Cangas del Narcea
Restaurante LeitariegosGuisos vernáculos entre paredes de cristal que son nuestra historia y, aún así, sorprenden, satisfacen y se bastan para ganar el puerto
Pensábamos descubrir uno de esos establecimientos que, por ubicación, envoltura, cocina y entorno, produce grata diferencia. Pero en las breves semanas transcurridas desde la visita, lo glosó mi amigo Eufrasio Sánchez, ganó el I Premio Nacional al Mejor Pote Asturiano, obtuvo un Solete Repsol, aparece entre los 'Nuevos Valores de Yantar' y hasta la revista ¡Hola! Lo aconseja. Así que en vez de iluminarlo, sólo nos queda agregar otro, y bien humilde, foco.
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El sitio cuenta. La aldea de Leitariegos, entrada, parada y refugio del puerto franqueado por el Cueto de Arbas y las Peñas del Miro, a metros del cambio de provincia, región y vertiente, no de acento ni costumbres, convocaba arrieros y emigrantes ayer, hoy arracima deportistas y excursionistas. Ampliando históricos acogimientos, el edificio acristalado de los Cosmen, mirador y espejo de cumbres, suma porche, interior de altura, techo con tímpanos en cruz y bóvedas interiores de pulida madera adaptando aristas. Y si el sitio cuenta y atrae, sus ofrecimientos le quitan límites.
Restaurante Leitariegos
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Dirección: Calle Puerto de Leitariegos
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Teléfono: 985 056 201
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Propietario y cocina: Héctor Cosmen Martínez
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Segundo: Pepe Cosmen Martínez
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Web: www.facebook.com/R.Leitariegos/
Héctor y su hermano Pepe, fogón y sala, van acumulando aciertos y, como quedó anotado, reconocimientos. ¿Punto de partida? Ser de aquí y oír la llamada ancestral del pote, no obstante formarse como guías de montaña. Respondiendo a tal llamada, Héctor se formó con su tío Antonio Cosmen en Madrid, en la Cruz Blanca de Vallecas, frecuentada por currantes y reyes. E igual que sus antepasados, aguadores y serenos transformados en maestros hosteleros, hizo del oficio arte. Y volvió al puerto. «Necesito la montaña más que comer y no sólo la montaña, mis montañas», enfatiza.
Con ello crea un mundo de tradición próxima (matanza, huerta, embutidos, quesos, pescados valdesanos) donde el vino y el pan vecinales añaden valor y gracia. El premiado pote, la fabada no menos considerada, las verdinas con bacalao y gambas, los callos madrileños que siguen normativa canguesa, el rabo de vaca, la caldereta del pastor, la lengua estofada, el codillo de gochu comarcal, el vacuno del Narcea y, depende del momento, las pertinentes ocurrencias de quien luce juventud, imaginación y ganas.
Luego, o antes, podemos jugar a los bolos vaqueiros, empeñar tres horas hasta el lago, divisar un oso, olvidar que existe el diabólico teléfono, o sencillamente, dedicarnos a la contemplación, que aquí siempre resulta trascendente con el cocido por mandala.
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Receta
Verdinas con bacalao y gambas
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Comensales
Cuatro
Categorías
Guisos y verduras
Ingredientes
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Preparación
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1. Ponemos las verdinas a remojo la noche antes.
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2. Después al fuego hasta que hiervan.
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3. Las retiramos, escurrimos, lavamos bajo chorro frío y cambiamos de agua.
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4. Por otro lado, a una olla con suficiente agua y al fuego, le añadimos el bacalao y las verduras del fondo.
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5. Lo dejamos a fuego fuerte hasta comenzar el hervor.
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6. Desespumamos, bajamos el fuego y dejamos unos veinte minutos.
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7. Transcurrido ese tiempo añadimos las verdinas.
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8. Esperamos el hervor, desespumamos de nuevo y bajamos el fuego al mínimo.
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9. Tapamos y que guise sobre dos horas y media.
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10. Tiernas y suaves, ponemos las verdinas a punto de sal y retiramos el resto de ingredientes.
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11. Troceamos las verduras fino, y las sofreímos en un chorrín de oliva junto con el bacalao en tacos y las gambas peladas.
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12. Tras diez minutos a fuego mínimo para integrarlo, juntamos verdinas y fondo.
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13. ¡Y a disfrutar un guiso de campeonato!
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