Elecciones autonómicas en Asturias
Más de la mitad de los votantes cree que un cambio en el Gobierno asturiano sería positivoEl empleo, la industria, la fiscalidad, la sanidad y la demografía, temas que más preocupan
Hacía cuatro legislaturas que el resultado de unos comicios en Asturias no presentaba opciones claras para el bloque de la derecha. En aquel momento, ... el recién constituido Foro se hizo con el Gobierno regional, con 16 escaños frente a 15 del PSOE, que concurría con Javier Fernández por primera ocasión. Ganó Fernández en votos, pero el sistema de circunscripciones le dejó por detrás en diputados, y Foro gobernó unos meses sin lograr aprobar sus primeros presupuestos, lo que supuso un adelanto electoral y el retorno del PSOE al palacio de Presidencia de Suárez de la Riva.
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Desde entonces, un desplome tanto de Foro como de PP, en particular en el caso del primero a partir de 2015, ha dejado a la derecha siempre lejos de darle la vuelta al color del Gobierno autonómico en Asturias. En 2012, con Mercedes Fernández a la cabeza, el PP se quedó en 10 diputados, y repitiendo con ella en 2015 fueron 11 los escaños. Con Teresa Mallada en 2019 el PP volvió al fondo electoral de los 10 escaños, en un Parlamento con representación de hasta siete formaciones políticas y en el que cuatro de ellas superaban el 10% del apoyo en las urnas (el PSOE, con el 35,3%; el propio PP, con el 17,5%; Ciudadanos, con el 14% y Podemos, con el 11%).
Todo apunta, y así lo refleja la encuesta de Gad3 para EL COMERCIO que se publicó ayer en este periódico, a que el voto volverá a concentrarse en menos fuerzas en los comicios del próximo día 28 de mayo. Ciudadanos, en la práctica, desaparece, al pasar del 14% de votos de 2019 al entorno del 1,3%. Pierde casi 13 puntos, equivalentes casi -aunque no traspaso directo- a los que gana el PP, que pasa a tener un 31,9% de los votos.
Por otra parte emerge Vox,rozando el 10% de los votos, lo que le sitúa en el entorno de los 4 diputados, mientras que ni Foro ni Podemos se hunden completamente pese a las crisis internas que han vivido, que aún colean. La encuesta otorga a Foro aún un diputado, y dos a Podemos. En resumen, los dos bloques, izquierda y derecha, se encuentran muy igualados, y la campaña puede ser la piedra de toque para que unos consoliden la exigua ventaja que tienen (1,3 puntos suma más el bloque de la izquierda que el de la derecha) o bien los otros consumen el volteo a la situación.
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Todo esto es reflejo, pero también síntoma, de que las cosas no han ido todo lo bien que hubiera sido deseable durante los últimos cuatro años. El lastre de la pandemia de covid y de la guerra de Ucrania, para unos, o una mala gestión en el Gobierno regional, para otros, han llevado a que más de la mitad de los asturianos consideren positiva, según se refleja en la encuesta, la opción de cambiar de Gobierno, sin que ello signifique que el 50,8% de los encuestados que avala esta opción apuesten todos ellos porque sea un Ejecutivo del bloque de centro y derecha el que dé el relevo a Barbón. De hecho, nada menos que el 27% de los votantes del PSOE apoyarían un cambio, al igual que el 36% de los de Podemos y el 30% de los de IU. En el otro lado, lógicamente, el apoyo es masivo. Un 86% de los votantes del PP en 2019 verían positivo el cambio, y el 89% de los de Foro y el 94% de los de Vox, dándole argumentos al equipo de Diego Canga para apelar al 'voto útil'.
Mayor rechazo empresarial
Puestas así las cosas, la encuesta de Gad3 para EL COMERCIO, cuya primera entrega se publicó ayer, muestra un notable deseo de cambio en la gestión gubernativa autonómica. De media, un 50,8% de los encuestados considerarían positivo un cambio de gobierno, pero que en la práctica sean un poco más de la mitad no significa que la otra mitad esté satisfecha. De hecho, son un 27,9% los encuestados que consideran que cambiar de gobierno en Asturias sería negativo, mientras que un 10,7% lo considera indiferente y casi otro tanto, un 10,6%, no se define.
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Tomados por sexo, por grupo de edad, por nivel de estudios, por situación laboral y por municipio de residencia, los resultados son bastante homogéneos, con algunos picos relevantes, pero lejos de cuando se analizan los resultados en función del voto que recuerda haber emitido cada encuestado en los comicios de mayo de 2019.
Vamos por partes. Son más los hombres que las mujeres que apuestan por un cambio. El 54% de ellos y el 48% de ellas, mientras que lo verían negativo el 26% de ellos y el 30% de ellas.
Por rango de edad y por estudios es donde los resultados son más homogéneos, quizá destacando que los asturianos de entre 30 y 44 años son los que menos apuestan por un cambio de gobierno.
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Donde sí se percibe más incomodidad es en determinados sectores laborales. Con mucha diferencia, son los autónomos y empresarios quienes abogan con más claridad por un cambio de gestión. Hasta un 59% apoyarían un relevo rupturista, mientras que solo el 17% lo considerían negativo. 42 puntos de diferencia que tienen un significado claro, máxime cuando tanto PSOE como el bloque de la derecha suelen referirse a los emprendedores como la locomotora de la región.
Curiosamente, trabajadores del sector privado y parados coinciden en las cifras de rechazo, mientras que la opinión es mucho más tibia entre estudiantes y personas que se dedican al trabajo doméstico no remunerado.
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Por último, resulta significativo que gijoneses y ovetenses, pese a ser municipios con resultados históricos claramente diferenciados, prácticamente calcan su rechazo y su apoyo al Gobierno de Barbón. Ambos superan con creces el 50% de crítica a su gestión, y apenas uno de cada cuatro ciudadanos en las dos principales ciudades de Asturias verían negativo que Barbón pasase a ser de presidente a líder de la oposición.
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Los encuestados, que en cuanto a la necesidad de cambio de gobierno arrojaban un 10,6% de indefinición, sí que tienen mucho más claro si la región ha mejorado o no. Solo un 1,3% se refugian en la ausencia de respuesta, mientras que un 53,2% cree que Asturias está peor que hace cuatro años; un 21,9% dice que sigue igual, y un 23,6% estima que ha mejorado, menos de los que considerarían negativo un cambio de gobierno.
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Dicen que las cosas son del color del cristal de las gafas de quien mira, y en este caso es palmario. Solo hay más encuestados que creen que Asturias ha mejorado entre los votantes socialistas de mayo de 2019 y entre los trabajadores de las Administraciones públicas. En el primer caso, un 43% de los socialistas postula que la región ha mejorado tras cuatro años de gobierno del equipo de Barbón, pero son solo 9 puntos más que los socialistas que afirman o admiten que Asturias ha ido a peor, el 34%. Y un 21% se instala en el 'todo sigue igual'.
Casi reeditan los resultados de los exvotantes socialistas los trabajadores de la Administración Pública. Para ellos la gestión del PSOE ha mejorado la región incluso en un punto más. Un 44% de ellos lo apoyan, mientras que el 33% opina en sentido contrario. Y por su lado, los exvotantes de IU se reparten a partes iguales entre los que ven mejoras y los que piensan que se ha ido a peor. Y hasta ahí. El resto de subgrupos tienen una opinión marcadamente negativa, destacando de nuevo, al margen de los partidos de la oposición, el grupo de empresarios y autónomos, de los que el 61% asevera que la región ha ido a peor y solo un 11% avala la gestión del Ejecutivo de Barbón.
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Por grupos de edad se da una circunstancia, cuando menos, curiosa. Con mucha diferencia, los menores de 30 años son los que mejor ven la evolución de Asturias. Prácticamente empatan quienes la ven mejorada (un 40%) con quienes piensan que ha empeorado (un 41%), mientras la opinión sobre la marcha de la región en los demás grupos de edad va empeorando de forma casi lineal, pero muy abruptamente en el grupo de edad justo superior a los 30 años. Sin embargo, a la hora de apostar por un cambio de gobierno los menores de 30 igualan y hasta superan al resto de grupos. Algo se mueve entre los jóvenes de la región.
Más allá de si la región ha mejorado o empeorado, las preocupaciones de los asturianos se centran, en este orden, en el empleo, el desarrollo industrial, la fiscalidad, la sanidad y la pérdida de población de Asturias, asuntos a los que siguen la atención a las necesidades de los ciudadanos de mayor edad y más dependientes y la situación de los ganaderos y agricultores. Mucho menos preocupados se encuentran por el futuro del sector turístico, el medio ambiente o el modelo político de región.
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