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E. C. .

Un maestro en el esprint electoral

Manuel Iñarra. Profesor, ciclista, futbolista, entrenador. El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Principado tiene el reto de recuperar votos perdidos

Chelo Tuya

Gijón

Miércoles, 17 de mayo 2023, 01:25

No le va a votar. Lo dice de forma contundente. Y aporta dos motivos de peso para tal aseveración. En primer lugar, porque aún no tiene edad para hacerlo (estudia quinto de Primaria). En segundo, y más importante, «porque no quiero perder a mi profe».

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Ella es alumna del colegio público Benedicto Bembibre, de Lada, donde Manuel Iñarra (Gijón, 1971) ejerce de profesor de Religión. Lo hace dos días a la semana, ya que como maestro rural, con plaza en el Colegio Rural Agrupado (CRA) de La Hueria de Carrocera, en San Martín del Rey Aurelio, le toca rotar por centros.

INFANCIA. Manuel Iñarra haciendo cumbre con sus padres, Manuel Iñarra (fallecido en noviembre) y Agustina Fernández.

De hecho, la alumna de quinto no es la única que piensa así. «En el colegio tenemos unas prácticas de radio y los críos le hicieron estos días una entrevista. En ella quedó claro que no quieren que se vaya». Lo dice alguien que lo sabe bien puesto que dirige el centro educativo de Lada y, entre bromas y veras, reconoce Águeda Almaraz que «a todos nos gustaría que siguiera en la plantilla, ya que es un profesor que conecta muy bien con los alumnos y que aporta muchísimo».

JUVENTUD. Manuel Iñarra, de joven, con el equipamiento de uno de los clubes de fútbol de los que formó parte.

Una conexión con los más jóvenes que no le ha llegado a Iñarra con la madurez: «Es un aglutinador nato». «Ha sido el entrenador que más nos marcó. Nos entrenaba, pero, además, nos educaba en valores y nos ayudaba si hacía falta».

Lo aseguran Jorge Uría, amigo desde escolar «ambos estudiamos en el Codema (Colegio Corazón de María de Gijón)», aunque luego Iñarra culminó sus estudios en la Universidad Laboral, y Nacho Pesquera, hoy fisioterapeuta, pero hace pocos años uno de los muchos guajes a los que Iñarra entrenaba. «A nosotros nos entrenó en el Colegio La Asunción, de Gijón», precisa.

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PASIÓN. Manuel Iñarra, en plena ascensión a La Farrapona con el equipo ciclista que forma con sus amigos.

Ambos coinciden en el talante conciliador del candidato de Ciudadanos. «Siempre nos entrenó en el juego limpio y, desde luego, era el entrenador con el que más hablábamos. Su dedicación iba más allá del campo. A mí me llevaba a entrenar», recuerda Nacho Pesquera. «Si algo caracteriza a Lolo es el diálogo. Y las ganas de dar solución a los problemas», resume Jorge Uría.

Y para él, la mayor prueba de esa vocación «de servicio público, de solucionar los problemas» es el paso que ha dado. Porque todos tienen claro que ser candidato a la Presidencia del Principado no era la primera opción de Iñarra. Como no lo fue en su vida laboral empezar trabajando en la elaboración de encuestas, luego en una asesoría, más tarde en la base de la compañía Spanair en Asturias o en una empresa metalúrgica antes de alcanzar el trabajo con el que siempre soñó: maestro rural.

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Pues en política, parecido. Pública es la situación convulsa que vive la formación naranja, con diputados aún con cargo en la Junta, pero que ya figuran en otra lista electoral, la del PP y con un hoy excoordinador autonómico que nunca renunció a su cargo, pese a que ya estaba claro que sería el número dos del candidato popular a repetir en la Alcaldía de Oviedo.

Para evitar que la fuga de nombres lo sea también de votos, «Lolo decidió dar un paso al frente y hacer lo que tenía que hacer», sentencia Jorge Uría, quien ya sabe la vocación política de su amigo, porque con él comenzó.

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«Cuando UPyD empezó, yo invité a Lolo a participar. Y ya se quedó». Tanto que estuvo en la transformación de aquel partido en el actual Ciudadanos y ha seguido en la formación naranja contra viento y marea.

Cada caleya y cada curva

Y eso «sin perder la ilusión», remacha Jorge Uría. Una visión optimista de la vida vinculada a la práctica continua del deporte a lo largo de su vida. Una práctica marcada en su ADN, porque parece difícil pensar que el hijo de Manuel Iñarra de Diego, histórico del Grupo Ensidesa de Montaña, un deportista completo (fútbol, ciclismo, montañismo), que pisó todas las cumbres de Picos de Europa y algunas de las principales del continente, no fuera, a su vez, un clon de su padre.

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Uno al que Manuel Iñarra hijo añora cada día, porque un infarto haciendo, precisamente, una ruta de montaña puso fin fulminante en noviembre pasado a 80 años de vida. Por él hizo Magisterio, en la especialidad de Educación Física, y por él se ha pateado todas las cumbres asturianas, así como recorriendo en bicicleta «cada caleya, cada carretera y cada curva de Asturias», dice Pesquera.

Lo sabe bien, pues ambos salen cada sábado «con un grupo de amigos» a realizar rutas ciclistas. Porque de ser un guaje al que Iñarra entrenaba, «ahora somos amigos. Hacemos deporte juntos porque, ya digo, estar con Lolo es crecer como persona».

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Un crecimiento que literalmente Uría hizo con Iñarra. «Desde el colegio nos hicimos muy amigos, un grupo muy sano que hacía las cosas que hacían los chavales en aquel momento: salir a tomar algo, buscar novia, ir de camping...» bromea.

Tomar, tomaron algo «y lo segimos haciendo». Novia encontró Iñarra y con ella tuvo una hija, hoy adolescente a la que adora tanto como quiere preservar su intimidad. Incluso intentaron disfrutar del turismo en un camping. Intentaron.

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«Fuimos a Santander, con una tienda de campaña que nos había prestado un amigo. A ver, unas tiendas de las de antes, con mil varillas, nada que ver con las de ahora, que se montan casi solas. Cuando llegamos al camping nos dimos cuenta de que nuestro amigo era un poco desastre, porque a la tienda le faltaban muchas piezas. No obstante, a esa edad no nos importó dormir al raso».

Un hombre, tres nombres

Excursiones sigue haciendo ahora, pero de otra forma. De hecho, ni se llaman así, «son salidas didácticas, que aunque lo llamen excursiones, las salidas con los alumnos no son fáciles», apunta entre risas Águeda Almaraz. Recuerda ella que hacer ese tipo de rutas con Iñarra «es muy didáctico. Los críos lo pasan muy bien con él a la vez que aprenden».

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Un aprendizaje que va más allá de los libros. «Dialoga mucho con los alumnos, les plantea situaciones sobre las que debatir, opinar, hace que todos participen», señala Almaraz, mientras Pesquera recuerda que «se fija mucho en cómo se encuentra cada crío. A nosotros nos entrenaba de adolescentes y a esas edades, ya se sabe, las cosas te afectan de una forma diferente. Lolo siempre estaba pendiente para ver si algún chaval tenía problemas».

Recuerda a compañeros suyos «a los que Lolo ayudó mucho», de una forma absolutamente desinteresada. «Porque es una persona que se vuelca en encontrar solución a los problemas», insiste Uría. Es él quien admira «la capacidad de liderazgo que tiene Lolo», una de la que, cree, «ni él mismo es consciente. Pero, en el grupo de amigos, siempre era él quien abría un debate», eso sí, «siempre desde la cordialidad y en la búsqueda del entendimiento».

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No obstante, no todo es armonía. Hay un aspecto de Iñarra en el que hay discrepancia absoluta entre sus amigos y compañeros de Gijón y en los homólogos de Lada. «Para nosotros es Lolo», aseguran los primeros. «Aquí siempre ha sido Manuel o Manu, que es como le llaman todos sus alumnos». Tres nombres para una personalidad polifacética que lo mismo da una clase de religión, que entrena a un equipo de fútbol como coge la bici y se lanza a hacer kilómetros como si no hubiera un mañana. Y que ahora se marca el esprint de lograr la Presidencia del Principado.

«Es mi lápiz de profe, el de toda la vida, el de siempre»

Todos hemos tenido uno. O muchos. Es el de toda la vida. El amarillo de rayas negras coronado con un 'sombrerito' rojo que no es otra cosa que el indicativo de la marca Staedtler para fijar la dureza del grafito de sus lápices.

«Es mi lápiz de profe, el de toda la vida, el de siempre», dice Manuel Iñarra de un objeto que, reconoce, ha sido su eterno compañero. Llegó a sus manos casi a la vez que un balón, pero antes que la bici. Y ha seguido en ellas cuando lo del balón quedó relegado por la bici y sigue en ellas cuando las dos ruedas son solo para los ratos de ocio.

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El candidato de Ciudadanos a la Presidencia del Principado es profesor por vocación. Sus alumnos le prefieren de profe antes que de presidente. Para saber las preferencias de los votantes hay que esperar al próximo día 28.

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