El Banco de Gijón crece

Las otras dos sucursales se asentaban, ya previamente, en La Calzada y en la avenida de Fernández Ladreda (y la central estaba en el número 1 de la calle de los Moros, con un local ahora en medio de unas importantes obras de mejora). Además, había más en Oviedo, Avilés, Luanco, Mieres, Panes, Sama de Langreo y Villaviciosa, y «una agencia urbana en el populoso barrio avilesino de Versalles, teniendo prevista para fecha próxima la inauguración de nuevas sucursales en Cangas del Narcea, Luarca y Llanes».

Se anunciaba, en EL COMERCIO, la modernidad y el atractivo de las nuevas instalaciones, «en las que se ha sabido combinar el confort y la belleza con el sentido funcional y práctico que debe presidir unas oficinas creadas para el mejor y más rápido servicio al público». «El Banco de Gijón, siempre fiel a sus clientes», rezaba el eslogan de una entidad en auge.

Ahora, la entidad quería a «responder con hechos» a esa frase, y de ahí todo: pronto se abrirían nuevas sucursales en Cangas del Narcea, Luarca y Llanes, donde el cliente encontraría «el mismo espíritu de servicio, el mismo deseo de ser útil dentro de las numerosísimas actividades que un Banco puede desarrollar en favor del público». Así lo contamos tal día como hoy, pero de hace 50 años, en nuestra novena plana, con fotos incluidas. Ahora, la elección estaba en el consumidor.