Principado y Ayuntamiento de Gijón negocian limitar el tránsito a los coches en días de contaminación
Valoran que el protocolo contra la polución impida el acceso a los que más emiten, encarecer la ORA y abaratar el bus en los días con el aire más sucio
RAMÓN MUÑIZ
Miércoles, 29 de marzo 2017, 01:22
El pasado año, el Principado presentó una autopsia a la contaminación del aire gijonés, trabajo que descubrió la existencia de dos mundos diferentes en el concejo. En la zona rural la polución por micropartículas de tipo PM10 (el principal problema de la región) procede fundamentalmente de la industria. Monteana es el mayor ejemplo, pues el 84% de la materia líquida y sólida que flota en esta barrio de Fresno procede de las factorías del entorno. En la zona urbana los resultados son completamente distintos. Ahí es el tráfico el que manda, con una presencia media del 55%. El 69% de las micropartículas recogidas en Hermanos Felgueroso salieron de los tubos de escape de los vehículos, en la avenida de Castilla tienen el mismo origen el 63% de las PM10 y en Constitución suponen el 52%.
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Establecido el diagnóstico, Principado y Ayuntamiento están preparando su receta. Con el apoyo de la Administración central, avanzan un nuevo protocolo que marque cómo deberán reaccionar ciudadanos y empresas en función del volumen de contaminación de cada momento. Entre las novedades de este nuevo paquete de medidas, habrá un lote dirigido a «potenciar el transporte público y la posibilidad de restringir a los vehículos menos ecológicos, los más contaminantes», avanzó Elena Marañón, la directora general de Prevención y Control Ambiental del Principado.
En los momentos de mayor polución, tres son las medidas que están en estudio: cerrar el acceso a la ciudad a los vehículos que más ensucian el aire, abaratar en esos momentos el precio del autobús interurbano e incrementar también las tarifas de la Ordenanza Reguladora de Aparcamiento (ORA), es decir, la zona azul.
Las soluciones «no se valoran para una situación general, pero sí en situaciones concretas en las que incluso se podría prohibir la entrada de estos vehículos», indicó Marañón. Para ello, la referencia serían los distintivos medioambientales que la Dirección General de Tráfico (DGT) está distribuyendo entre los conductores desde el pasado año. «Todos estamos ahora fichados por la DGT. En función de la matrícula ya te dice el volumen de contaminación que emiten», indica la directora general.
Cuatro son los adhesivos que se están distribuyendo, y que clasifican al 50% del parque automovilístico nacional más eficiente. La mejor categoría es la pegatina azul, para vehículos sin emisiones (eléctricos). Luego están la 'Eco', para motores híbridos. La verde con una 'C' distingue a los turismos y furgonetas de gasolina posteriores a 2006 y a los diésel fabricados tras 2014. Por último, están los de distintivo amarillo con letra 'B', para coches de gasolina posteriores a 2000 y diésel desde 2006.
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A lo largo de este año la DGT remitirá a todos los propietarios el adhesivo correspondiente, cuya colocación en el vehículo no es, por ahora, obligatoria. La mayoría de los propietarios, sin embargo, no recibirán pegatina alguna, lo que supone que «son los más contaminantes», desgrana Marañón.
Un sistema «más lógico»
Recurriendo a estas categorías «se puede jugar con las restricciones», plantea la directora general de la Consejería de Medio Ambiente. La catedrática considera que discriminar en función de las emisiones «puede ser más lógico que penalizar los días de contaminación a las matrículas pares o impares, que es otra fórmula que también se usa en otras ciudades».
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La clasificación establecida por la DGT terminaría por afectar a la mayoría de los conductores de la región. Según sus estadísticas, el 58,7% del parque móvil lo componen turismos a los que no se entregará distintivo alguno. Son 408.857 los vehículos que podrían así encontrarse con el acceso a la ciudad vetado, so pena de multa, los días de sol y ausencia de lluvia y viento, condiciones que provocan que las micropartículas PM10 se estanquen en el concejo. «Son un porcentaje elevado del parque, por eso lo estamos barajando y estudiando en combinación con otras medidas», aclara.
Ahí es donde entraría la promoción del transporte público, abaratando las tarifas. «Gijón lo puede tener, porque la empresa de autobuses es municipal, como Mieres. En otros concejos este tipo de medidas dependerían del Consorcio de Transportes de Asturias», matiza. Para desincentivar el uso del vehículo entre los propios gijoneses es para lo que se calibra la posibilidad de encarecer la ORA en función de los niveles de polución.
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Este recetario se está contemplando también para los protocolos de actuación que se perfilan para Avilés y Oviedo, aunque con matices. «Vamos a tener medidas comunes a todos, pero la realidad de Avilés no es la de Gijón ni la de Oviedo. Habrá que adaptarlas a cada ciudad», agrega Marañón.
La directora general celebró ayer su cuarta reunión con las administraciones central y local para terminar de perfilar el decálogo gijonés, cuyo borrador espera tener listo en abril, para someterlo a consultas y la aprobación final. En caso de consenso, las restricciones podrían por tanto entrar en vigor este mismo año.
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En materia de tráfico, los actuales protocolos se limitaban a incluir restricciones al aparcamiento, la carga y descarga, iniciativas que sus sucesores mantendrán.
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