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Tranvía de mulas en la plaza de Villamanín, Gijón, hacia 1895.

Un legado de pasiones

El hijo de Luis Argüelles dona al Pueblo de Asturias la biblioteca, archivo y otras colecciones de quien fuera creador del museo etnográfico y colaborador del diario EL COMERCIO

m. f. antuña

Martes, 12 de abril 2016, 04:50

Fueron años de investigación, de acopio de documentos, de estudio, de amor por Asturias y por sus tradiciones. Años en los que, poco a poco, Luis Argüelles Sánchez (Gijón, 1929-2014) fue componiendo un valioso archivo y una nutrida biblioteca que conservó con mimo. Ahora, dos años después de su fallecimiento, su hijo, Luis Argüelles Tamargo, ha depositado en el Museo del Pueblo de Asturias todos esos documentos para que estén reunidos, a disposición de todos y en las mejores manos conservadoras.

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La donación del legado de Luis Argüelles se presentará mañana en el Ayuntamiento de Gijón en lo que antoja como una especie de viaje a los orígenes. Porque no hay que olvidar que fue precisamente Luis Argüelles el creador del Museo del Pueblo de Asturias, que dirigió desde su nacimiento en el año 1968 hasta 1985.

La donación incluye una biblioteca compuesta por más de tres mil volúmenes de temática asturiana así como con notable presencia de publicaciones de arte. Además, hay carteles, dibujos, cartas y una muy interesante colección fotográfica compuesta por instantáneas tomadas por el propio Luis Argüelles y otras realizadas por su abuelo Mario Argüelles Rubiera. No faltan los múltiples artículos divulgativos que durante tres décadas publicó en EL COMERCIO. Instrumentos musicales, monedas, medallas e incluso un busto de yeso de Gaspar Melchor de Jovellanos completan la interesante donación, que pasará en su mayoría al Pueblo de Asturias aunque algunas obras serán custodiadas por el Museo Casa Natal de Jovellanos.

Luis Argüelles murió en enero de 2014 después de una vida entera dedicada a indagar en la etnografía y las tradiciones asturianas. Los bailes, la indumentaria y la música autóctona se inscribieron entre sus pasiones. En la década de los cincuenta creó el grupo folclórico Torrecerredo y en 1967, en la clausura de la Feria Internacional de Muestras de Asturias, planteó a Luis Adaro la posibilidad de crear un museo etnográfico que acabaría siendo el del Pueblo de Asturias un año después.

Licenciado en Derecho y el Ciencias de la Información, era un conversador nato que disfrutaba de su amistad y sus charlas con personajes tan emblemáticos de Gijón como el pintor Marola o con el padre Patac. También le apasionaba bucear en el pasado, como hizo durante años para revelar en las páginas de EL COMERCIO las noticias del ayer en El viejo Gijón.

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