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El perro de la Guardia Civil, Pancho, encuentra un paquete de hachís.

'Explosión' en las fiestas de Contrueces

La Guardia Civil lleva a cabo una exhibición de su trabajo con perros y robots

ÁNGELA S. CIFUENTES

Martes, 23 de agosto 2016, 01:19

Sorpresa en las fiestas de Contrueces, tras la 'explosión' controlada que la Guardia Civil llevó a cabo en el parque de Los Pericones. El cuerpo quiso compartir así con los vecinos del barrio -en el que, precisamente, se asienta la comandancia gijonesa- la jornada final de los festejos. Y lo hizo con dos simulacros muy llamativos de lo que es su trabajo habitual y que dejaron a los cerca de cien asistentes con la boca abierta.

Uno de ellos consistió en la detección de un paquete de droga. El guardia civil del Servicio Cinológico José Ángel Bazaga, acompañado del perro 'Pancho', encontró un paquete de hachís ubicado en el suelo de Los Pericones. «Se trata de colocar ocho cajas vacías en el recorrido y a la vuelta poner el paquete con droga para que el perro la encuentre». Fue una operación muy rápida, ya que 'Pancho' tardó menos de veinte segundos en localizar la droga. La Guardia Civil realiza este tipo de intervención diariamente, sobre todo en el Aeropuerto de Asturias, para revisar los vuelos con paquetería, y en el puerto de El Musel, con los contenedores. También, en los registros de la prisión de Villabona y en los controles de carretera. «Una de las operaciones más importantes de 2016 en Gijón fue la incautación de cinco kilos de cocaína en un vehículo, hace unos meses», recordó ayer Bazaga.

La otra parte de la exhibición de los agentes de la Guardia Civil correspondió a los equipos Tedax, de desactivación de explosivos. Para ello utilizaron a un 'compañero' muy especial, aunque lo cierto es que raras veces recurren a él en su trabajo diario. Se trata de un robot de desactivación construido en Inglaterra, que se usa ante la sospecha de un artefacto terrorista. Se maneja a distancia y puede llegar a cientos de metros. «Su uso no es muy habitual, ya que no suelen existir artilugios terroristas en la región, pero es una herramienta más en la intervención», apuntó Plácido Pérez, jefe del equipo de desactivación de explosivos.

Los Tedax vistieron el traje que utilizan normalmente, que pesa sesenta kilos. «Es muy pesado e incómodo. Sirve para trabajar poco tiempo con él. Lleva un sistema de ventilación y de iluminación que te ayuda mucho», explicó Benjamín Martínez, uno de los miembros del equipo de los Tedax.

En su día a día, una de las intervenciones más habituales es la desactivación de artefactos explosivos, sobre todo relacionados con la Guerra Civil. Cada año se realizan entre ochenta y cien operaciones de este tipo. «Encontramos municiones, granadas o bombas de aviación en casas viejas que son restauradas», detalla Plácido Pérez. «Cuando estamos en momentos tan tensos y con el miedo en el cuerpo, no pensamos en nada. Solo estamos concentrados en ponernos a salvo y en desactivar el artefacto», concluye.

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