usuarios del parque tecnológico, y potenciar su conectividad con alguna pasarela adicional, que conecte con el apeadero o la futura estación intermodal. Se creará además una conexión peatonal sobre la barrera del acceso rodado al puerto.

Por otra parte, el desarrollo de los espacios afectados por el plan en la margen izquierda de la ría, es decir, el entorno del apeadero, el puente Azud y la zona de Divina Pastora, quedaría postergado en el tiempo, pendiente sobre todo del soterramiento de las vías, manteniendo su calificación actual de suelo residencial. Se advierte, no obstante, que el actual PGO establece que el uso definitivo de estos suelos se establece en los planes especiales.