Lorient se rinde a la gaita astur
Álvaro Álvarez Fernández reedita su éxito del año pasado en el Trofeo MacCrimmon
Alberto Piquero
Domingo, 9 de agosto 2015, 15:07
El gaitero Álvaro Álvarez Fernández volvió a llevarse el entorchado en el prestigioso Trofeo MacCrimmon, tras haberlo obtenido en la pasada edición del Festival Intercéltico de Lorient. La emoción lo desbordó tras conocerse el fallo del jurado, del que formaban parte en su representación asturiana junto a dos bretones y dos gallegos, Xuacu Amieva y Andrea Fernández Joglar, ganadores asimismo en anteriores citas del certamen.
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Clase magistral de un gaitero excepcional, Xuacu Amieva
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En la mañana de ayer, Xuacu Amieva impartió una master class de gaita en el Palais de Congrès de Lorient, al lado de su colega gallego Edelmiro Fernández, diferenciando matices entre ambos instrumentos a un lado y otro del Eo, que terminó rematando al compás de una marcha de Brañes, de la cual es autor, y una jota tradicional del centro de Asturias, que despertaron una ovación matutina de esas que parecen reservarse para las veladas nocturnas. Genial.
Todavía enjugándose las lágrimas, explicaba a EL COMERCIO las razones que le procuraban ese ánimo feliz e incontrolado. «Subí al escenario bajo la presión de defender el galardón que me concedieron el año pasado, ante un jurado de primer nivel, y yo mismo me puse una exigencia mayor», aducía con una humildad que le brota por todos los poros. «Además, tenía sobrecarga en los brazos por exceso de ensayos», añadía, lo que no parece haberle restado ni un ápice de talento en las interpretaciones, que se desarrollaron, siguiendo las normas para cada uno de los competidores, que requieren el dominio de composiciones bretonas, gallegas y asturianas, con una suite bretona, del país bigoudenne, estructurada mediante marcha, melodía y danza;un aire lento, dos muñeiras y dos jotas, de inspiración gallega, y en el apartado asturiano, una jota y el vertiginoso floreo de Remis, que lució en su digitación de forma primorosa.
Estudiante de ingeniería química, confiesa que esa vertiente atiende a motivos profesionales, que la pasión completa la vive con la música y la gaita. Esa es su química, desde que a los 11 años ingresó en la Escuela de Música Manolo Quirós.
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