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El talento de los estudiantes del Conservatorio Municipal Julián Orbón de Avilés ha sido esta tarde la mejor inauguración de las nuevas instalaciones en la calle de La Ferrería, que ya se encuentran operativas desde el pasado 23 de abril. Cuatro gotas de lluvia sirvieron para retrasar la actuación e introducir cambios pero que no restaron emoción ni brillantez a la celebración del nuevo edificio, que congregó a casi dos centenares de personas.
La alcaldesa, Mariví Monteserín, recorrió las instalaciones junto con el que fuera el primer director del centro, José María Martínez, ya jubilado, y el actual director, Carlos Galán. El arquitecto Julián Redondo firma la obra que se ha convertido en el broche de oro a más de treinta años de una brillante carrera en el Ayuntamiento. En los trabajos también participó la arquitecta Andrea del Cueto, directora de los servicios técnicos.
La intervención arquitectónica ha supuesto la reforma completa del antiguo edificio de Correos. En el diseño se ha buscado que todas las dependencias, salvo el auditorio, dispongan de luz natural. Además, las clases se han pensado, según explicó, Julio Redondo como «cápsulas», totalmente insonorizadas. Cada profesor dispone de su propia aula, ordenándose los pisos en función de los instrumentos. Así, la tercera planta se reserva para la cuerda y la biblioteca; en el segundo piso están los instrumentos de viento y en el primero, los pianos.
Mariví Monteserín no ocultaba su alegría por la culminación de la inversión «hecha posible con fondos de la Unión Europea». La regidora recordó la importancia de la música y la cultura para Avilés.
El director del Conservatorio, Carlos Galán, destacó las posibilidades que ofrece el nuevo edificio. Comenzando por la reunificación de enseñanzas que se encontraban dispersas en dos sedes, lo que redundará en una mayor convivencia entre los alumnos. Además, su antigua ubicación, el Palacio de Balsera, se enfrentaba a limitaciones como la ausencia de insonorización de las aulas. «Ahora en cada clase no se escucha lo que sucede en otra; es una gran ventaja para los alumnos y los profesores», explicó.
A corto plazo, el gran reto del centro será avanzar en la digitalización, tanto en la simplificación administrativa como en las posibilidades docentes que aún no se habían podido abordar. A medio plazo, cabe la posibilidad de revisar la homologación del edificio, que limita el número de alumnos a 240. El aumento de las aulas puede permitir que las autoridades administrativas permitan el aumento de alumnos.
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