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Raúl Entrerríos anota uno de los cinco goles que firmó ayer. EFE

«El equipo ha demostrado una vez más que tiene fe y confianza en lo que puede hacer»

Raúl Entrerríos y los 'Hispanos' ponen rumbo a los metales tras remontar un partido en el que el equipo español estuvo muchos minutos contra las cuerdas

JOSÉ ÁNGEL GARCÍA IGLESIAS

Miércoles, 4 de agosto 2021, 01:02

Una de las generaciones más talentosas de la historia del balonmano español se ganó su derecho a pelear por las medallas. Al frente del grupo, el asturiano Raúl Entrerríos. A sus 40 años y en su última competición en activo, ejerce de capitán dentro y fuera de la pista. En un partido peliagudo, Jordi Rivera echó mano del gijonés para encauzar un rumbo que se había desviado del objetivo.

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«Ha sido un partido muy intenso que se nos ha puesto por momentos muy cuesta arriba, especialmente en la mitad de la segunda parte, cuando llegamos a perder por cuatro goles», resume Raúl en conversación telefónica con este periódico. Han pasado algunas horas del partido y todavía se percibe el cansancio a través de sus palabras. La exigencia para superar a Suecia (33-34) ha sido máxima. Están acostumbrados. Es el tercer partido que gana España de forma agónica en esta competición.

«El equipo ha demostrado una vez más que tiene fe y confianza en lo que puede hacer», añade Entrerríos, emocionado ante la posibilidad de hacer realidad el sueño de subir al podio en el epílogo de una trayectoria ejemplar, jalonada de éxitos, tanto a nivel de clubes como con la selección. Esa experiencia está en el disco duro de un grupo que sabe lo que tiene que hacer cuando el partido se pone cuesta arriba. «Hemos ido acción a acción, intentando ganar cada uno de los duelos. Así hemos conseguido darle la vuelta», explica el capitán de los 'Hispanos', que alaba «el compromiso del equipo, una vez más, y el buen juego».

«En la semifinal vamos a intentar competir otra vez, sabiendo que será un rival complicado», señala sobre el partido ante Dinamarca

Lo cierto es que la Selección realizó uno de sus partidos más atípicos. Hay dos datos que avalan la apreciación: España encajó 33 goles y hasta el minuto 50 la portería acumulaba una parada entre Pérez de Vargas y Corrales. Algo tan inusualmente extraño que en el momento que el toledano tocó tres balones permitió a la selección remontar y acabar doblegando a los suecos. Espera ahora en el penúltimo cruce la poderosa Dinamarca, que se deshizo de Noruega con suficiencia: 31-25. Será el jueves a las 14 horas en España. Por la otra parte del cuadro, Francia y Egipto, dirigido por García Parrondo y el gijonés Antonio Cartón , pelearán por un puesto en la final.

El deporte no entiende de caridades ni de justicias. Vales lo que vale tu último partido, y España rozó durante la mayor parte del encuentro ante Suecia el desastre de irse a casa en cuartos de final. Ser campeón de Europa no te garantiza nada en la élite, y menos en un deporte tan extraordinariamente igualado como el balonmano. Lo que ya nadie podía suponer es que el guionista del torneo olímpico se inclinara por elaborar una trama extraña. Los Hispanos pareció que entraron bien esta vez al encuentro. Espejismo. La fluidez en ataque venía acompañada por una intensidad defensiva mínima. Inusual. Tanta que los jugadores parecían incapaces de entender lo que les estaba ocurriendo. Todo eran autopistas para Suecia en el área española. Jugar a intercambio de goles con unos tipos como los suecos no es buena idea y sí una garantía de que te vas a complicar la vida de manera severa. La sangría defensiva era tan profunda que nadie encontraba soluciones. Ni el 5-1 ni el 6-0 eran obstáculos para los nórdicos. Animados por la endeblez del muro español, los escandinavos transitaban con comodidad camino de las semifinales.

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Hasta que se produjo el clic. Y ese fue, simplemente, la segunda parada de Pérez de Vargas. Fue en un lanzamiento de seis metros. Esa acción generó un gol a favor, que España se pusiera a tres de distancia cuando estaba al borde de salir mentalmente del encuentro y que los jugadores vieran todo de manera diferente. Cuando el portero para, la defensa defiende. El axioma por excelencia del balonmano se cumplía de nuevo. «Todo el mundo aporta y eso es lo importante», añade Raúl.

Quedaban poco menos de diez minutos, pero a los suecos se les vino el miedo encima. Justo lo contrario que a los hispanos, que leyeron perfectamente el encuentro. En unos cinco minutos finales plenos de inteligencia y aplomo, y con Alex Dujshebaev de nuevo tomando la responsabilidad, acabaron por cambiar la historia de un encuentro que tuvo a toda una generación de talentos en el alambre de la eliminación

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Ante los danes de Hansen y Landin la eficiencia de los hispanos deberá cambiar. «Vamos a intentar competir otra vez, intentar llegar a disputar una final pero siempre teniendo en cuenta que será un partido complicado como han sido todos desde el debut», apostilla Entrerríos.

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