El plan verde de Arcelor avanza al ralentí tres años después de su anuncio oficial
Este sábado se cumple el aniversario de la visita de Lakshmi y Aditya Mittal a Gijón en la que trazaron junto a Sánchez la ruta de las plantas asturianas
Fue un 13 de julio de 2021, aún en plena pandemia, como demuestran las mascarillas y los saludos con escaso contacto que protagonizaron el encuentro. ... Entonces, en la planta gijonesa de Arcelor, los máximos responsables de la siderúrgica, su presidente, Lakshmi Mittal, y su consejero delegado, Aditya Mittal, dibujaron la ruta prevista para las factorías asturianas. Lo hicieron junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que se comprometió a ofrecer todo el apoyo posible a un proyecto de descarbonización que elegía el camino más complejo y ambicioso de los dos con los que contaba el grupo: la transformación de la acería de Gijón en una de carácter eléctrico e híbrido y la construcción de una planta de reducción directa del mineral de hierro (DRI) para abastecerla, de forma que se pudiera prescindir de un horno alto y que las instalaciones asturianas siguieran manteniendo una producción integral desde el mineral de hierro. La otra ruta que barajaba la multinacional, y que ahora gana enteros en su estrategia en Europa, pasaba por la captura y reaprovechamiento del CO2.
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Más de medio año antes de aquel anuncio, EL COMERCIO ya desvelaba que el Ejecutivo y Arcelor querían convertir en una acería verde la de Gijón. Sin embargo, la ambición del proyecto presentado llegó a sorprender, ya no solo por los más de 1.000 millones de euros de inversión que se requerían. El hecho de que necesitara también un importante desarrollo tecnológico para completarlo y contar en menos de un lustro con un suministro de hidrógeno verde a precios competitivos, cuando nadie había planteado hasta entonces una posible red de hidroductos –lo haría tiempo después Enagás–, parecía de una complejidad extrema. Ni siquiera con la ayuda comprometida por el Gobierno, que ya se planteó entonces que supusiera la mitad del coste del proyecto.
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Anuncio del plan de descarbonización
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13 de julio de 2021
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Lakshmi y Aditya Mittal se trasladan a Gijón Junto con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anuncian el plan de descarbonización, que incluye una acería eléctrica híbrida y una planta de reducción directa del mineral de hierro, y firman un memorando de entendimiento.
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Autorización por parte de la UE de la ayuda de Estado
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Febrero de 2023
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Arcelor recibe la aprobación por parte de la Comisión Europea de una ayuda de Estado por 460 millones de euros del Gobierno para acometer el proyecto de la planta de DRI, cifrado en su momento en unos 1 000 millones de euros. El Consejo de Ministros la dejó en 450.
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Arcelor aprueba la inversión para la acería de Gijón
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Julio de 2023
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La siderúrgica dio un paso de gigante para avanzar en su plan verde con la aprobación por parte del comité de inversiones de la construcción de un horno de arco eléctrico para la acería de Gijón Se prevé que permita producir acero verde destinado a los trenes de carril y alambrón.
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Contratación del horno eléctrico híbrido
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Noviembre de 2023
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Arcelor contrata a la ingeniería vasca Sarralle la obra del horno eléctrico híbrido La acería se transformará para poder dejar de usar arrabio procedente del horno alto y emplear, en su sustitución, diferentes mezclas de chatarra, hierro de reducción directa (DRI) y hierro en briqueta caliente (HBI).
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Inicio de las obras de la acería eléctrica
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Mayo de 2023
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Arcelor inicia oficialmente la obra de la acería eléctrica, pero tiene bloqueada la planta de DRI El Gobierno se compromete a mantener la ayuda de los 450 millones y el proyecto tiene los permisos ambientales necesarios, pero la multinacional duda sobre su viabilidad económica.
Tres años después, a pesar del intenso trabajo realizado por el equipo de descarbonización asturiano, el plan presentado aquel día avanza al ralentí.
El pasado mes de mayo se iniciaron las obras para instalar en la acería de Gijón un horno eléctrico híbrido. Se trata de la primera fase del proyecto, y la menos ambiciosa. Supondrá una inversión de más de 200 millones de euros, frente a los 130 que se anunciaron en julio de 2021, e implicará que la factoría pueda dejar de utilizar el arrabio del horno alto para producir acero y, en su lugar, emplear diferentes mezclas de chatarra, hierro de reducción directa (DRI) y hierro en briqueta caliente (HBI). El objetivo es que esté plenamente operativa a mediados de 2026.
Ya en el anuncio, se avisó de que podría comenzar a funcionar con DRI importado, hasta que la planta que lo produjera estuviera lista, algo que se preveía para más adelante, pero lo que no se esperaba es que este segundo proyecto quedara de momento aparcado. Tampoco que todo el plan se retrasara como lo ha hecho.
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La propia pandemia y las crisis posteriores, desde la geopolítica a la inflacionaria y el alza de tipos de interés no han ayudado. Tampoco el más de año y medio que dedicó la Comisión Europea a autorizar las ayudas de Estado y mientras, se percibía cómo el proyecto era incluso más complejo de lo inicialmente previsto. Las piezas del rompecabezas dejaron de encajar.
La ayuda de Estado para construir la planta de DRI se percibió pronto como insuficiente. Porque más allá de ponerla en marcha, sus costes de operación se ven inviables para ofrecer un acero a precios competitivos.
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HyDeal
HyDeal, la alianza creada para desarrollar la producción y suministro de hidrógeno verde a Arcelor y Fertiberia, también fracasó. El objetivo de lograr un precio de 1,5 euros el kilogramo tardará en llegar. Y eso que, tras la invasión por parte de Rusia de Ucrania y el deseo de la Unión Europea de independizarse de los combustibles fósiles rusos, este vector energético ha ganado protagonismo. De hecho, Enagás, que formaba parte de HyDeal empezó pronto a desmarcarse de la red que se había diseñado para plantear una mucho mayor, que dé servicio a buena parte de España y se una con otras en Portugal y Francia y llegue incluso a Alemania. Sin embargo, no estará a tiempo para las necesidades que requiere la siderúrgica para su planta de DRI. Igualmente, esta contaba con un plan 'B', funcionar durante un tiempo con gas natural, pero el conflicto en Ucrania disparó los precios de este combustible y obligó a parar la planta piloto que Arcelor tiene en Hamburgo. Las alarmas empezaron a sonar. ¿Se podría garantizar su viabilidad futura con los precios del gas y la electricidad tan inestables? Además, las ayudas solo están ligadas al consumo de hidrógeno verde. Mientras, los proyectos de las plantas de DRI anunciadas por la multinacional en media Europa –tiene también proyectos en Francia, Bélgica y Alemania– esperan una decisión por parte de la multinacional. Alguno saldrá adelante, ya no se espera que todos. Si quedan aparcados no tendría por qué ser una decisión definitiva, sino una espera necesaria para el desarrollo tecnológico y de costes. Igualmente, el impacto puede ser enorme en cuestión de empleo, ya que lo que parece irremediable es el apagado de un horno alto, el 'A', y un sínter, el 'B', en el medio plazo.
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