«Esta medalla ha sido la guinda»
Miriam Vega regresa del Mundial de Uzbekistán de piragüismo con un trabajado bronce en K-1 5.000: «Funcionó la estrategia y el tener la cabeza fría»
Contenta y satisfecha acabó la gijonesa Miriam Vega el Mundial de Piragüismo de Samarcanda, en Uzbeksitán. Con una medalla de bronce al ... cuello y la sensación de haber hecho un buen trabajo puso fin a una cita en la que lo dejó todo. «Ahora solo quiero descansar. Este mes va a ser para desconectar. Quizá haga el campeonato de surf ski, pero más tranquila, por cambiar de modalidad», relata desde Estambul, donde ha hecho parada antes de volver a España para pasar unos días con la familia, que se desplazó a Uzbekistán para seguirla en la competición.
Publicidad
La presea que se trae de Samarcanda, el bronce en el K-1 5.000, no ha sido, ni mucho menos, fácil. «Había tres o cuatro chicas muy fuertes, pero sabía que tenía mis opciones», relata. Era la prueba que llevaba más preparada, para la que había conseguido la clasificación, pero a una categoría ya de por sí dura hubo que sumar en esta ocasión las condiciones climáticas. «Había mucho viento y muchas olas y en cada vuelta había que hacer porteo».
Las olas metían el agua en la piragua, haciéndola más pesada, y los porteos, cinco, cargaban más unas piernas ya de por sí trabajadas. «En el agua hay que ser explosiva porque las vueltas son cortas, pero no puedes reventar. Al correr, las piernas se cansan más y tienes unas sensaciones diferentes».
La planificación de la prueba y conseguir ceñirse al guion marcado fueron claves para que la deportista formada en el Grupo Covadonga consiguiese en objetivo de meterse en las medallas. «Funcionó muy bien la táctica, la estrategia y el tener la cabeza fría. La medalla fue la guinda».
Publicidad
Los porteos
Los cambios que se han introducido en los últimos años en el piragüismo han obligado a la deportista gijonesa a adaptarse. Uno de ellos es el porteo. Desde los Juegos Olímpicos de Tokio se ha ido imponiendo esta particularidad en las pruebas de 5.000 metros, encuadradas dentro de la disciplina del esprint. En el Mundial de Uzbekistán, los porteos eran de 80 metros, un recorrido suficiente para ser un gran condicionante en la competición.
Quien volvió con mal sabor de boca de Uzbekistán fue Pedro Vázquez. Acudía el asturiano a la competición con la intención de revalidar el título de campeón del mundo en el K-2 1.000, pero no fue posible. «Acabamos cuartos, a cuatro décimas del bronce. Hicimos un buen fin de semana, pero esto es deporte de alto nivel no siempre sale perfecto». Poco después de terminar la prueba, ya con la cabeza más fría, el asturiano admite que «cambiaría cosas» de la competición, aunque ahora ya solo queda desconectar y comenzar unas merecidas vacaciones. «Estoy contento con el trabajo».
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión