Arcelor prevé suprimir 131 puestos en las plantas asturianas con la salida del personal de 1962
El despido colectivo afectará finalmente a 111 trabajadores de las factorías de la región, pero la amortización de empleos será mayor
Arcelor y los sindicatos iniciaron ayer el periodo de consultas del despido colectivo por el que se dará salida al personal de más edad, el ... nacido en 1962. Recurre así, por primera vez en la era Mittal, a un expediente de regulación de empleo (ERE), frente al mecanismo de contrato relevo, utilizado habitualmente en la compañía para que los empleados manufactureros abandonaran el tajo pasados los 60 años, y que permitía rejuvenecer la plantilla con la conversión de eventuales en fijos. Sin embargo, ahora el objetivo es adelgazar los costes laborales y la multinacional ya ha dado las primeras cifras. Su objetivo es amortizar 131 puestos de producción en Asturias. Una parte de su labor se automatizará, pero en otros casos la actividad se repartirá entre otros empleados.
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Según los datos puestos ayer sobre la mesa, el despido colectivo afectará a 124 trabajadores de lo que se conoce como Clúster Asturias: 111 en Asturias, 3 en Sagunto (Valencia), 8 en Echévarri (País Vasco) y 2 en Lesaca (Navarra). No serán los únicos que abandonen la actividad, también lo harán los 49 que se acogieron a la modalidad de contrato relevo, unos 40 en el Principado.
Sin embargo, esas salidas no están ligadas directamente a sus puestos. Se van por edad, pero quizás su cargo no sea amortizado y sí se prescinda de otro. De ahí que la multinacional advirtiera ayer de que serán necesarias medidas complementarias al despido. Habrá reorganizaciones, automatizaciones en algunos casos y en otros se deberá repartir el tajo entre el resto de empleados. Los 131 puestos que desaparecerán se concentrarán en las áreas de producción de Gijón y Avilés y, en principio, no afectarán a oficinas ni a otras factorías.
Los puestos que se van a amortizar no son realmente los de los trabajadores que se van y habrá reorganizaciones
La compañía detalló que pretende amortizar 94 empleos en la cabecera: 10 en los hornos altos y los sínter, 23 en la acería de Avilés, 20 en el tren de bandas en caliente (TBC), 15 en energías, 8 en mantenimiento y transportes, 3 en el tren de chapa y 15 en las baterías de cok. Estos últimos son de los que más han sorprendido, ya que se trata de una instalación nueva, cuyo personal ya se ajustó mucho frente al que había en las antiguas de Avilés. Por otro lado, se esperan recortar 15 en calidad, 5 en acabados y otros 17 en largos: 9 en la acería de Gijón, 7 en el tren de alambrón y 1 en el de carril. Se da la circunstancia de que en algunas de estas instalaciones ya se han producido reorganizaciones y amortizaciones de empleos en los últimos años. Por ello, desde los sindicatos se duda de cómo se podrán llevar a cabo esos recortes sin afectar a la producción, sobre todo, cuando se baja al detalle. Como ejemplo, citan la reducción a la mitad la cifra de expedidores del TBC.
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Pese a estas reticencias, la compañía tiene clara su intención de acometer este ajuste de plantilla, que afecta a prácticamente todas las instalaciones y, por tanto, va más allá de las inversiones previstas en descarbonización, que por ahora se concentran en la acería de Gijón y ni siquiera se han ejecutado. De hecho, a principios de semana, la empresa reveló que existe un desfase entre su plantilla y el objetivo que tenía para este inicio de 2024 y lo cifró en casi 300 efectivos, en concreto, en 288, tras aumentar en 98 durante el año pasado. No obstante, ese alza se realizó mediante eventuales, que han pasado a ser el 6,1% del total frente al 3,3% de 2022, mientras que la cifra de fijos se redujo en 42 trabajadores.
Por otro lado, Arcelor insistió ayer en que este despido es una medida «no traumática», ya que se circunscribe al personal nacido en 1962, que en años anteriores hubiera salido mediante el contrato relevo, y que ahora ha optado por un ERE de extinción con ayudas previas con una garantía salarial de hasta el 80% de la retribución bruta. De hecho, la empresa dio a elegir a los trabajadores si preferían una u otra opción y la mayoría se decantó por el despido, ya que al tener una retención fiscal inferior suponía una compensación económica mayor, aunque con él se prescinde de ciertas garantías, como seguir ligados a la empresa.
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