Samuel Diz: «La guitarra de Lorca suena como si viniera de otra realidad»
El músico lleva a la Cúpula del Niemeyer su 'Retrato de mujer', con obras de autoras españolas e interpretado con una réplica de la guitarra del poeta granadino
«En la redonda/encrucijada/seis doncellas/bailan./Tres de carne/y tres de plata./Los sueños de ayer las buscan/pero las tiene abrazadas/ ... un Polifemo de Oro». Así describe a la guitarra el genio de Lorca en la adivinanza dedicada a su amigo Regino Sainz de la Maza. Samuel Diz (Tui, 1986) tuvo en sus manos e hizo sonar las cuerdas del auténtico Polifemo que abrazó el poeta. Con la guitarra que le regaló a Federico su tía Isabel en 1906 -conservada por su familia y restaurada por Francisco Manuel Díaz, ochenta años después- grabó en su misma habitación de la Huerta de San Vicente el disco 'Memoria de la melancolía', homenaje a María Teresa León. Ahora, con una réplica de la joya construida por su restaurador, divulga el legado musical de aquella edad de plata de las artes que truncó la guerra civil. El próximo domingo estará en la Cúpula del Centro Niemeyer de Avilés presentando 'Retrato de mujer', el concierto que diseñó para el centenario de Emilia Pardo Bazán con obras de cinco compositoras que vivieron en el siglo XX los logros feministas impulsados por la escritora gallega. Investigador e intérprete de la música de la generación del 27, Diz subraya en ella su diversidad creativa: «Había un peso importante del ámbito pictórico, poético, musical o del cine, fue muy rica en diferentes disciplinas y existía un denominador común en el interés por la guitarra. Basta pensar en la estética cubista y su presencia transfigurada en los bodegones o en la literatura, comenzando por Lorca». Es además, apunta, «un momento histórico en que la guitarra despega como instrumento de concierto en manos de Andrés Segovia o Sainz de la Maza.
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Hay un auténtico esplendor y un gran repertorio, casi todos los compositores coetáneos escribieron para las seis cuerdas. Gran parte de ese legado quedó en el olvido tras la guerra o disperso en los países de acogida a los autores exiliados». Recuperar esas partituras para el público es el proyecto artístico en el que lleva años trabajando el solista gallego.
La diáspora unió los destinos de tres de las músicas incluidas en 'Retrato de mujer'. Fue el caso de Rosita García Ascot (1908-2002), «una intérprete y autora muy activa en los años 30 que en su exilio mexicano acabaría convirtiéndose en una importante galerista de arte», o el de la asturiana María Teresa Prieto (1896-1982): «Una de las compositoras más prolíficas de su tiempo, salió en el 36 para México y allí llegaría a tener quince estrenos orquestales». Otro exilio, en el mismo país que las anteriores, vivió la navarra Emiliana de Zubeldia (1888-1987): «Huye a finales de los años 20 de un matrimonio desafortunado en busca de la libertad para desarrollar su carrera musical». Y precursora fue también Elena Romero (1907-1996): «Vive en España, compone, dirige orquestas y ejerce el periodismo o la crítica musicales». Junto a ellas, la viguesa Gloria Rodríguez Gil (1972) representa el nexo contemporáneo con esas creadoras.
Su música revivirá en la guitarra lorquiana, a la que Diz define como «muy especial, sobre todo en los graves, a pesar de su caja estrecha la sonoridad es muy profunda, telúrica, como si viniera de otra realidad». Tal vez la del duende del poeta que la sigue habitando.
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