La defensora del consumidor que acampó en el 15M

Criada en el entorno del Ráfaga, la candidata de Cambia Avilés a la alcaldía del Ayuntamiento estudió en el colegio La Toba, entonces llamado Apolinar Hevia, y luego en el instituto Juan Antonio Suanzes porque la familia se había trasladado a la zona del Arbolón. En su cabeza estuvo desde muy joven la idea de licenciarse en Ciencias Políticas porque aquellas inquietudes estudiantiles y las que se ponían sobre la mesa en las comidas familiares, con un abuelo y un padre trabajadores del metal, un sector que hizo de la lucha su bandera durante los años de reconversión industrial y de la marcha de hierro de 1992, habían tomado forma de manera muy clara.

Ciencias Políticas no pudo ser, porque había que salir fuera de Asturias, así que se decantó por Relaciones Laborales. Al graduarse empezó a trabajar en un comercio y comenzó la carrera de Derecho a distancia. Siempre había sentido el gusanillo, sobre todo por todo lo relacionado con el ámbito laboral y, dado que el grado de Relaciones Laborales no le había permitido trabajar en algo relacionado con ello, no le venía mal seguir formándose. Una tónica que, como señala su compañera en la Unión de Consumidores, Yurema Martínez, mantiene. Efectivamente, con el título de Derecho pudo entrar en esta entidad que lucha por los derechos de los consumidores como asesora jurídica. Entró de prácticas en Gijón, luego pasó a la oficina de Mieres y se trasladó a Avilés cuando se abrió la de Presbítero José Fernández en 2018.

«Es cercana, siempre atiende muy bien a quien viene con una reclamación. Y, como compañera, siempre está ahí para ayudarte. Sabe trabajar en equipo y es, además, muy resolutiva», señala Yurema, quien también destaca su sentido de la justicia.

Desde luego Sara se siente afortunada de trabajar en un despacho en el que puede ayudar y luchar por aquellos que se saben víctimas de una injusticia. Pero necesitaba dar un paso más porque ella no sabe estar cruzada de brazos y, además, es «proactiva», refleja Yurema. Para la concejala y portavoz de Cambia Avilés fue algo natural. De repente el descontento social que se manifestaba en el ambiente se materializó en acampadas en las principales plazas de las ciudades de todo el país. Primero en las grandes urbes, después también llegó a localidades como Avilés y Sara, claro, tenía que estar.

En realidad el movimiento del 15M coincidió en el tiempo con su afiliación a la Corriente Sindical de Izquierda (CSI), el sindicato que eligió por considerarlo el más combativo y que no se olvida de sectores minoritarios y menos visibles que el industrial.

No fue de las que acampó hasta el final en la plaza de España porque tenía obligaciones laborales, pero aquello fue como el resorte para situarla en otra esfera. Allí conoció a mucha más gente con sus inquietudes e inició relaciones que seguramente vieron en ella las virtudes que convierte a una persona anónima en una representante política. Se podrá compartir o no la visión del mundo de Sara, pero no se le puede negar la disposición a escuchar y a hablar, a dialogar, gracias no solo a su carácter afable sino también a una sonrisa que es pura invitación.

Pero que no se emocionen y se lancen a trabar relación con Sara porque ella misma se reconoce como la 'chapas' del grupo, siempre sacando algún asunto de calado social o económico para discutir con unas sidras. «¡Qué va!», dice Eva Fernández González, responsable de organización de Podemos en Avilés. «Lo peor no es eso, lo pero son sus audios de WhatsApp interminables. De esos que tienes que escuchar a más velocidad», comenta divertida.

En realidad no puede tener mejor concepto de ella, una mujer con la que siempre se puede contar. «La relación con ella va más allá del partido. Siempre está ahí para todo el mundo. Lo puede decir cualquier militante o cualquier persona que haya ido al Ayuntamiento por lo que sea», indica.

Comprometida, leal y positiva hace honor a los rasgos que definen a los Sagitario como ella. No es de las que pregunta el horóscopo según llegas, pero lo anota mentalmente en cuanto lo sabe. Aún así, folixera por naturaleza, no tienen problema en compartir una sidra con quien sea, aunque sea de la oposición, con quien mantiene muy buenas relaciones. Y el folclore, que también le gusta, lo tiene un poco apartado. Antes iba dos días a la semana al grupo, pero ahora la actividad política apenas le deja tiempo libre para nada. Sin embargo, le merece la pena porque, como reza el lema de su empresa, ella cree que tienen que ser como 'David contra Goliat'. Todo por mejorar la cosas.