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NOREÑA

Restaurante Letual

Noreña alza monumentos al gochín y adora al xatu, pero desde que tuvo tren con el Musel en 1852 también gusta de ñoclas, pixines y chipirones

Jueves, 13 de octubre 2022, 10:47

Se llama Letual porque L' etoile, el original, estaba mal visto cuando Fraga Iribarne, al que debemos la olvidada clasificación por tenedores o el ahora no obligatorio menú del día (aunque cada vez más demandado como ahorro) mandaba en Información y Turismo. Una imposición, ésta de limitar los extranjerismos, que actualmente algunos echamos migayina de menos.

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RESTAURANTE LETUAL

  • Dirección: Avenida Flórez Estrada, 16 - Noreña

  • Teléfono: 985 74 13 81

  • Dirección y sala: Héctor Cueto Villar

  • Cocina: Begoña Asensio

  • Apertura: 1978

  • Descanso: miércoles

  • Menú laborables: 11 euros

  • Media a la carta: 25/30 euros

  • Sidra: Quelo

¿La razón de tan astronómico y gastronómico nombre? El naveto Juan José y la coruñesa Pilar, que se conocieron y enamoraron trabajando en la suiza francófona, deseaban un nombre con sonoridades proustianas, pero hubo que españolizarlo por imperativo legal. Bastó escribirlo según la fonética castellana. Y valió la pena: mire uno el diccionario que mire resulta original y único, un raro logro.

Pasando del nombre al hecho, retornaron y, tras elegir Noreña, abrieron en 1978 su bar sobre otro anterior. Pronto formó parte de la juvenil ruta vinatera, teniéndolo en alta estima quienes por allí gastábamos raíces y pandillas, que además de sidra y pintas ofrecía, por ejemplo, una tortilla con almejas y salsa verde digna de reverencias. O unos callos entre épicos y líricos, invariables hasta hoy en toque y arrebato, que figuran dentro del grupo local de cabecera, y en cuestiones triperas, la Villa Condal debería añadir una cazuela a su escudo.

Nos comenta Héctor: «Mi madre, que ya dominaba a la gallega las mimosas preparaciones del porco, pronto hizo propias las del gochu. Y otro tal con pescados y mariscos. Pero no sólo se adaptó, tampoco dejó de ensayar e innovar».

Ocurrido el lógico traspaso familiar, la carta preservó esencias y amplió presencias: hígado encebollado, cabritu guisado, cebollas rellenas de bonito, pixín en salsa de oricios, merluza a la sidra, chipirones y bacalao de variada fórmula, y gracias marisqueras exaltando productos de práu y cantil: setas rellenas de marisco, manos de gochu rellenas de marisco, lenguado relleno de marisco, bacalao mariscado, pixín en salsa de oricios...

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Héctor, que creció entre copas y mesas pero prefirió trabajar en montajes hasta el estallido de la burbuja («el negocio familiar fue primero un paraguas salvador, ahora una pasión permanente») subraya que los guisos son la más brillante estrella de Letual, algo que su menú del día integra -fabada, pote, fideuá, cocido con moscancia- con saludable acierto. Un acierto necesario que, largamente olvidada la cuchara cotidiana, ha de recuperar su importancia de antaño: ¿Que la crisis energética nos limita la calefacción? Recuperemos las sanísimas legumbres. Unas lentejas con chorizo, además de nutrir cuerpo y memoria, provocan un global calentamiento de nuestros interiores.

Manos rellenas de marisco

Ingredientes

4 manos de gochín, ajo puerro, cebolla, zanahoria, perejil, ñocla (su carne), gambas, harina, aceite de oliva.

Elaboración

1. Quemados los pelos, metemos las manos en agua fría durante 24 horas dentro de la nevera; que suelten sangre e impurezas.

2. Las sacamos, ponemos al fuego, y cubiertas de nuevo con agua fría, hacemos que lleguen a hervir unos cuatro minutos para finalizar su limpieza.

3. Cambiamos el agua y dejamos esta vez que guisen sobre tres horas junto al ajo puerro la cebolla, la zanahoria y el perejil.

4. Mientras tanto hacemos un sofrito con la carne de ñocla, las gambas descabezadas y peladas, y el puerro y la cebolla picadinos, como el huevo crudo.

5. Comprobada su absoluta terneza, sacamos y escurrimos las manos.

6. Las cortamos longitudinalmente en cachopo.

7. Rellenamos el interior de cada mano con el sofrito.

8. Juntadas ambas partes y recompuestas, las rebozamos en harina.

9. Por último las doramos en una sartén con aceite, poco más de un vuelta y vuelta.

10. Las servimos sobre una cama de patatas panadera.

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