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José Manuel García, padre e hijo, junto a María del Pilar González, en su local. J. M. Pardo
CANGAS DEL NARCEA

Restaurante Suiss

El este suizo no se sirven fondues, ni raclettes sino chuletas y chuletones de vacuno nacido, pastado y sellado entre Tebongo y Leitariegos

Jueves, 5 de enero 2023, 11:01

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En Biescas, al norte de Cangas capital, nació Manuel, y en Carceda, aldea próxima, María. Tras tener a José Manuel, y buscando un mejor futuro que el rural o el minero, los circundantes, emigraron a Berna, la capital de la Confederation Helvética, según rezaban los sellos que de allí llegaban: cientos de asturianos teníamos familiares en Suiza durante los sesenta y setenta. Diez años de trabajo y ahorro les permitieron volver y abrir en una alta y pindia calle canguesa, esa ciudad entre colinas (cangas) que parte el Narcea y une su puente colgante, un bar y casa de comidas que llamaron, muy lógicamente, Suiss. Fueron años de vino y rosas. La minería proporcionaba dinero y consumo, y la población, joven y festiva, sumaba el doble.

Pero acabado el maná de la antracita, y ampliado el primer Suiss a la esquina, los padres fueron dejando lo construido en las manos de los sucesores, ayudantes desde los comienzos, y así el primogénito, José Manuel –Manolito– y Pili, su mujer, rigen un templo de carnes rojas, maduras, jugosas y de allí mismo, que por bien tratadas y familiares nutrirían el emocionado recuerdo de Pinín y Rosa, los protagonistas de 'Adiós, Cordera'.

Restaurante Suiss

  • Dirección: Avenida del Acebo, 5 (Cangas del Narcea)

  • Teléfono: 985 811 988

  • Cocina: María del Pilar González Fernández y José Manuel García González

  • Sala: José Manuel García Álvarez.

  • Apertura: 1990

  • Descanso: Lunes

  • Media a la carta: 25/30 euros

  • Sidra: Trabanco y Piñera

Y con la parrillada de leña abundosa, el tierno e ilustrado cachopo, el entrecot de vacuno dorado en superficie y bermellón de interiores, o el chuletón de grosor y tamaño casi inabarcables pero que, burla burlando, acabamos incluso apurando el hueso, sin olvidarnos de unas hamburguesas cien por cien indígenas (ablucante, el queso fundido viene en chute de hipodérmica), desfilan canutillos de cecina con mermelada de pimientos, langostinos regados por chimichurri de la casa (¡todo un toque!), calamares de potera, deliciosas croquetas de jamón ibérico y, cuando toca, ahora por ejemplo, caza: pruébese el medallón de corzo con salsa de chocolate anunciado.

José Manuel, hijo y nieto, que cocina mano a mano con la madre tras estudiar la especialidad en Oviedo, introduce vanguardias y, además, monta picnics en los parajes más recónditos de este concejo aún salvaje en fauna, flora y relieve; aclaremos que posee una empresa de avistamiento de osos para viajeros llamada Bosque Activo, y donde los miradores seleccionados, coronada la experiencia, coloca mesa y comestibles perfectamente imaginables: quesos, embutidos, tortillas, empanadas, bollería dulce y salada... un auténtico catering silvestre.

Y todo sin gluten, que las alergias familiares hicieron tomar conciencia de un problema en aumento que, bien enfocado, apenas exige renuncias.

Cangas de Corias, de las bodegas, de las vacadas y las reciellas, de Arbás y de Muniellos, ya no exporta carbón pero importa admiradores de requexos, horizontes y buenos alimentos.

Croquetas José Suiss

Ingredientes:

100 ml leche entera, 10 gr mantequilla, 5 gr de aceite de oliva virgen extra, 40 gr de harina, 50 gr de jamón Ibérico, sal, pan desmenuzado, aceite de oliva para freír.

Elaboración:

1. Cortamos el jamón Ibérico en taquinos manualmente.

2. Para la bechamel calentamos la leche hasta que hierva, y mientras ésta coge temperatura, fundimos aparte la mantequilla junto con el aceite de oliva.

3. Añadimos al recipiente de la mantequilla la harina, previamente tamizada, y formamos un roux.

4. Añadimos la leche caliente al roux, y detrás el jamón cortado.

5. Removemos para que espese y no queden grumos dejando cueza el mayor tiempo posible sin que llegue a quemarse: así cogerá más cuerpo y sabor del jamón.

6. Reposada, fría y maleable la masa, rallamos una mezcla de panes especiales –incluso nuestros– que hemos endurecido, y tras darles un toque de horno los desmenuzamos manualmente.

7. Cortamos la densa bechamel, amasamos las croquetas una a una, las empanamos y las freímos en abundante aceite de oliva muy caliente; bien doradas las sacamos a un escurridor antes de servirlas.

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