El arte que atesora Gijón, en un marco inédito

El artista asturiano que hizo carrera en Nueva York y ha trabajado en medio mundo ha hecho de su capa un sayo y ha revisitado sin orden ni concierto con ánimo disfrutón. Ni las cronologías ni las disciplinas presentes -todas, pintura, escultura, fotografía, grabado, dibujo, cine... - sirven para trazar un viaje anárquico y maravilloso por esas paredes en las que se cruzan miradas varios retratos, entre ellos el de Claudio Alvargonzález, que se enfrentan con hashtags y tiene a sus pies el fórmula 1 de madera que creó José María Navascués.

En esas paredes repletas de obras artísticas se van componiendo relatos que habrán de tener un sinfín de lecturas y que aparecen los marcos tradicionales y otros más actuales. Se simulan mensajes de Whatsapp, la pantalla de una tablet, un post en Instagram, se colocan en su interior las obras originales, se añaden textos, incluso un retrato protesta a través de un bocadillo por la ausencia de Xosefa Jovellanos en la muestra. Pero es que además se rompe con las geometrías habituales a la hora de colocar los cuadros. Un retrato de Jovellanos aparece inclinado y jugando con la tipografía, que a su lado compone algo diferente. Hay hueco para el arte sacro, hay un busto de Primo de Rivera junto a unos dibujos que miran hacia la guerra civil, hay niños angelicales que en los que Cao ve pederastia... La propuesta es tan ecléctica como inenarrable. Hay que verla y gozarla. Con nombres tan mayúsculos como Salvador Dalí, Andy Warhol, Evaristo Valle, Mariano Moré, Nicanor Piñole, Martínez Abades, Joaquín Rubio Camín, Antonio Suárez, Bernardo Sanjurjo, Amador, Robert Mapplethorpe, Juan Botas, Concha Jerez, Gonzalo Juanes, Fernando Redruello, Francisco Fresno, Luis Pardo, Pelayo Ortega, Melquíades Álvarez, María Jesús Rodríguez, José Ramón Cuervo-Arango, Maite Centol, Mabel Álvarez Lavandera, Joaquín Vaquero Palacios, Sebastián Miranda... Del siglo XVI al XXI en una ruta ágil que corre al ritmo del hoy y que incluye al propio Paco Cao, que hace 17 años puso en marcha el concurso de parecidos 'Usted misma', presente incluso con un artículo de este periódico sobre el particular firmado por Paché Merayo.

«Esta exposición no tiene tesis, la praxis se convierte en tesis», señaló Cao, recordado después ese trabajo exhaustivo de ocho meses tratando de seleccionar de forma equilibrada y representativa las diferentes obras de arte con las que ha compuesto lo que el define como «ensayos visuales», un «diálogo ruidoso de voces» que permitirá que cada espectador llegue a «conclusiones individuales».

Muchos de los artistas cuyas obras están presentes en la muestra o herederos de los que fallecidos se dieron cita en el Centro de Cultura Antiguo Instituto para dar la bienvenida a esta exposición, en un acto al que asistió el director general de Cultura, Pablo León Gasalla, y los directores de otros museos de la ciudad. La alcaldesa, Ana González, subrayó la importancia del trabajo de Paco Cao al revisitar los fondos del museo que celebra con esta muestra su medio siglo de vida y darles nueva luz. Subrayó que ha creado una «puesta en escena sorprendente» que pone «con los ojos de este tiempo» la colección ante nuevos públicos.

Lucía Peláez, la directora del museo, habló de la visión multidireccional alejada de los planteamientos académicos habituales que ha hecho Paco Cao y subrayó que ahora cada visitante tiene «libertad absoluta» para hacer su propia interpretación, para interrelacinar con cada pared y con cada obra de las formas más diversas. Pero también aprovechó Peláez para lanzar un aviso ante el porvenir que le espera al museo ante el cambio de ubicación cuando se inaugure Tabacalera: «Tenemos que decidir cuál va a ser el futuro de una colección que es de todos».

El presente conduce a una mirada tan singular y contemporánea como rigurosa que podrá visitarse hasta el 12 de septiembre en la sala grande del Antiguo Instituto.