«No es habitual que con casi treinta años dedicasen tanto tiempo a entrenarme. Menos siendo mujer»

Mete ritmo. Mucho ritmo al combate. Ya desde que empezó a pelear en 'amateur', lanza numerosos golpes. Y tira «hacia delante» gracias a su fondo físico. La púgil asturiana Violeta González (Oviedo, 1982), vigente campeona de España de peso gallo, enlaza ya siete triunfos -el último, el pasado fin de semana, le valió para alzarse con el título nacional- y una sola derrota en el mundo profesional sobre el cuadrilátero.

Este cinturón en peso gallo la mantiene con los pies en el suelo. Todavía quedan muchos aspectos por mejorar en su técnica. Quiere pulir su boxeo y aspira a hacerlo más preciso. Golpes más controlados. Que no sea solo «pisar el acelerador y avasallar, tirando golpes sin parar».

Tiene margen para lograrlo. Para ganar esa calma. La boxeadora ovetense, afincada en Bilbao desde 2010, asegura que tuvo una gran fortuna cuando en su vida se cruzó un equipo -el NeskaBox- que confió en ella. A pesar de su edad, porque se acercaba a la treintena cuando cambió sus guantes de kick-boxing por los de boxeo. Su mentor, en tierras vascas, es el entrenador Josu Lopategi. «Es raro lo que hizo conmigo. Es un misterio. No es habitual que, con casi treinta años, alguien trabaje y dedique tiempo y esfuerzo contigo. Mucho menos si eres mujer», asegura Violeta González.

A sus espaldas ya acumula un bagaje importante. Con 18 años salió de Oviedo para estudiar Ciencias Ambientales en Salamanca. Allí se inició en el kick-boxing de la mano de Manuel García. «Un entrenador muy bueno que recordaré toda mi vida», afirma.

También en la ciudad castellana comenzó a emocionarse con el boxeo, y tiempo después, casi sin saber dónde se metía, acudió a los Campeonatos de Vizcaya. Esa experiencia la dejó ligada desde entonces al País Vasco. Muy pronto se integró en el NeskaBox, equipo con el que pronto acudió a campeonatos nacionales y con el que se convirtió en la primera mujer boxeadora profesional federada en esa región. Su esfuerzo diario y su afán por «hacerlo lo mejor posible» obtuvo sus frutos.

Violeta González ya hizo historia al convertirse, en 2013, en la primera campeona del País Vasco de boxeo amateur en la categoría del peso pluma. El salto al salto al campo profesional lo dio hace dos años. Y sus enfrentamientos han sido contra auténticos huesos como Katherine Quintana, la francesa Ainara Mota y la serbia Jasmina Nad, sin olvidarse de su última rival, la grancanaria Davinia Pérez. Ella lo prefiere así. «Estamos teniendo una buena carrera porque, la idea, es hacer las cosas bien», comenta, para matizar después que quiere competir «con pasión y con ganas de hacer buenas peleas». No se trata de aparecer solamente en el cartel de las veladas.

De cara al futuro se abre la posibilidad de pelear por algún título europeo, aunque, en este punto, Violeta es prudente. Se remite a ir paso a paso: «Nunca se sabe. Es complicado. Vamos a verlo».

Su labor es entrenarse bien. El resto queda en manos de su promotora, MGZ Boxing, empresa que se encarga de ofrecerle oportunidades. Y no es poco lo que Violeta hace, con un estricto 'planning' semanal. Alterna los días de carrera con el gimnasio y, a medida que se acerca la fecha del combate, trata de «meter dos o tres sesiones de entrenamientos al día».

Pionera en muchos aspectos, Violeta González tiene como referente a otra mujer que también abrió camino: María Jesús Rosa, la primera campeona de boxeo femenino española de la historia, y fallecida el pasado diciembre a causa de una enfermedad. De ella se acordó la asturiana tras lograr el campeonato nacional, en el que lució una camiseta de Rosa a modo de homenaje: «Tuve la suerte de conocerla. Es una persona que, por su carácter y por todo lo que vivió, daba ejemplo. Trasmitía que había que disfrutar con lo que se hacía». Como ahora hace Violeta.