'Fidelio'. Uno de los últimos enasyos de la ópera de Beethoven en el Teatro Campoamor. josé vallina

El reto de la Ópera: once funciones en doce días

La Ópera de Oviedo espera regresar tras el puente con dos estrenos consecutivos: 'Fidelio', de Beethoven, y 'Madama Butterfly', de Puccini

Ramón Avello

Gijón

Sábado, 5 de diciembre 2020, 20:49

'Madama Butterfly' y 'Fidelio' son dos óperas muy diferentes, que la covid-19 acabó por emparejar en la 73 Temporada de ... Ópera de Oviedo. El aplazamiento el pasado mes de la obra de Puccini ha provocado que, si la autoridad competente lo permite, se alternen en el Campoamor, en un singular 'tour de forcé', estas dos obras. Los días 10, 11, 13, 15 y 19 de diciembre, se representará 'Fidelio', un canto beethoveniano a la libertad. Los días 12, 14, 17, 18, 20 y 21, 'Madama Butterfly', la emotiva tragedia japonesa. Once funciones en doce días. Estas óperas no solo comparten teatro, sino también escenario común. El consulado de Estados Unidos en Nagasaki, licencia escénica de Joan Antón Rechi para el primer acto de 'Madama Butterfly', se transformará en la prisión sevillana en donde se desarrolla 'Fidelio'.

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Primer estreno

La Ópera de Oviedo conmemora con 'Fidelio' el 250 centenario del nacimiento de Beethoven. Es la primera vez que se programa su única ópera en la temporada ovetense, aunque el título se representó en el Campoamor a principios los 80, dentro de los Festivales de Música de Primavera que organizaba la Universidad de Oviedo. 'Fidelio' sigue siendo una 'rara avis' en el mundo lírico. Beethoven poseía una inteligencia y sensibilidad esencialmente sinfónica, pero estaba menos dotado para la lírica, dicen algunos críticos como D'Indy. Desde otra perspectiva, músicos como Wagner opinan que 'Fidelio' es el precedente del drama musical alemán, al fusionar la melodía vocal, el tejido orquestal y el devenir dramático. El propio Beethoven tenía en muy alta estima su ópera: «De todas mis criaturas», escribió, «'Fidelio' es la que más dolores me ha costado engendrar y la que mayores sinsabores me ha producido. Por eso es también la más querida».

El parto de 'Fidelio' fue largo y doloroso. La primera versión se representó en 1805, en una Viena ocupada por Napoleón. Fue un fracaso. Un año después, corregida y con el nombre de 'Leonora', volvió al escenario vienés, pero Beethoven la retiró violentamente tras dos funciones por desacuerdos con el empresario. Finalmente, en 1814, en una Viena que celebraba la derrota napoleónica, le llegó el éxito.

'Madama Butterfly'. Ainhoa Arteta, caracterizada de Cio Cio San. vallina

Dos géneros líricos se aúnan en 'Fidelio'. El primero es la tradición del 'singpield' alemán, un género similar a nuestra zarzuela que intercala en la partitura partes habladas. El segundo, la influencia de la llamada 'ópera rescate', subgénero popularizado en Francia con la Revolución. Al igual que la llegada salvadora de la caballería en nuestras películas de indios, en esta modalidad operística las trompetas suelen anunciar, en la última escena, la salvación del héroe.

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Su argumento se inspiró en un hecho real que sucedió durante la Revolución francesa, la de una mujer en Ruan que se disfraza de hombre para liberar a su esposo. En la ópera, Leonora es la mujer de Florestán, preso político encerrado injustamente en una mazmorra de Sevilla, custodiada por el malvado Pizarro. Leonora se disfraza de hombre y adopta el nombre de Fidelio para entrar como carcelera en la prisión. Gracias a la intervención de Don Fernando, enviado del príncipe, Leonora consigue liberar a su esposo y a los otros presos, prender al malvado Pizarro, y que el bien triunfe sobre el mal.

La gran novedad en la ópera de Beethoven es que convierte un tema de intriga bastante manido en un canto de la humanidad oprimida a la libertad. Por la fuerza de la música, Beethoven crea un original drama musical no solo de alto valor sinfónico y coral, sino de un simbolismo transcendental. Llega a Oviedo bajo la dirección de escena de Joan Antón Rechi y la dirección musical de Marc Piollet, al frente de Oviedo Filarmonía.

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Segundo estreno

La Ópera de Oviedo está familiarizada con la heroína japonesa de Puccini. En ocho temporadas, nueve con la actual, se ha representado esta ópera. La primera vez, en 1951, con Vera Montanari de protagonista. Entre las cantantes que han interpretado este personaje figuran Raina Kabaivanska, Verónica Villarroel o Amarili Nizza. Esta 'Madama Butterfly', coproducida por el Festival Castillo de Perelada y la Ópera Alemana del Rin, cuenta con la dirección musical de Óliver Díaz y la dirección escénica, también, de Joan Anton Rechi.

Puccini se interesó por el tema oriental cuando en 1900 asistió en Londres a una representación teatral de 'Madama Butterfly', del dramaturgo americano David Belasco. A su vez, Belasco se había inspirado, en el relato de Pierre Loti 'Madame Crisantemo', que describe su relación con una muchacha de Nagasaki cuando Loti vivía en Japón. Puccini compuso esta ópera en tres actos entre 1901 y 1903. Su estreno en 1904, en La Scala de Milán, fue también un fracaso. A la ópera se le achacaba monotonía, cursilería y poca variedad de situaciones y sentimientos. Hoy, además de una ópera popular, posee una redoblada actualidad al abordar la relación entre el poder hegemónico y la tradición ancestral. Puccini tenía en tan alta estima a Butterfly, que hasta cuatro veces retocó su versión final, y dijo que era «la ópera más sincera y sentida, la más expresiva de todas las que he concebido».

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Está envuelta en una música intimista y delicada, pero sólidamente enhebrada con pequeños motivos melódicos orquestales asociados a los personajes, que conforman una partitura llena de sutilezas. Esa continua conversación musical entre orquesta y canto adquiere una singular amplitud en los tres grandes dúos de la ópera: el del amor, en el primer acto, el de la carta y el de las flores. Son numerosas las alusiones a un orientalismo japonés, desde una tendencia a la escala pentatónica a referencias a canciones e himnos como 'Sakura' y el 'Himno Imperial'. Sin embargo, más que el pintoresquismo Puccini busca una idea de quietud y contemplación propia del Oriente. Las intervenciones corales son ejemplo de ese rasgo intimista y sereno, que hace, por contraste, más aguda la tragedia

Puccini escribió grandes arias que dibujan el perfil psicológico de los personajes, como 'Dovumque al mondo', que representa el poder y la vanidad de Pinkerton, 'Un bel di vedremo', un canto a la esperanza, el aria 'Che tua madre', marcadamente oriental y premonitoria de la tragedia, pero también conmovedor, del aria final '¡Piccolo Iddio!'. Todo ello hace de Butterfly una tragedia intimista sobre la inocencia y el amor traicionado, pero también un drama social que pone en primer plano las desigualdades raciales y los conflictos entre el imperialismo occidental y las costumbres de un país que confieren a la obra un valor universal.

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