«Europa no está dando una respuesta rápida al acero y eso es un lastre»
«Asturias no tiene menos posibilidades o potencialidades que ningún otro territorio y tiene más que muchos, más que la mayoría»
Francisco Blanco (Gijón, 1969) asumió la presidencia de Sepides en diciembre de 2023, pero ahora esta sociedad gana relevancia. El pasado martes, el Consejo ... de Ministros aprobó su transformación en entidad pública empresarial para que pueda convertirse en «la gran agencia española de la política industrial». De este modo, apoyará al Ministerio de Industria y Turismo gestionando fondos y ayudas, como las de los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica), una tarea que Blanco ya lideró en su anterior etapa como secretario general de Industria. Ahora vuelve a convertirse en un actor clave para la transformación del sector.
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–El Consejo de Ministros aprobó esta semana transformar Sepides en entidad pública empresarial. ¿En qué se traduce esa decisión?
–Dejamos de ser una sociedad mercantil y adquirimos competencias administrativas. La principal diferencia es que vamos a poder dar subvenciones y, por tanto, gestionar los PERTE.
–Usted ya lideró la gestión de los PERTE en el Ministerio de Industria, ¿por qué se decide ahora que pase a Sepides?
–Al traspasarnos el dinero y encargarnos nosotros esperamos ganar más tiempo para ejecutar los proyectos, además de dar más flexibilidad a la gestión, ya que esta sería más ágil, porque tenemos menos rigideces administrativas. Ahora los plazos son muy apurados porque los proyectos tienen que estar ejecutados antes del 26 de agosto de 2026. La idea es poder llegar hasta 2028.
–Asumen la gestión de los PERTE, que es compleja y acumula retrasos. ¿Se reforzará Sepides?
–Tenemos un plan de contrataciones importante, de unas 40 personas, en gran medida de ingenieros industriales para poder evaluar los proyectos y también para reforzar el resto de áreas.
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–A la vez que la conversión de Sepides, el Gobierno aprobó el anteproyecto de Ley de Industria, que incluye más apoyos para el sector. Sin embargo, las grandes patronales advierten de que se necesitarán 2.500 millones para desplegarla y que no hay concreción económica. ¿Habrá el presupuesto necesario?
–Yo creo que la voluntad está ahí. El problema que estamos viendo es que hay determinadas políticas, como la industrial, que tendrían que ser una política de Estado. Si se habla con los sindicatos o la CEOE, coinciden, quieren que haya un pacto de Estado, pero en la práctica da igual esa voluntad política, porque hay una oposición que lo utiliza como elemento político. Si no hay unos presupuestos que lo permitan plasmar, hay un problema, pero la voluntad está clara, ya no solo en España, sino en el mundo, incluso académicamente.
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–¿Cuál ha sido el cambio?
–Antes la política industrial estaba denostada porque se llevaba el liberalismo y se pensaba que el mercado lo hacía todo bien, ahora está claro que eso no funciona. Hay fallos y cuestiones que la iniciativa privada por sí misma no puede hacer, como la transición al hidrógeno. Y hay otros países que influyen, si EE UU se vuelve proteccionista o China subvenciona sus producciones y tú no lo haces, te quedas totalmente fuera. Entonces, hay que ser realistas, si otros intervienen, no te queda más remedio que intervenir a ti. Hay que apoyar a tu industria porque si no desaparece.
–Como secretario general de Industria se involucró personalmente en que la Comisión Europea diera el visto bueno a la ayuda de Estado a Arcelor para construir la planta de DRI. ¿Le molesta el tiempo perdido ahora que la multinacional ha suspendido la inversión?
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–Lógicamente, cuando llegas a un puesto así, estás pendiente de los temas asturianos, pero lo que menos importa es el esfuerzo que haya hecho, lo que me preocupa, como a todos los asturianos, es que este proyecto salga adelante. Y tampoco es por el proyecto en sí, es porque queremos un futuro para la siderurgia en Asturias.
–¿Qué cree que puede suceder con la siderurgia asturiana?
–El sector del acero es cíclico y en Europa tenemos un problema que no está del todo resuelto, que es cómo resolver las exigencias medioambientales a nuestras empresas en un mundo globalizado, cuando otros países no hacen lo mismo. Tenemos que ver cómo se aborda en Europa esto de una manera realista, cómo hacemos para no renunciar a nuestros objetivos medioambientales sin perjudicar a nuestras empresas y teniendo en cuenta que hay otros países que no hacen lo mismo.
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–El informe Draghi propone financiar deuda común y destinar 800.000 millones de euros anuales a inversiones en la industria europea para que pueda ser competitiva. ¿En qué cree que quedará?
–En comparación con grandes actores mundiales, como EE UU o China, Europa es claramente más lenta. En Estados Unidos empezaron bastante más tarde que aquí con el tema medioambiental y, de repente, sacaron la IRA (Ley de Reducción de la Inflación) con muchísimas inversiones, aunque ya veremos cómo queda ahora. Y en China llevan mucho tiempo con esto y son líderes en renovables o baterías. En Europa tomamos las decisiones de forma más fragmentada, más lenta, y esto es un lastre. Esto no quiere decir que no sea europeísta, sino que lo soy más. Cuando decimos que Europa no funciona, no hay que deshacerla, sino que hay que reforzarla.
–Tras la pandemia, se abrió la mano a ciertas ayudas de Estado...
–Con la Presidencia de España de la Unión Europea me tocó llevar dos expedientes muy importantes, como la 'NetZero Industry Act' y la 'Critical Raw Materials Act'. Se hacen cosas, pero el problema es la lentitud. Eso está pasando ahora con el acero, que no se le está dando respuesta suficientemente rápido.
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–Se habla mucho de reindustrializar el país. ¿Se está reindustrializando España?
–España tiene una oportunidad única, dos tendencias que nos favorecen. Por un lado, la desglobalización. Tras la pandemia se quiere volver a fabricar todo en casa, se habla de autonomía estratégica, ya no nos fiamos de fabricarlo todo en China. Y todas esas empresas que quieren volver a estar cerca de sus mercados en Europa encuentran que en España tienen una ventaja única porque es el país con mayor potencial en renovables. Tiene las renovables más baratas a medio y a largo plazo y tenemos espacio, cosa que en Holanda, Austria o Alemania no. Y hay otro elemento más, las empresas chinas que quieren vender en Europa también buscan dónde instalarse y se fijan en España. Sí que hay una reindustrialización.
–Sin embargo, Asturias no está logrando atraer ninguno de esos grandes proyectos. El de componentes de baterías de Ionway para El Musel se ha enfriado a la vez que la movilidad eléctrica, BYD finalmente ha elegido Hungría y Turquía... ¿Se va a reindustrializar la región?
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–La ventaja que teníamos con el carbón ya no la tenemos, pero la solar es la misma aquí. Estamos en un sistema integral. Tenemos las mismas oportunidades que en cualquier sitio, lo que tenemos que hacer es creérnoslo, pelearlo. Incluso tenemos ventajas, estar en la costa, los puertos, tener agua, experiencia industrial...
–Y mientras, Duro Felguera no acaba de remontar. ¿Cómo percibe su situación?
–En general, el sector de los EPC (proyectos llave en mano) está en una situación difícil. Ha sufrido mucho y los bancos han querido reducir su riesgo en estas empresas y les han retirado financiación. Eso está afectando mucho. De todas formas, entiendo que cuando una empresa, como Mota-Engil o Grupo Prodi, mete 90 millones de euros en otra es porque la quiere sacar adelante. Igualmente, hay una paradoja, este es un sector estratégico para un país en el que hay muchos proyectos, en renovables, en la industria, hay mucho negocio, pero si no se encuentra financiación...
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–En clave política, está algo alejado de la vida orgánica del partido aquí en Asturias. ¿Qué tendría que pasar para que se le vuelva a ver participando en ella?
–Estoy al tanto y la sigo, pero cuando uno tiene una responsabilidad de gestión, no tanto de representación, es distinto. Cuando uno es senador es más normal que el 90% de la opinión sea política, pero cuando se tiene un puesto de gestión es normal que uno se centre en la tarea que se tiene.
–¿Ve Asturias de una forma distinta desde que vive en Madrid?
–Ya descubrí una Asturias diferente cuando fui consejero, una Asturias muy dinámica, con muchas empresas y gente que sabe hacer las cosas bien y que uno ni se imagina. Es verdad que tenemos, a veces, una idea demasiado derrotista de nosotros mismos. Asturias no tiene menos posibilidades o potencialidades que ningún otro territorio de España y tiene más que muchos, más que la mayoría. Grandes ventajas como tener costa, los puertos, un gran atractivo turístico. No tiene los problemas de congestión que puede tener Madrid, con los precios salvajes de la vivienda, aquí se gana un poco menos, pero el sueldo cunde más, hay una tranquilidad distinta. Quizás no se ofrezcan las mismas posibilidades que en algunos sitios, aunque muy contados, Madrid, básicamente, pero hay otras ventajas.
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–Entró en Sepides en diciembre de 2023. Como gijonés, entiendo que una de sus preocupaciones fue averiguar en qué punto estaba la operación para entrar en el capital de la ZALIA, financiar la subestación eléctrica y comercializar el suelo. ¿Qué se encontró y por qué no fructificó esa posibilidad?
–Igual había cierta confusión respecto a lo que puede hacer Sepides. Somos más bien un agente urbanizador que funciona donde tenemos suelo, como el heredado del antiguo INI, entonces, actuamos poniéndolo en valor, o donde hay un proyecto estratégico, de una importancia clara, pero que ya está decidido. Ahí hacemos de agente urbanizador para que ese proyecto vaya más rápido, como puede ser el caso de la fábrica de baterías de Sagunto. Vino Volkswagen, se quería instalar allí, tenía la inversión, ayudas, el proyecto estaba cerrado, entonces Sepides entra, expropiamos los suelos... pero con un proyecto detrás. Nosotros nunca buscamos proyectos, pero estamos abiertos a colaborar con la ZALIA, no lo descartamos en absoluto, pero entendiendo que nuestra labor es más bien la de desarrolladores.
–¿Qué tendría que pasar para que se diera esa colaboración, que haya ya un proyecto?
–Sí, si mañana apareciese un proyecto o algo que hacer allí en concreto, nosotros podríamos hacerlo.
–También se barajó su participación en la ampliación del Parque Científico y Tecnológico de Gijón.
–Sí, pero allí no se daba ninguno de esos dos casos. Sepides está en Asturias más presente que en otros sitios y parece que valemos para casi todo.
–Dice la alcaldesa de Avilés, Mariví Monteserín, que prácticamente la mitad de la ciudad es de Sepides. ¿Qué plazos manejan para iniciar la descontaminación y urbanización del suelo de las baterías?
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–Se está haciendo el estudio para ver exactamente cómo van a ser las labores de descontaminación. Falta culminar los trámites urbanísticos y el informe de la CUOTA, pero esperamos que sea este mes. Ya está el de Costas y luego falta la aprobación definitiva de los cambios urbanísticos en el Pleno del Ayuntamiento de Avilés. Pensamos que esto ya sería a primerísimos del año que viene y que para primavera estén todos los trámites urbanísticos, incluida la reparcelación y ya podríamos empezar a comercializar el suelo. En paralelo vamos a hacer la descontaminación a lo largo del año que viene y también el proyecto de urbanización.
–¿Cuándo estarían las parcelas disponibles para las empresas?
–Una vez urbanizadas, seguramente, bien avanzado 2026.
–¿Han abordado con el Ayuntamiento avilesino la situación del aparcamiento del Niemeyer para abrirlo de continuo?
–Estamos trabajando en ello.
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