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Francisco Ribalta llega al Bellas Artes con 'Abrazo de San Francisco de Asís al Crucificado'

El Museo de Bellas Artes de Valencia cede el lienzo hasta el 27 de julio y abre nuevas vías de colaboración con la pinacoteca asturiana

M. F. Antuña

Gijón

Jueves, 3 de abril 2025, 23:16

Un autor ausente en las colecciones se acomoda en el Museo de Bellas Artes de Asturias hasta el 27 de julio. Se trata de Francisco ... Ribalta (1565-1628), un pintor catalán de nacimiento pero claro ejemplo de la pintura valenciana del siglo XVII, que está ya en la sala 3 del Palacio de Velarde. Llega a Asturias en vísperas de la Semana Santa y para acompañarla con 'Abrazo de San Francisco de Asís al Crucificado', un óleo sobre lienzo de más de dos metros de altura que es propiedad del Museo de Bellas Artes de Valencia, que lo atesora desde que llegó a sus manos procedente del convento de capuchinos de la Sangre de Cristo.

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Se presentó la obra con la presencia de Pablo González Tornel, director del museo valenciano, que reiteró el deseo ya apuntado por Gabino Busto, quien ejerce de director en funciones del Bellas Artes asturiano mientras se realiza el proceso para elegir al futuro director, de abrir nuevas vías de colaboración entre ambos espacios. Es obligado y necesario, coincidieron ambos.

De momento, como apuntó Busto, se solventa la carencia de este autor en el Bellas Artes, que en el futuro -subrayó- deberá contar con alguna obra con su firma vía adquisición, puesto que su relevancia así lo impone, por cuanto está considerado como el iniciador del barroco en Valencia y creador de una escuela de la que formaron parte su propio hijo Juan Ribalta, Vicente Castelló o Jerónimo Jacinto de Espinosa. Busto tildó de «sobrecogedor» el óleo que González Tornel se encargó de presentar con todo lujo de detalles. Lo definió como una obra de madurez de un autor que abrazó el naturalismo y lo consolidó y que dio forma artística a una manera multisensorial de vivir la religión. Ese lienzo se mira con los ojos, pero también parece poder tocarse en las texturas de sus textiles, escucharse a través del músico que retrata. Incluso ese San Francisco en pie vestido con el hábito de la orden que muestra estigmas en manos y pies mientras abraza a Cristo crucificado aproxima sus labios a la sangre que brota de sus heridas. «Es una manera de sentir la religión» en ese momento histórico, en torno a 1620 cuando está datada la obra, en que no todo el mundo podía leer y en el que la idealización religiosa en la pintura da paso a una mirada más realista.

Es una obra importante para el museo valenciano y se ha ubicado en un lugar también importante en el asturiano, que la ha puesto a dialogar con un Cristo crucificado de Zurbarán. Juntos estarán hasta el verano y juntos, como ocurrió durante la presentación de esta mañana, verán avanzar las obras de ampliación que se llevan a cabo en el museo. Ruidos y vibraciones se dejaron sentir y de esta forma, como apuntó el director general Pablo León, quedó claro que «la ampliación va adelante».

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